Tapio Wirkkala (1915-1985) durante su vida desarrolló cientos de objetos, en su mayoría medianos y pequeños. Un par de sillas o banquetas forman parte de su book, además de algunas piezas gráficas -como un logo para Vodka Finlandia en los 70-, pero el grueso lo conforman fuentes, lámparas, botellas o floreros. Madera, cerámica, metal y vidrio fueron sus materiales predilectos, siendo el último con el que logró objetos realmente invaluables. Quizás, y a pesar de ser profundamente escandinavo en su inspiración y en la valoración del trabajo artesanal, Wirkkala está situado en un escalón diferente, aun más experimental, más moderno, más sofisticado en las formas y profundamente obrero en el quehacer. Reconoció la necesidad de "alejarse de la mesa de dibujo", en sus propias palabras, para conocer los procesos y las personas a cargo de ellos. Fue tanta la motivación que encontró en los talleres de las diversas especialidades, que él mismo logró un virtuosismo técnico impresionante. Exacta razón por la cual su trabajo junto a Venini fue largo y fructífero, surgió en los 50 y resistió hasta su propia muerte. Fascinado con el trabajo y la tradición italiana del cristal soplado, llegó a pasar temporadas extensas en Italia, adonde viajaba junto a su familia por meses. Del mismo modo, su fascinación con la cultura lapona sami lo llevó a internarse por meses en esta fría región de Finlandia.

La serie Bolla de botellas se fabrica desde su origen con una técnica llamada 'incalmo', a través de la cual  dos tipos diferentes de vidrio, que anteriormente se han trabajado por separado, se fusionan para obtener, en un solo objeto, áreas separadas diferenciadas por colores.

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