Cáncer de mama: cómo avanzar desde la sensibilización hacia una política de prevención permanente
"El 'Octubre Rosa' no puede limitarse a gestos simbólicos. La evidencia demuestra que cuando el sistema llega a tiempo, las mujeres viven más y mejor; cuando no, el costo lo pagan ellas y sus familias", dice Sara Parada Ibáñez, directora de Obstetricia UNAB sede Santiago.
En Chile, el cáncer de mama es la neoplasia más frecuente en mujeres y una de las principales causas de muerte por cáncer en este grupo. Según datos de GLOBOCAN 2022, su incidencia alcanza cerca de 55 casos por cada 100 mil mujeres, con más de 5.600 nuevos diagnósticos anuales, mientras la mortalidad bordea los 1.775 decesos.
El país cuenta con un marco normativo sólido, aunque perfectible. La Ley del Cáncer N°21.258 creó las bases para financiar, coordinar y evaluar acciones, impulsando el Plan Nacional de Cáncer. Su actualización, el Plan de Acción 2022–2027, busca mejorar la calidad de vida mediante prevención, diagnóstico precoz y tratamientos integrales y oportunos.
Además, el cáncer de mama está garantizado por el GES, con plazos definidos para confirmación diagnóstica e inicio del tratamiento. Sin embargo, la pesquisa oportuna continúa siendo el principal desafío.
Si bien existe mamografía gratuita cada tres años para mujeres de 50 a 59 años, la cobertura efectiva debe mejorar, especialmente en zonas rurales, donde persisten brechas de acceso. Una estrategia transformadora sería incorporar programas de salud preventiva en los espacios laborales, con foco en el bienestar integral de las trabajadoras.
“La pesquisa oportuna continúa siendo el principal desafío. Si bien existe mamografía gratuita cada tres años para mujeres de 50 a 59 años, la cobertura efectiva debe mejorar, especialmente en zonas rurales, donde persisten brechas de acceso".
Estos programas podrían incluir controles de salud periódicos, educación en autocuidado y acceso a exámenes preventivos, sin afectar la jornada laboral. De esta manera, se avanzaría hacia una cultura organizacional que priorice la salud y la equidad de género.
Asimismo, operativos móviles o convenios con empresas, especialmente durante el “Octubre Rosa”, permitirían fortalecer la detección precoz y transformar las campañas de sensibilización en acciones concretas de prevención.
Promover estilos de vida saludables también es clave. La Medicina del Estilo de Vida propone pilares fundamentales para la prevención, como una alimentación basada en alimentos frescos y naturales, la práctica regular de actividad física adaptada a cada etapa vital, evitar el consumo y abuso de tabaco y alcohol, fomentar el bienestar emocional y el manejo del estrés, asegurar un buen dormir como componente esencial del equilibrio biológico y cultivar relaciones personales significativas que entreguen sentido de pertenencia al entorno. A estos factores se suma la lactancia materna, reconocida como un elemento protector frente al cáncer de mama.
La sostenida reducción de la natalidad en Chile (hoy con una de las tasas de fecundidad más bajas de la región) plantea un nuevo escenario: la menor exposición a este efecto biológico protector, junto con los cambios en los estilos de vida y el envejecimiento poblacional, podría aumentar el riesgo en las próximas generaciones.
El “Octubre Rosa” no puede limitarse a gestos simbólicos. La evidencia demuestra que cuando el sistema llega a tiempo, las mujeres viven más y mejor; cuando no, el costo lo pagan ellas y sus familias. Chile necesita sostener una política de Estado permanente que combine prevención inteligente, promoción de estilos de vida saludables y apoyo a la maternidad como medida protectora.
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