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ALFOMBRAS DE AUTOR

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Alexandra Kehayoglou nació en Argentina pero se siente profundamente arraigada a sus orígenes griegos. Y es que si bien no habla el idioma y fue criada como argentina, un lazo intangible la une poderosamente a ellos desde el momento en que concibió su arte como una vuelta a las raíces y a la tradición familiar. “La familia de mi abuela era productora de alfombras en Esparta, su tierra natal, y ella trajo su telar cuando llegó a Buenos Aires para escapar de la guerra. Por pedido empezó a tejer algunas piezas y pronto el emprendimiento creció involucrando también a mi abuelo y a sus hijos. Finalmente fundaron El Espartano, la fábrica en donde yo misma trabajé durante varios años, y en donde aprendí todo lo que sé sobre tejido de alfombras”, cuenta sobre sus comienzos en la prestigiosa empresa familiar -una de las más grandes del Cono Sur-, y agrega que, paralelamente, estudió bellas artes y que “llegado un momento decidí desvincularme de la fábrica para buscar mi propio camino como artista”.

Fue en la búsqueda de ese camino -de materializar su obra- que probó utilizar el tejido como medio de expresión: “En 2007, al terminar mis estudios en la UNA (Universidad Nacional de la Artes), quise producir paisajes en otra dimensión, ya que la pintura y la fotografía no me parecían acordes a lo que quería mostrar. Entonces empecé a experimentar con alfombras y caí en la cuenta de que ese era el medio más adecuado para mí”.  Todo un descubrimiento que la llevó a repensar la historia de su familia y a vincularse con ella desde un lugar nuevo, hasta entonces desconocido:  “Entender que el medio que me identificaba había estado siempre ahí, porque tiene que ver con mis antepasados, fue un gran descubrimiento. Fue lo que me llevó a pensar que hay una herencia genética; que llevo el tejido en mi ADN”.

Creatividad y esencia coincidieron en el oficio heredado para configurar su poética como artista, y si bien el tejido de alfombras roza el campo del diseño, Alexandra dice sentirse cómoda en los intersticios. “Creo que el arte ha encontrado nuevos modos de circulación y junto con esas nuevas alternativas para llevar adelante una carrera en el medio. Como artista me interesa reflejar esa complejidad y posicionar mi obra en los intersticios. Es por eso que cada una de mis piezas posee un diálogo intrínseco entre tradición textil, arte y diseño”, explica.

Sus paisajes trascendieron las fronteras a partir de la inmensa alfombra que Dries van Noten le encomendó en la presentación de su colección Otoño-Invierno 2015 en París. Alexandra tejió día y noche durante veinte días para llegar a cubrir los cincuenta metros de pasarela con sus pastizales, y el éxito fue rotundo. Después llegó el proyecto para la Biblioteca del Art Kunz en Berlín (una obra en 3D que tenía que adaptarse a una topografía de madera para generar un espacio de lectura), las esculturas para Arte Espacio y Arte BA en Argentina; la exhibición de su obra en la galería Chambers de Nueva York, y la realización de las vidrieras de Hermès en la ciudad de Atenas. Allí fue presentada como artista heredera de la tradición griega y de allí partió a Londres, donde también vestirá las vidrieras del gigante Hermès. La lista de compromisos sigue en Art Basel, desde el 16 de junio, invitada por la plataforma Artsy (www.artsy.net).

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Sobre las temáticas que aborda, Alexandra afirma que sus alfombras sintetizan paisajes que la movilizan pero que también la preocupan en un sentido humanístico: “Estoy orientando mi trabajo a revelar paisajes que van cambiando por decisiones políticas: los pastizales fueron mi primera denuncia y luego seguí con los glaciares”, relata. Su última muestra en Nueva York incluyó una vista del glaciar Perito Moreno (en peligro de extinción debido a la construcción de una represa sobre el río Santa Cruz) y en Art Basel exhibirá el arroyo Raggio, una caudal de agua barrial que solía ser un oasis acuático y que fue destruido en pos de la construcción de un enorme edificio. “Para mí esta obra es como llevar a Suiza una situación que parece chiquita pero en realidad es inmensa. Básicamente, quiero inmortalizar este y otros paisajes que la mano del hombre está destruyendo”.

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