Heraldo Muñoz y la crisis en Afganistán: “La ejecución del retiro de tropas de EE.UU. ha sido de una incompetencia sorprendente”

Heraldo Muñoz, exministro de RR.EE. en el gobierno de Michelle Bachelet, en entrevista de La Tercera. Foto: Luis Sevilla

Si bien el excanciller cree que "no se le puede dejar la derrota al Presidente Biden", reconoce que "esto va a causar un problema serio de política exterior" a su administración. Como presidente del comité de sanciones contra Al Qaeda y los talibanes en el Consejo de Seguridad de la ONU, Muñoz viajó a Kabul en 2003, oportunidad en la que compartió con el ahora expresidente afgano Ashraf Ghani.


A casi dos décadas de ser expulsados por militares norteamericanos, los talibanes vuelven a tener el control de Afganistán. La capital afgana, Kabul, ha sido testigo del terror sembrado por el grupo fundamentalista en una arremetida que en solo días les permitió apoderarse del territorio tras la salida de las tropas de Estados Unidos y la OTAN. La comunidad internacional intenta diseñar una estrategia para resguardar a los miles de civiles que se han agolpado en el aeropuerto internacional Hamid Karzai clamando por ayuda y aferrándose a aviones para salir del país.

En una primera aparición pública, el portavoz de los talibanes, Zabiullah Mujahid, dirigió hoy una conferencia de prensa en Kabul en la que trató de calmar los ánimos. “Me gustaría asegurarle a la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, que nadie saldrá perjudicado en Afganistán. Me gustaría asegurar a nuestros vecinos, a los países de la región, que no vamos a permitir que nuestro territorio sea utilizado contra nadie. Tenemos derecho a actuar sobre la base de nuestros principios, normas y reglamentos religiosos, este es el derecho de los afganos”, aseguró.

Junto a una bandera talibán, el portavoz de los fundamentalistas, Zabihullah Mujahid, habla en su primera conferencia de prensa en Kabul. Foto: AP

En tanto, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un discurso de 18 minutos, defendió el lunes la salida de las tropas norteamericanas de Afganistán. “No deben librar una guerra que las fuerzas afganas no están dispuestas a luchar”, justificó.

Heraldo Muñoz, excanciller en el gobierno de Michelle Bachelet y exembajador ante Naciones Unidas durante la administración de Ricardo Lagos, presidió el comité de sanciones contra Al Qaeda y los talibanes en el Consejo de Seguridad de la ONU, instancia que lo llevó a viajar a Kabul en 2003, siendo testigo de los despliegues de seguridad y la polarización en Afganistán. “En ese momento, me reuní con Ashraf Ghani, el presidente que acaba de salir, por un par de horas, y él me dijo: ‘Usted es chileno. Le pido un favor. Yo necesito que usted me consiga un par de economistas chilenos que vengan a Afganistán y estén conmigo unos dos o tres meses”, recuerda Muñoz sobre su viaje en conversación con La Tercera, la misma en la que analiza la actual crisis en el país asiático.

¿Cómo recuerda la instancia de presidir el comité de sanciones contra Al Qaeda y los talibanes del Consejo de Seguridad de la ONU?

Como embajador chileno en Naciones Unidas nos correspondió el 2003 y 2004 estar en el Consejo de Seguridad; a Chile le correspondió presidir el comité de sanciones contra Al Qaeda y los talibanes del Consejo de Seguridad. Me pidieron que implementara los viajes a los países que eran de interés para asegurar que se estuviesen implementando las sanciones contra una lista de grupos, de organizaciones y de personas a las cuales se les aplicaban, que incluían venta de armas, financiamiento, etcétera. En ese contexto, organizamos el viaje a Afganistán, que debe haber sido a fines del 2003. Fui con un contingente armado importante de Naciones Unidas y policías con mucha experiencia. No volé en un avión comercial, porque la seguridad de las Naciones Unidas me lo impidió y tuve que llegar en un avión de la organización a Kabul. Ahí me esperaba un despliegue enorme de seguridad. Nunca había visto tanta seguridad a mi alrededor. Sostuve distintas reuniones. Estuve en un hotel donde se quedaban generalmente los visitantes extranjeros. En esa época no había dinero plástico, había que pagar en efectivo. La gente que estaba alrededor mío no permitía que la policía afgana me cuidara. Incluso se quedaron afuera de mi pieza del hotel toda las noches que estuve. Recuerdo que como una semana después de que yo estuve ahí, fue creo que el subsecretario del Pentágono y hubo un disparo de misil contra el hotel.

¿Cómo fue su experiencia junto a líderes afganos, como Ashraf Ghani y Hamid Karzai?

Me reuní con Ashraf Ghani, el presidente que acaba de salir, que en esa época era el ministro de Hacienda o Finanzas. Ahí hay una anécdota bien interesante, porque me reuní con él por un par de horas y él me mencionó algo muy importante, me dijo: “Usted es chileno. Le pido un favor. Yo necesito que usted me consiga un par de economistas chilenos que vengan a Afganistán y estén conmigo unos dos o tres meses”. Yo le dije, bueno, alguna consultoría, y me dijo: “Yo lo único que quiero es que estén conmigo para conversar todo el día de los desafíos del desarrollo que necesito para Afganistán”. Yo envié un mensaje a la Cancillería en Chile y nunca pasó nada, pero me recuerdo muy bien que estaba muy interesado en economistas chilenos que pudieran estar en Kabul.

Un periodista hace una pregunta a Joe Biden, que se retira después de referirse a la crisis en Afganistán, el lunes, en la Casa Blanca. Foto: Reuters

¿Son buenos los recuerdos que tiene junto a las autoridades afganas?

No diría buenos, porque en Afganistán en esa época estaban también las tensiones que siempre ha habido, étnicas, las diferencias regionales que hay entre ellos, la corrupción y la influencia de países vecinos. Pakistán estaba apoyando a los talibanes, Estados Unidos y las fuerzas de la OTAN habían derrotado los talibanes en octubre del 2001, pero se habían reagrupado en Pakistán a vista y paciencia de todo el mundo. Ya en el año 2003 estaban operando en acciones militares. La situación era muy inestable y un gobierno con poco apoyo, con muchas diferencias entre ellos. El ministro del Interior era un señor de la guerra. En definitiva, la situación era de una estabilidad tenue y que se basaba en la existencia de las tropas norteamericanas en terrero y de otros países.

¿Cómo evalúa la respuesta de la comunidad internacional ante la actual crisis en Afganistán? ¿Es necesario, por ejemplo, un plan para el manejo de los refugiados en los países fronterizos?

En primer lugar, ha sido un desastre político y comunicacional, porque además que ha fallado totalmente la inteligencia, que suponía que le demoraría unos tres meses a los talibanes capturar Kabul, no fueron más que días. La ejecución de este retiro de tropas ha sido de una incompetencia sorprendente por parte de Estados Unidos. No es que haya habido otra opción excepto el retiro de las tropas. Porque claro, Biden tiene razón cuando dice que no se podía quedar de manera perpetua. Pero la ejecución y la falta de coordinación han sido de una incompetencia sorprendente, especialmente por la gente que queda desamparada. En términos comunicacionales, incluso, a pocas semanas del vigésimo aniversario del 11 septiembre de 2001, es posible que el recinto de la embajada Estados Unidos en Kabul tenga en el techo una bandera de los talibanes. El impacto de eso no se ha previsto. Respecto de los refugiados, creo que tienen que tener la cooperación internacional. Ha habido una declaración del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas donde se aboga por una negociación para un gobierno unitario e inclusivo, de modo que ojalá no haya tantos refugiados, pero habrá que ver cómo se comportan los talibanes. Tengo mis serias dudas, porque ya hay indicios de maltrato a la mujer en la calle, las mujeres no salen a la calle. En el avance de las tropas talibanes han capturado a niñas y adolescentes para matrimonios forzados, que no es más que esclavitud sexual, y represalias contra funcionarios de gobierno. Todo eso apunta a que no van a ser talibanes moderados. Entonces es posible que tengamos una ola de refugiados que se está viendo y Estados Unidos tiene que asumir una responsabilidad principal de su traslado a lugares donde su integridad física pueda ser resguardada.

Personas esperan en las afueras del aeropuerto internacional en Kabul. Foto: Reuters

Después de 20 años de despliegue militar de EE.UU. en Afganistán, Biden defiende que “no iban a librar una guerra que las fuerzas afganas no estaban dispuestas a luchar” en respuesta a las críticas por la salida de sus tropas. ¿El retorno de los talibanes al poder representa una derrota para el Presidente estadounidense?

No se le puede dejar la derrota al Presidente Biden, porque esta ha sido una intervención de Estados Unidos de 20 años y Biden ha estado seis meses. Aquí hay un fracaso de Estados Unidos. A EE.UU. le interesó que Afganistán no fuera un santuario para Al Qaeda y el Estado Islámico. Lo que buscaba era derrotar a los talibanes porque habían amparado a Osama bin Laden y eso es lo único que le importa a Estados Unidos. Ese es el punto principal desde la perspectiva de Estados Unidos. Y en este sentido no es la responsabilidad de Biden. Si hubiera alguna responsabilidad más inmediata sería de (Donald) Trump, porque él negoció con los talibanes el acuerdo para que al 1 de mayo ya no hubiese tropas norteamericanas en territorio afgano a cambio de prácticamente nada, de una promesa más bien general de que no se utilizaría a Afganistán como santuario para Al Qaeda o el Estado Islámico. Sin embargo, esto va a causar un problema serio de política exterior a Biden.

El canciller chileno, Andrés Allamand, señaló que están trabajando con países amigos y ONGs para ayudar a evacuar a mujeres líderes de organizaciones de derechos humanos desde Kabul, debido a la crisis. ¿Usted habría realizado la misma solicitud estando en el cargo?

Me parece muy bien que Chile, dentro de sus limitaciones, pueda hacer todo lo posible por ayudar a resguardar los derechos de la mujer en Afganistán y si es posible ayudar la evacuación y recibir a personas, particularmente lideresas mujeres, si es que están dispuestas a venir a Chile. Sería un gesto encomiable.

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