¿Qué fue lo que nos escandalizó?

Personaje del Año
Niños que cruzaron junto a sus padres ilegalmente a EE.UU. bajo la custodia de Aduanas y Protección de Fronteras de EE.UU. Foto : AFP/Archivo

¿Es que solo nos escandalizamos con esas imágenes porque están lejos de nosotros y resulta fácil sentirnos buenas personas, cuando la bondad no trae consecuencias en mí vida cotidiana?


En estos días somos muchos los que nos hemos indignado con la política de los Estados Unidos de separar en la frontera a los hijos de inmigrantes y meterlos en la cárcel. Según la información el rango de edad de los niños iba desde los 10 años a los 17, otras fuentes hablan incluso de guaguas en pañales.

Una herramienta antigua del activismo de los derechos humanos, y que muchos creíamos desgastada ante tanto morbo noticioso, al parecer surtió efectos: la movilización de la vergüenza.

Muchos celebramos que Trump haya anunciado que dejaba sin efecto la política de separar a padres e hijos/as en la frontera. Nos felicitamos y probablemente dijimos: "Le dejamos claro a este sujeto que estamos todos mirando y no vamos a permitir esto". Más allá que lo que se logró no es que niños estén libres, sino que estén en jaulas con sus mamás o papás. Pero como esta última es una política extendida en Europa, no escucharemos a muchos escandalizarse.

Pero más allá de lo exiguo del logro, es interesante preguntarnos ¿qué fue lo que nos escandalizó? Saber eso nos va a permitir estar alerta sobre las políticas públicas que adoptemos como país en distintas materias.

¿Fue acaso que a una niña la separen de su papá y mamá y que cuando los deporten, no estén juntos los unos con los otros? o ¿Es que encarcelemos a niños chicos?

Si es lo primero, entonces debemos promover como país una política migratoria que respete y promueva el principio de reunificación familiar. Este principio busca justamente que la familia no se rompa y que el migrante pueda traer a su familia a su lugar actual de residencia. De esta forma, la familia se mantiene como tal. Los padres educan, conviven y tienen cotidianeidad con sus hijas y viceversa. Si lo que sirvió para despertar nuestra humanidad fue el llanto de una niña o niño que no sabe dónde está su papá, les puedo asegurar que ese llanto debe ser muy similar si ella no sabe dónde está su papá y/o mamá porque tuvieron que emigrar prometiendo que volverían a estar juntos pronto. Y el tiempo pasa y pasa.

En cambio, si lo que nos conmovió fue ver a niñas y niños en jaulas sin sus padres, entonces antes de estar proponiendo juzgar a niños como adultos para poder encarcelarlos por más tiempo,  debiéramos reflexionar si queremos vivir en un país como el ofrecido por Trump, encarcelando niños sin sus padres.

O es que solo nos escandalizamos con esas imágenes porque están lejos de nosotros y resulta fácil sentirnos buenas personas, cuando la bondad no trae consecuencias en mí vida cotidiana.

Algunos podrán refutarme diciendo que se propone rebajar la edad para quienes cometen delitos, y los niños centro americanos encarcelados en Estados Unidos están huyendo de la violencia. Sin duda, pero entrar ilegal es un delito en Estados Unidos, por lo tanto, a ojos de los estadounidenses esos niños han cometido delitos.

Cada vez es más extraño que la conciencia del mundo se conmueva por lo que ocurre, cuando es importante recordar las razones de ese sentimiento para que nos ayude a analizar las realidades que tenemos más cerca.

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