"Espera, detente, eso duele": Con ejemplos concretos, universidades gringas norman el acoso y abuso
Mientras los casos de acoso y abuso sexual en las universidades chilenas se han centrado en académicos denunciados por alumnas, en algunos reconocidos planteles estadounidenses, como Yale y Columbia, las normativas internas son severísimas. No sólo regulan y sancionan lo que pueda ocurrir entre profesores y estudiantes, sino entre estos últimos fuera de las salas de clase.

"Ryo y Casey están saliendo. Casey duda si deberían tener sexo, pero Ryo es persuasivo y finalmente obtiene el consentimiento voluntario de Casey. Al tener relaciones sexuales, Casey dice 'espera, detente, eso duele'. Ryo, sin embargo, continúa durante varios minutos. Casey termina molesta. Ryo se disculpa, pero dice que a esas alturas ya habían pasado el punto de interrupción".
Éste es uno de los ocho ejemplos ficticios que la Universidad de Yale, en Estados Unidos, describe en un documento titulado "Sexual Misconduct Scenarios" ("Casos de conducta sexual impropia"), que forma parte de sus detalladísimas -y severas- políticas internas contra el abuso y el acoso sexual.
Tanto, que para los parámetros de dicho plantel, el caso de Ryo y Casey implica que "si bien hubo consentimiento inicial, éste fue retirado". Para Ryo, "la pena sería la expulsión".
¿Medidas duras o extremas? En EE.UU. se han tomado el asunto muy en serio desde hace años: el texto citado data de septiembre 2013, y es una de las herramientas que han comenzado a mirar con atención en Chile, donde denuncias por acoso sexual han detonado tomas y paros en universidades y ha llevado a que las casas de estudios revisen sus protocolos.
El caso de "Ryo y Casey" es precedido por la advertencia de que "las descripciones de los ejemplos que siguen podrían perturbar a algunos lectores". Para no alargarnos, sólo citaremos otro de los ejemplos descritos en el documento, y que para Yale podría llegar a costarle la suspensión al alumno:
"Sidney y Harper están saliendo. Han intimado varias veces, pero dentro de los límites impuestos por Sidney, que se opone a tener sexo a esas alturas de su relación. Una noche, cuando están comenzando a intimar dentro de sus límites mutuamente acordados, Harper comienza a cruzarlos. Sydney manifiesta preocupación, pero Harper insiste, diciendo que 'por esta vez está bien'. Sydney contesta que 'no deberíamos hacer esto', pero sigue tocándolo. Él continúa; ella dice que 'es una mala idea' y comienza a llorar, pero lo abraza y ambos tienen sexo". Aquí, "Harper" podría enfrentar desde la condicionalidad hasta la suspensión.
Son normas muy específicas que van mucho más allá de regular la relación entre profesores y alumnos, que sí lo hacen. Es un marco común a otros planteles norteamericanos, que suelen destacar en sus sitios web amplios apartados dedicados a sus políticas sobre la materia, con detalladas definiciones de qué y cuándo es acoso, abuso, hostigamiento, voyerismo y otras conductas que sus normas sancionan.
Yale advierte que "muchas formas de conducta sexual impropia están prohibidas por leyes federales y pueden ser perseguidas criminalmente". Y describe una serie de comportamientos que incluyen "abuso sexual, hostigamiento sexual, violencia en la pareja, acecho o acoso (stalking) voyerismo, o cualquier otra conducta de naturaleza sexual no consensuada o que tiene el propósito o efecto de amenazar, intimidar u obligar a alguien".
El plantel es tan específico que precisa que si bien se considera el contacto sexual no consensuado, "esto no es necesariamente" determinante. Por ejemplo, "un lenguaje o discurso amenazante" puede ser considerado una conducta incorrecta. También, dice, "fotografías, grabaciones en video o en audio de naturaleza sexual de otra persona, sin su consentimiento, constituye una mala conducta sexual".
Columbia: El consentimiento, punto de partida
Otra reconocida universidad de ese país, la de Columbia, dispone de un extenso documento (42 páginas) titulado "Gender-Based Misconduct Policy". De entrada advierte que "incluye una amplia gama de comportamientos centrados en sexo o género que pueden o no ser de naturaleza sexual", y que cubre lo que pueda ocurrir "entre extraños, personas que tienen alguna relación, gente que se conoce bien o incluso personas involucradas en una relación íntima o sexual".
"Más específicamente" -dice- el texto precisa circunstancias en que una relación o contacto sexual no ha sido consentido. Por ejemplo, "alguien no puede dar su consentimiento si carece de la capacidad de darlo o entender esa decisión, ya sea por estar bajo incapacidad o si ha consumido alcohol o drogas".
Para Columbia, los límites incluyen precisar que "una persona dormida o inconsciente no puede dar su consentimiento". Y que "el uso de alcohol o drogas no justifica o excusa conductas impropias". El consentimiento es para gran parte de las política de Columbia el punto de partida: todo lo que ocurra de ahí hacia arriba -en términos de gravedad- viola sus normas: asalto o abuso sexual, penetraciones no consentidas, violencia doméstica, violencia entre personas que están saliendo.
Así como Yale, Columbia pone siete ejemplos. Uno de ellos describe que "Taylor y Hong han estado saliendo por unos pocos meses y en varias ocasiones han tenido sexo consentido. Una noche, Hong le dice que "no tengo ganas esta noche". Taylor sigue besándola y desvistiéndola, pese a sus objeciones verbales y físicas. Hong se queda en silencio ante la insistencia de Taylor de tener sexo".
Para la universidad, "Taylor no tiene el consentimiento de Hong" y eso "viola nuestras políticas". Explica que si bien ambos han tenido sexo antes, "Hong no quiso esa noche".
La Universidad de Harvard también norma en detalle las "conductas no bienvenidas" y el acoso. Su política sobre acoso sexual es bastante clara en listar como violaciones a "observar, fotografiar, filmar o registrar visual o auditivamente nudismo o actividad sexual en los casos en que ésta se entiende es privada y sin el consentimiento de todas las partes involucradas".
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