La Tercera PM

¿Ridículo o Ridículos?

Ridículo o ridículos somos finalmente todos. Cuánto político junto, miren nomás, sucumbe a la moda de los lentes rojos. Marcela Sabat, Camila Vallejo e incluso Gabriel Silber, por ejemplo. No encuentro fotos, pero juro haber visto al ex ministro Burgos con unos, parecía Austin Powers.

La Moneda

Decirlo es más bien confesarlo. Estudié teatro. Un año. Y en la Arcis (a un amigo le gusta recordarme que antes estuve, además, en un taller vespertino de la escuela Facetas; menos mal ignora que entre uno y otro hito fui rechazado en la academia de teatro del temible Fernando González por una comisión integrada entre otros por Alfredo Castro y un acróbata cuyo nombre no recuerdo, pero sí las expresiones de severidad densa mientras yo improvisaba lo mejor que podía una escena inspirada en "La marioneta", el horrible poema apócrifo de García Márquez).

En la Arcis me admitieron previo pago de una matrícula que debe haberse destinado a zapatos caros de algún PC. Duré un año en la carrera y desde entonces, cada vez que sale a colación, más que contarlo siento que lo confieso. En ciertos círculos más que en otros, por cierto, pero es indudable que, fuera del mundo mismo del teatro, e incluso dentro, hay una perenne suspicacia, una cierta transversal distancia con los actores. Debe ser por la visible porción de ellos y aspirantes a ellos con demasiada perso.

Fue una gran experiencia que no repetiría. Ese año tocó elegir director de escuela y un alumno por curso tenía voz y voto. Representando a primero debí entrevistar a un iluminado Andrés Pérez, que tenía sida y murió poco después. Recuerdo con gran rubor las clases de clown y de voz, donde fracasé con fragor cantando "La carta" de Violeta Parra (ya a los 9 había reprobado para voz de un comercial de uniformes Tricot). Y cómo olvidar el curso de estructura dramática con Gregory Cohen: es como si fuera hoy ese lunes en que por la ventana lo vimos venir con su maletín hasta que se encontró con Erick Pohlhammer y entonces los vimos alejarse con dirección desconocida. Es la lección que más atesoro de ese año de estudios.

No recuerdo un mejor actor en escena que Rodolfo Bravo, ese limachino con gestualidad italiana. Lo que se llamaba un actor con ángel. Duro y tragicómico. Murió el 2001 en un accidente de auto en el Cajón del Maipo. Lo vi meses antes cuando hizo La muerte accidental de un anarquista de Dario Fo, monólogo de dos horas en un cuadrilátero con el público rodeándolo, una interpretación que la historia del teatro chileno debiera consignar. En las teleseries hizo personajes cómicos, algunos que hoy serían problemáticos, como un amanerado portero de colegio en Ámame. Pero en la tele Bravo fue ante todo Juan Mondaca, uno de los inolvidables Fisicoculturistas. Junto a Pato Torres hacían a dos escuálidos gimnastas, verdaderos Chicago Boys de la musculatura a los que en la calle siempre alguien les enrostraba su ridiculez. Los aludidos respondían a dúo y con ceño fruncido: "¿Ridículo o ridículos?".

Sería un chiste fácil compararlos con los puntos de prensa que a dúo y con ceño fruncido hacen Chadwick y Ubilla. Ridículo o ridículos somos finalmente todos. Cuánto político junto, miren nomás, sucumbe a la moda de los lentes rojos. Marcela Sabat, Camila Vallejo e incluso Gabriel Silber, por ejemplo. No encuentro fotos, pero juro haber visto al ex ministro Burgos con unos, parecía Austin Powers. La ministra Pérez, en tanto, parece que últimamente llevara una máscara de buceo roja. Bromas aparte, son gestos bienvenidos. Que el ministro Valente se pusiera piercings o extensiones lobulares aportaría carisma a un gobierno desprovisto de ello. O Felipe Larraín un aro en la nariz: le daría el toque de simpatía que le falta a su sonrisa irónica. Tiene un leve problema de trato la derecha. De trato, es decir de teatro. Actúan y hablan como si estuvieran en un club y no en la república. Es cosa de ver cómo el depuesto Mayol dejó la intendencia cual cliente enfadado.

Piñera, que tiene un no sé qué camaleónico, ¿sería mejor y más querido de estar mejor gabineteado? Es posible. Ahora aparecieron dos videos que lo humanizan: en uno defiende en 1988 el NO frente a un Cristián Larroulet (hoy asesor suyo) que boga por el SÍ con embeleso. Otro lo muestra bailando en TV hace décadas con la agilidad de un semáforo, pero la actitud a veces lo es todo y en ese video la suya es la mejor y de paso lo filia al gran baile robótico de bandas como Pet Shop Boys, Kraftwerk o Daft Punk.

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