Rosendo Fraga y la “tensa” relación Chile-Argentina: “Hay una diferencia ideológica a la que se suma una falta de 'química’ entre los presidentes”

El influyente analista político argentino asegura que "ambas partes están en guardia y no hay buenos canales de comunicación funcionando. Cada uno se percibe como agredido y eso es lo peor que puede suceder en las relaciones internacionales entre dos estados".


Una relación tensa. Así describe el exmilitar y analista político argentino Rosendo Fraga el estado de los vínculos diplomáticos entre Chile y el país que dirige el Presidente Alberto Fernández.

Una tensión, afirma, que comenzó por la cercanía de Sebastián Piñera con Mauricio Macri, antecesor de Fernández, pero que se agudizó con la pandemia. En las últimas semanas, el mandatario trasandino se ha valido de comparaciones de cifras sobre contagios y muertes para respaldar su propia gestión ante la crisis sanitaria, lo que se tradujo en los reclamos consecutivos de La Moneda. A ello se agrega el diálogo que sostuvo con dirigentes de la oposición chilena hace un mes, en el cual -en el marco de una cita virtual del Grupo de Puebla- los llamó a que zanjaran “sus diferencias para recuperar el poder”.

Fraga, uno de los analistas políticos más importantes de Argentina y que dirige el Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, dice -vía email- que detrás de la tensa relación entre ambos países hay un factor ideológico pero también una “falta de química” entre ambos presidentes.

-¿Cómo calificaría en estos momentos la relación entre Chile y Argentina? ¿Es una relación tibia?

La relación bilateral entre Chile y Argentina no es “tibia” sino “tensa”. Ambas partes están en guardia y no hay buenos canales de comunicación funcionando. Cada uno se percibe como agredido y eso es lo peor que puede suceder en las relaciones internacionales entre dos estados.

-¿Cuándo, con qué hito se instaló esa tensión?

La tensión viene desde el inicio, pero creo que se ha manifestado abiertamente con la pandemia.

Imagen Rosendo Fraga
Rosendo Fraga

-¿Por qué ambos gobiernos no han podido trabajar bien y no se ve que las relaciones fluyen?

Como causa de ello, hay una diferencia ideológica a la que se suma una falta de “química” entre los dos presidentes. Además, al buscar el Presidente argentino al “Grupo de Puebla” como su referencia más relevante en política regional- donde están los líderes opositores más importantes de Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay, etc.-, ha creado una situación de tensión. El gobierno chileno percibe que el argentino alienta a su oposición interna y algo de ello sucede en la realidad. Varios gobiernos de la región perciben lo mismo.

-¿Qué tanto pesa en ello la cercanía de Fernández con la oposición chilena y la cercanía de Piñera con Macri?

En Argentina existe la percepción de que Piñera ha sido y es un aliado político del ex Presidente Macri. Cada uno de los presidentes percibe al otro como un aliado de sus adversarios.

-¿Por qué el embajador de Argentina en Chile, Rafael Bielsa, aún no aterriza en nuestro país? ¿Qué señal se da con este retraso?

El retraso de la llegada de Rafael Bielsa a hacerse cargo de la embajada argentina en Santiago, no es un acto particular hacia Chile, sino la consecuencia de una política general de Argentina. Todavía no están en sus sedes los embajadores ante Brasil y Chile. La amplia mayoría de los embajadores designados no está en su sede. No es un gesto particular hacia Chile.

-En este contexto, ¿qué te parecen las continuas comparaciones que el Presidente Alberto Fernández ha realizado con diversos países, entre ellos Chile, respecto del manejo de la pandemia del coronavirus?

En cuanto a las menciones del Presidente argentino en sus exposiciones a otros países, ha sido un error diplomático, pero nuevamente no ha sido una actitud particular hacia Chile. Incluso la jefa de gobierno de Suecia, llegó a responderle públicamente a su colega argentino. Pero dada la tensión en la relación bilateral que hemos mencionado, es lógico que las referidas a Chile generan malestar en su gobierno.

-Hace un mes, la comparativa realizada por Fernández desató una extraña filtración de un documento realizado por La Moneda y las autoridades chilenas han mostrado su incomodidad. Esta semana nuevamente dio a conocer cifras erróneas respecto del mismo tema. ¿Por qué cree que el Presidente insiste con el tema?

El Presidente argentino insiste en mencionar en sus exposiciones a Chile por una doble razón: cree que le conviene por la mayor cantidad de contagiados y muertos, pero además porque no hay una buena relación entre los dos gobiernos y no están a la vista interlocutores que puedan mejorar la comunicación.

-¿No es arriesgado usar la comparación con otros países para apoyar la gestión en esta pandemia?

Utilizar la comparación con otros países para un gobierno es inconveniente porque puede afectar las relaciones exteriores entre estados, y puede ser peligrosa. La realidad es que hay situaciones muy diferentes y además son cambiantes. Lo que puede ser un análisis periodístico o científico, en boca de un Presidente puede derivar en una diferencia diplomática.

-¿Qué interlocutores posibles ves entre ambos gobiernos? Se habla de Marco Enríquez-Ominami, de Ginés González. ¿Tienen algún rol en este panorama?

No veo interlocutores posible. En mi opinión, alguien que podría intentarlo, es nuestro ex embajador, José O. Bordón.

-¿Qué rol ha cumplido el canciller Felipe Solá en esta historia?

El Canciller argentino, Felipe Solá acompaña la participación del Presidente argentino en el Grupo de Puebla, pero sin tener protagonismo en el mismo. En parte, el titular del Ejecutivo es quien conduce las relaciones exteriores y el Canciller tiene poco poder de decisión.

-En términos generales, ¿hacia dónde apunta la diplomacia argentina en este gobierno?

Como dije, el Grupo de Puebla es el marco de la política regional del Presidente argentina. Busca aparecer como líder del “progresismo latinoamericano” que en la mayoría de los casos está en la oposición.

-Justamente en el marco de una cita virtual del Grupo de Puebla, Fernández sostuvo una reunión con dirigentes opositores chilenos, en la que los llamó a la unidad para “volver al poder”. Ello desató la molestia de La Moneda pues acusó de “injerencia en asuntos internos de Chile”. ¿Qué busca al realizar una intervención así?

El Grupo de Puebla fue un instrumento eficaz para Fernández en su campaña electoral. Lo ubicó en un espacio “progresista”, marcando una diferencia con la imagen tradicional del Peronismo. Pero es el único Presidente en ejercicio que lo integra. El mejicano, Andrés López Obrador, cuando se lo invitó a participar resignó hacerlo, para no mezclar la representación del estado mejicano que ejerce el Presidente con las simpatías o alineamientos políticos. Por esta razón se integró Cuauhtemoc Cárdenas, un ex candidato a Presidente, hoy aliado del oficialismo.

-En términos generales, ¿cómo evalúa el manejo de la pandemia que se ha realizado desde la Casa Rosada?

El manejo de la crisis realizado por el Presidente argentino, le permitió aumentar significativamente su nivel de aprobación en la opinión pública, algo que mantiene con leve retroceso. Al mismo tiempo, la preocupación por la opción con la economía va aumentando, pero todavía el planteo de Alberto Fernández de que hay que optar por la vida y no por la economía, está funcionando. En el corto plazo al Presidente argentino le ha venido bien optar por la vida, pero en el segundo semestre será puesto a prueba por la economía.

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