Fake news: el poder de la desinformación

Los millones de datos al alcance de un click que nos entregan las plataformas digitales no siempre son reales, pero se propagan más rápido de lo que quisiéramos. Esto nos ha presentado un peligro social que afecta la democracia, el derecho a la información y, sobre todo, lo que consideramos como verdadero.



En abril de este año las redes sociales fueron el escenario de una polémica “noticia”. Comenzó a circular un mensaje que advertía que quienes estuvieran vacunados con su segunda dosis y quisieran descargar su pase de movilidad vía online, sufrirían el robo de sus claves y serían víctimas de estafas en línea. Dicha información escaló a tal punto, que el mismo Ministerio de Salud tuvo que salir a desmentir el supuesto trascendido.

Una década antes, en los ‘90, el efecto real de la desinformación se apreció con publicaciones de bajo alcance como noticias o rumores dirigidos que tenían casi nulo impacto en la opinión pública -dado que la penetración de internet era muy baja-, sin embargo daban los primeros indicios de este amenazador poder al que nos enfrentamos hoy con el acceso a internet al alcance de todos. Y como era de esperarse, la realidad actual es diametralmente opuesta a lo que sucedía en ese entonces.

De hecho, un último estudio desarrollado por la compañía global de ciberseguridad Kaspersky, en conjunto con la consultora de estudios de mercado Corpa, arrojó que el 70% de los chilenos no sabe reconocer en Internet una noticia falsa de una verdadera. Además, uno de cada diez chilenos comparte en sus perfiles o chats una noticia impactante sin corroborar el origen de ésta.

¿Qué cambió para que hoy las noticias falsas puedan expandirse de forma tan peligrosa en el mundo moderno? ¿Qué herramientas existen desde los medios, las redes sociales o incluso la legislación para evitar la propagación de las llamadas “fake news”?

Este término y sus implicancias es discutido en el panel “Fake news: el poder de la desinformación” del 9° Summit País Digital 2021 moderado por Paulina Silva, Socia de Bitlaw junto a la participación de Adela Goberna, gerente de Políticas Públicas de Twitter para América Latina de Habla Hispana; Alejandro Trujillo, director de Audiencias y Estrategia Digital de Copesa; Cecilia Derpich, subdirectora de Investigación en El Mercurio; Eduardo Arriagada, profesor Facultad de Comunicaciones UC; Pablo Bello, director de Políticas Públicas de WhatsApp para América Latina; Ricardo Vásquez, abogado y asesor del Senador Kennet Pugh.

En palabras de Arriagada, las fake news son cuestionadas en la actualidad pero no es sinónimo de hablar de mentiras: implica el aprovechamiento de la velocidad de las redes sociales y esto no deja de ser interesante, pues se encuentra inserta en contextos de mayor digitalización. También, buscan ganar espacio como historias verosímiles construyendo realidades distintas a las verdaderas y, en muchos casos, se empecinan en criticar a la prensa.

Este fenómeno, y su masificación en Chile, fue abordado por Deprich. Desde la experiencia del “Polígrafo” en 2013, El Mercurio realizó una corroboración de informaciones que emanaban desde políticos. Cuatro años después -y en el contexto de una campaña política donde se masificó información incorrecta sobre los candidatos- la profesional reconoció que se vieron de frente con una realidad de mayor dimensión.

Asimismo, reveló que este fenómeno se ha ido intensificando tres veces por año, de acuerdo a las mediciones que manejan. En gran parte las fake news ocurren en redes sociales y en su mayoría están directamente relacionadas con las crisis sociales y políticas que ha atravesado Chile en su historia reciente.

En este punto coincidió Trujillo, quien expresó que es importante circunscribir este fenómeno a la explosión en el uso de las redes sociales y a la mayor propensión de las personas de emitir juicios y opiniones sobre determinados temas, muchas veces sin una adecuada formación o herramientas de verificación, lo que impacta en la calidad y veracidad del contenido que se viraliza rápidamente.

La experiencia de Twitter en este ámbito fue comentada por su representante, quien se refirió al comportamiento de los usuarios y la adopción de conceptos como la transparencia. Ésta se ve materializada en un reporte que entregan periódicamente sobre este tema y también sobre una API abierta, el archivo de operaciones de información y un centro que aborda solicitudes de información, requerimientos de eliminación y la aplicación de reglas en general dentro de la plataforma.

Como complemento, desde WhatsApp creen que la masificación de la tecnología, y en especial las redes sociales, han permitido acabar con las estructuras piramidales en la entrega de contenido para dar paso a formas más horizontales, en donde las personas sienten que existe un espacio para ser escuchadas o leídas. Es a partir de este nuevo rol que están desempeñando los usuarios desde donde se ven aspectos positivos, como la democratización de la información, y otros negativos, asociados a la sensación de pérdida de autoridad cuando hablamos de noticias.

Cuánto impacto tiene la desinformación es una consecuencia que aún se encuentra en estudio. Lo que es cierto, según Bello, es que existe un proceso gradual de educación que se está generando y que debe ser impulsado para que las personas tengan capacidad crítica a la hora de recibir determinadas informaciones a través de canales que escapan a lo que todavía se conoce como medios tradicionales.

Todo lo anterior se cruza con un aspecto fundamental: la regulación. A juicio de Vásquez, las experiencias internacionales pueden ser claves para comprender de qué forma la circulación de información en medios digitales, redes sociales y plataformas de mensajería se observa, monitorea y verifica. En su intervención, dijo que desde el punto de vista regulatorio, existe una pluralidad de formas de abordar esta problemática y que cada respuesta en este sentido estará determinada por el valor que los países den, de forma independiente a la libertad de expresión.

Otros aspectos que se abordaron en el panel se relacionaron con el cruce interdisciplinario en en el análisis de las fake news, y las aproximaciones de campos como la Sociología y la Psicología; legislación, herramientas que existen en las redes sociales para el acceso al contenido que existe en plataformas como Twitter, así como los desafíos que se presentan en este ámbito en un contexto de una intensiva adopción de la tecnología.

Todo sobre el evento lo podrán encontrar desde el sitio web https://summit.paisdigital.org/.

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