
El círculo de confianza de Putin en tiempos de crisis: los asesores de línea dura a quienes escucha el presidente ruso
Entre las personas que aconsejan al mandatario se encuentran el ministro de Defensa y el director de los servicios de seguridad, entre otros. A muchos de ellos los conoce desde su época en el KGB.

En medio de las tensiones entre Rusia y Ucrania, el Consejo de Seguridad de la ONU va a utilizar el encuentro de hoy para discutir las crisis en torno a Kiev a pedido de Washington que, junto a sus aliados de la OTAN, aumenta sus esfuerzos para disuadir a Moscú de invadir a su vecino.
Estados Unidos convocó la reunión la semana pasada para discutir el enfrentamiento sobre Ucrania, buscando ejercer presión internacional sobre Rusia para negociar sus preocupaciones sobre la seguridad europea entre diplomáticos en lugar de en el campo de batalla.
“El Consejo de Seguridad está unificado”, dijo la embajadora de Estados Unidos, Linda Thomas-Greenfield, en el programa This Week de ABC News. “Nuestras voces están unificadas para pedir a los rusos que se expliquen”, añadió.
Por otro lado, Estados Unidos ha elaborado sanciones contra el círculo íntimo del Presidente ruso, Vladimir Putin, y sus lazos con Occidente, mientras Washington amplía la lista de sanciones financieras que está dispuesto a imponer si Rusia invade Ucrania. Así lo señalaron fuentes del gobierno estadounidense al diario Financial Times, las cuales indicaron que se había desarrollado una lista de personas y familiares que serían sancionados en coordinación con los aliados de Estados Unidos como parte del esfuerzo por castigar al mandatario ruso en caso de un ataque.

“Los individuos que hemos identificado están dentro o cerca de los círculos internos del Kremlin y juegan un papel en la toma de decisiones del gobierno o son, como mínimo, cómplices del comportamiento desestabilizador del Kremlin”, dijeron funcionarios estadounidenses.
Los funcionarios de la administración no nombraron a los oligarcas rusos y familiares, pero dijeron que muchos eran “objetivos particularmente vulnerables debido a sus vínculos financieros más profundos con Occidente”.
“Las sanciones los aislarían del sistema financiero internacional y garantizarían que ellos y sus familiares ya no podrán disfrutar de las ventajas de estacionar su dinero en el oeste y asistir a universidades occidentales de élite”, dijeron altos funcionarios de la administración de Joe Biden.
¿A quiénes escucha Putin?
El despliegue de tropas y equipamiento en la frontera con Ucrania ha despertado los temores sobre una posible invasión rusa. Hasta ahora Occidente ha tratado de descifrar las verdaderas intenciones de Putin en este sentido, ya sea si se trata de acciones para detener la posible expansión de la OTAN o si existen motivos históricos.
“En los últimos años, la naturaleza de la Rusia de Putin ha cambiado drásticamente, junto con su propia imagen. En años anteriores, Putin actuó como líder de un Estado geopolíticamente vulnerable, rodeado de jugadores más poderosos y hostiles. Rusia desempeñó el papel de una nación agraviada y oprimida que buscaba la justicia geopolítica, rehén de circunstancias creadas e influenciadas por otros. Ocasionalmente, puede atreverse a aprovechar la ventaja cuando Occidente se mantiene al margen, como sucedió con la anexión de Crimea en 2014, pero se basa en una lógica abiertamente defensiva en sus movimientos”, escribió en la revista Foreign Policy la analista rusa Tatiana Stanovaya, académica no residente en el Centro Carnegie de Moscú.
Según el diario The New York Times, los halcones a su alrededor ofrecen pistas sobre la forma de pensar del mandatario ruso. Algunos de ellos, indica, conocieron a Putin trabajando con él en el KGB soviético, y funcionarios occidentales los acusaron de supervisar los asesinatos, las operaciones de influencia, el espionaje cibernético y la guerra brutal que ayudaron a distanciar al Kremlin de Europa y Estados Unidos. Son los llamados “siloviki”, como se conoce a la clase de funcionarios de seguridad de élite en Rusia.

Su principal asesor de seguridad nacional es Nikolai Patrushev, quien ejerció como director del FSB ruso -la organización que sucedió al KGB- desde 1999 hasta 2008, y es secretario del Consejo de Seguridad de Rusia desde 2008. En abril de 2018 fue sancionado por el gobierno de Estados Unidos. El político ha descrito la “rusofobia” en Ucrania como el resultado de una campaña de propaganda occidental que data de escribas europeos celosos que mancillaron a Iván el Terrible.
“No les gustó que el zar ruso no reconociera su liderazgo político y moral”, dijo Patrushev sobre el tirano del siglo XVI conocido por su temible policía secreta.
Otro asesor es Sergei Naryshkin, oficial, empresario y actualmente ejerce como director del Servicio de Inteligencia Extranjera (SVR). Anteriormente fue presidente de la Duma Estatal desde diciembre de 2011 hasta octubre de 2016, así como director de la administración del Presidente de Rusia Dmitri Medvedev entre mayo de 2008 y diciembre de 2011. Según The New York Times, ha asumido la lucha por la historia como una prioridad especial.
“Algún tipo de máquina del tiempo nos está transportando a los peores años de la ocupación de Hitler”, dijo Naryshkin sobre Ucrania este mes, y describió a su gobierno prooccidental como una “verdadera dictadura”. Inauguró una exposición en Moscú titulada “Abusos de los derechos humanos en Ucrania”.

Putin ha aceptado una mayor participación estatal en la economía, pero su ministro de Defensa, Sergei K. Shoigu, ha llevado esa tendencia al extremo al presentar un enorme esfuerzo dirigido por el Estado para construir nuevas ciudades en Siberia. El mes pasado, Shoigu llamó a los nacionalistas ucranianos “no humanos”.
El periódico señala que existe una interrogante sobre cuánto pesa la opinión de estos asesores sobre Putin. “Estas personas son radicales conservadores”, dijo Konstantin Remchukov, director de un diario con lazos con el Kremlin, a The New York Times. “Puede ser un centro conservador, pero Putin está en el centro”, añadió.
Muchas señales, sin embargo, apuntan a que los “radicales” están ganando terreno, dice el diario norteamericano. El cambio más evidente se ha producido dentro de Rusia, donde al envenenamiento del líder de la oposición Alexei Navalny en 2020 le siguió una represión de gran alcance el año pasado contra activistas, medios de comunicación e incluso académicos. Funcionarios occidentales dijeron que Navalny fue envenenado por el gobierno ruso, pero Naryshkin, el jefe de inteligencia extranjera, describió el envenenamiento como diseñado por agentes occidentales que buscaban una “víctima de sacrificio” para ayudar a derribar a Putin.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
2.
3.
No sigas informándote a medias 🔍
Accede al análisis y contexto que marca la diferenciaNUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mes SUSCRÍBETE