Eso es todo, adelante estudios: El Fidel Oyarzo que yo conocí
El fallecido periodista de TVN fue un rostro que marcó la cobertura televisiva por décadas, siendo casi un sinónimo del Congreso Nacional. El editor de País de La Tercera, Juan Andrés Quezada, compartió con él durante toda esa época de reporteos. Éste es su recuerdo.
Fidel Oyarzo Salgado (1961-2019) no fue mi amigo. Pero sí un compañero de profesión con el que compartí, durante casi tres décadas, innumerables e imborrables momentos, coberturas periodísticas y anécdotas, que ayer se me vinieron la cabeza de sopetón, cuando a eso de las 18 horas, una compañera dijo fuerte en la sala de redacción de La Tercera: "¡Falleció Fidel Oyarzo!"
Uno de esos momentos fue el 21 de mayo de 2000 -veinte años atrás-, cuando el recién asumido Presidente Ricardo Lagos decidió conmemorar la fecha en Iquique.
Presidencia generalmente ordena las piezas de los periodistas de a dos, y hay ciertos rituales y órdenes que se mantienen. Por ejemplo, lo habitual es que esa disposición sea del periodista de TV con su camarógrafo, o el periodista de diario con su fotógrafo. Pero esa vez nos tocó compartir con Fidel una pieza en la hostería Cavancha.
Ya terminado mi despacho, tarde en la noche, entró a la pieza sin hacer mucho ruido.
-Don Juan Andrés, ¿despachó ya? Tome, se merece una piscola-, me dijo un sonriente Fidel desde el balcón que daba a la playa.
Y en honor a la verdad, no fue una, sino varias las piscolas, conversando, mirando el mar, compartiendo con ese característico humor y simpatía que ha sido recordado estos días.
En algún momento, sentí que ya era tarde y le dije que me iría a dormir. A la mañana siguiente, Fidel me contó que siguió varias horas más, mirando las olas.
Otro momento que recuerdo fue en Perú, en la asunción del Presidente Alejandro Toledo, el 28 de julio de 2001. Había sólo un cupo para acompañar a Lagos en helicóptero a una ceremonia en Machu Picchu y TVN sería el escogido.
Oyarzo prometió entregar todas las imágenes. Y cumplió con creces: no sólo aportó el material gráfico, sino que al retornar compartió con el resto de los periodistas todo su reporteo, con lujos y detalles, sin guardarse nada.
***
Aunque dio varios golpes, lo suyo no estaba ahí. Tampoco en la interpretación, como está tan en boga hoy. Su fuerte y es donde más será recordado, era en una labor periodística que resulta sumamente difícil y para la que se necesita conocimiento y temple: el despacho en directo, en vivo, la información inmediata desde la Sala del Senado, desde el hall El Pensador en la Cámara de Diputados, desde un pasillo afuera de una comisión parlamentaria, desde los jardines de Cerro Castillo, o desde la puerta de La Moneda.
Sabía que, literalmente, en cualquier momento sería requerido. Por ello -a diferencia de muchos de nosotros- siempre andaba con un traje impecable, zapatos lustrados y una linda corbata. Recién afeitado y peinado con gomina.
Fidel también supo salir del periodismo informativo y entrar a las comunicaciones estratégicas. Dejó TVN en un gran momento para él. Fue requerido por la ministra Paulina Veloso durante el primer gobierno de Bachelet, apoyó la fallida aventura presidencial de Marcelo Trivelli y trabajó duramente en la campaña presidencial de Eduardo Frei en 2009 y 2010.
Su regreso al periodismo y a la TV no fue nada fácil; trabajó en diarios, hizo clases en la universidad y se ganó una segunda oportunidad en la estación estatal, donde tuvo que partir de abajo nuevamente. Ahí, se lució con sus características indelebles: reportero antes que todo, compartiendo de igual a igual con sus pares, en especial con los más jóvenes, quienes valoraban su humildad y disposición.
Su sello siempre estuvo ahí. Era transmitir la noticia de forma simple y equilibrada. Siempre me llamó la atención sus nervios de acero: no le importaban despachar en medio de un tumulto de parlamentarios discutiendo. No necesitaba, como cualquiera de los normales, prepararse para un despacho: repetía una vez lo que iba a decir y estaba listo.
Eso sí, si tenía tiempo, se fumaba un cigarro antes de salir al aire.
A raíz de esa espontaneidad, surgen las cientos de anécdotas que ayer brotaron por las redes sociales: desde la risa que provoca cuando el diputado Raúl "Florcita" Alarcón se cruzó e hizo una mueca, en pleno despacho de Oyarzo al noticiario 24 Horas; hasta la emoción cuando le tocó informar la aprobación, en octubre de 2014, de la ley de trabajadoras de casa particular que mejoraba sus condiciones laborales, y homenajeó en directo a su fallecida madre Eliana Salgado.
"El tema de mi madre ha sido una causa permanente de toda mi vida. Yo todavía siento que estoy a años luz de tener el coraje de esa mujer tan valiente que fue Eliana Salgado Salgado, mi madre", contaría más tarde Oyarzo, con la misma emoción con la que se presentó en su nota.
Como ha sucedido a muchos chilenos y chilenas, el periodista recordó en varias entrevistas que tenía solo 6 meses de edad cuando en 1961 llegó a la casa de la familia Bouvet-Irigoyen, en Las Condes. "Ellos no tuvieron hijos y me adoptaron a mí como si yo fuera hijo de ellos. Como resultado de esto, yo tuve dos mamás: mi mamá biológica, la señora Eliana, y mi mamá "dos", que es la tía Graciela (Irigoyen)", relató.
"Tengo la rigurosidad académica e intelectual heredada de mi familia francesa y tengo la rigurosidad de vida y el coraje de vida de mi madre. Esa es la mezcla que soy yo", dijo.
***
Por todas estas historias y más, su larga hospitalización en los últimos meses en la Clínica Indisa provocó un peregrinaje de amigos, rostros de TV, ministras, parlamentarios y políticos.
Su hija contó que un día estaba en la pieza con su padre y contesto el teléfono, que no paraba de sonar: "Buenos días, ¿podría hablar con el señor Fidel Oyarzo, por favor?", le dijeron a otro lado de la línea.
-¿De parte de quién?- preguntó ella.
-De Sebastián Piñera.
-¿De quién? Es una broma...
-Le habla el Presidente Sebastián Piñera y quería preguntar si podría saludar a don Fidel.
En las últimas semanas, José Antonio Kast llegó de un viaje en la frontera norte y partió a la clínica a ver a Oyarzo, quien se encontraba durmiendo. El exdiputado y excandidato presidencial pidió permiso para esperar en la pieza a que despertara, tiempo que se alargó muchas horas. Un cercano cuenta que al abrir los ojos, Fidel se encontró con Kast durmiendo en una silla, y no lo quiso despertar.
Así, fueron decenas las visitas: una de las últimas fue la del ministro de Salud Jaime Mañalich, quien había seguido de cerca su diagnóstico médico.
La última vez que estuvimos juntos fue en un caluroso día de febrero de este año. Lo habían enviado a La Moneda a hacer una nota sobre la crisis en Carabineros y, como siempre, salía con la mejor sonrisa. Allí, compartimos un cigarro afuera del palacio.
Hasta siempre, Fidel. Las nuevas generaciones que entren y salgan de la sala de prensa del Congreso en Valparaíso se encontrarán con tu nombre escrito en una placa.
Y, como él se despedía: Eso es todo, adelante estudios.
Lo último
Lo más leído
2.
4.
5.
6.
¿Vas a seguir leyendo a medias?
NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE