Washington y Caracas vuelven a enfrentarse y suman un nuevo historial de desencuentros

Venezuela's President Nicolas Maduro speaks during a broadcast at Miraflores Palace in Caracas
Foto: Reuters

Maduro le dio un plazo de 72 horas al personal diplomático estadounidense para dejar el país. Desde que Hugo Chávez asumió el poder en 1999, la relación entre ambos países ha sido como una suerte de montaña rusa.


"He decidido romper relaciones diplomáticas y políticas con el gobierno imperialista de Estados Unidos". Con esas palabras el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, abrió el pasado 23 de enero -el mismo día que la Casa Blanca respaldó la autojuramentación del opositor Juan Guaidó como presidente encargado- un nuevo capítulo en el marco de las comúnmente tensas relaciones bilaterales que arrastran ambos países. En esa oportunidad, el líder chavista dio un plazo de 72 horas al personal diplomático estadounidense para abandonar el país. Esta salida, finalmente se concretaría recién en las próximas 72 horas.

Desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, los vínculos entre Venezuela y Estados Unidos han sido complejos, como una suerte de montaña rusa. El relevo de Maduro en 2013 tampoco solucionó las disputas. Y hoy, en su segundo mandato, también cuestionado por Washington, a estas las complicaciones se añadieron una seguidilla de sanciones impuestas por la administración de Donald Trump para acorralar al gobierno en crisis.

Fue el canciller venezolano, Jorge Arreaza, quien a través de un comunicado informó que Caracas daba por terminadas las conversaciones con Estados Unidos para el restablecimiento de oficinas de intereses entre ambas administraciones. Y con esto, a 45 días del quiebre anunciado por Maduro, el Palacio de Miraflores revivió el ultimátum de 72 horas para que los funcionarios estadounidenses salgan de Venezuela.

"Huele a azufre"

Fiel a las tensiones entre Washignton y Caracas, la política exterior de ambos países también ha girado en torno a las declaraciones de sus gobernantes. Lo anterior, recuerda la intervención realizada hace más de 12 años (el 21 de septiembre de 2006) por Chávez en la Asamblea General de la ONU, cuando indicó que la presentación de su entonces homólogo, George W. Bush, había dejado olor a "azufre" y lo comparó con el diablo.

"¡Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar! Ayer señoras, señores, desde esta misma tribuna el señor Presidente de los Estados Unidos, a quien yo llamo el diablo, vino aquí hablando como dueño del mundo", dijo. Chávez cuestionó a s Bush y su "receta imperialista" para mantener -supuestamente- un "esquema de dominación".

Con la agitación política de Venezuela y la agudización de su crisis, el triunfo de Trump acentuó la disputa. La caída de los precios del petróleo y el débil aparato productivo llevó a Caracas a un escenario todavía más complejo. El cuestionamiento de Estados Unidos y otras 50 naciones y organismos internacionales a la legitimidad del gobierno chavista, tiene hoy al Ejecutivo venezolano acusando un nuevo "ataque imperialista". Así, las sanciones económicas de la Casa Blanca se han transformado en un arma cada vez más letal.

La frase "todas las opciones están sobre la mesa", forma parte de la tensa diplomacia entre Trump y Maduro. El líder republicano deslizó por primera vez en 2018 la idea de una posible intervención militar, algo que hasta ahora ha quedado solo en amenazas. No obstante, los últimos acontecimientos en la ya maltratada relación, abren espacio a un escenario incierto cuyo choque podría añadir otros actores: China y Rusia, los principales aliados de Caracas.

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