Comprar en verde
Pablo Sills recicla, ahorra energía e incluso la produce. Desde su departamento en Providencia, el que transformó sumándole la azotea, nos da cátedra de cómo vivir de manera sustentable.

El arquitecto Pablo Sills se tomó a pecho eso de comprar en verde. Y no precisamente por el factor monetario que eso conlleva, sino por las posibilidades de dejar “un departamento de inmobiliaria”, como él nos cuenta, tal cual como le gustaría habitarlo. Punto importante, pues si bien todos tenemos ideas de espacios, alturas y materiales con los que queremos convivir, Sills fue más allá.
Lo suyo no pasa solamente por un lineamiento estético, sino por uno relacionado a la calidad de vida desarrollada a partir de la convivencia con el medioambiente, lo que se traduce en plantear soluciones inteligentes y así aprovechar los recursos que el planeta entrega. Por eso no es extraño que Pablo, al momento de volver a Chile luego de terminar su especialidad en energía renovable y arquitectura en la Universidad de Nottingham, Inglaterra, buscara un lugar que le permitiera materializar todo eso y mucho más, demostrando de paso que se puede vivir de manera sustentable, sin ser ni un súper millonario ni genio, solamente aplicando la lógica.
Un departamento en el último piso al cual se le tras un tiempo en Huechuraba, y su vida desde ahí se transformó, para nosotros, en uno de los mejores ejemplos para este número verde.
: la famosa azotea
Este es sin duda el espacio más llamativo de la casa, o por lo menos algo -para el común de la gente- totalmente transgresor. Sin embargo, para los planes de Pablo, no es más que el epicentro desde donde todo toma forma. Una especie de minihuerta en la que va cosechando la energía del sol necesaria para proveer al departamento en su uso diario.
Así, a través de la instalación de un sistema fotovoltaico, este arquitecto produce 2.000 kWh al año, que son suficientes para que en las épocas de más calor, el suministro de Chilectra sea prescindible. “Este sistema alcanza para un 83% de la demanda anual”, puntualiza Sills. Por su parte, el agua caliente es provista por un sistema solar térmico con capacidad de 300 l, suficiente para una familia de cuatro personas y cuyo aporte representa el 70% de la demanda anual.
Grandes maceteros con bambúes que recorren el perímetro de la terraza, hacen las veces de cortina de viento y humedecen el ambiente,sumó la azotea como espacio habitable, en pleno Providencia, fue el lugar por el que se decidió mientras un jacuzzi, también temperado con energía solar térmica, aprovecha la grandiosa vista y resume lo bien distribuido que está este espacio junto a una parrilla.
“Disfrutamos 100% nuestra terraza. Es el lugar obligado de las reuniones familiares y punto de encuentro de los amigos, pues además estamos súper centrales”, cuenta Pablo, dando cuenta de que su vida sustentable va más allá de esta construcción y que es un tema que se aplica por completo a su rutina, que incluye el uso sagrado de la bicicleta como medio de transporte y reciclaje de basura.
Con una inversión adicional cercana a las mil UF -la tasación comercial actual aumentó en dos mil UF respecto al mismo departamento sin intervenir-, Pablo Sills se siente orgulloso, pues más allá de la transformación en términos constructivos, es un ejemplo de cómo una construcción tipo puede elevar la calidad de vida. Eso sí, este arquitecto nos advierte que es urgente el desarrollo de una base teórica fuerte, de subsidios a las energías renovables y de una mayor concientización para que su experiencia no sólo sea un caso marginal, sino que se aplique como una forma de vida integral de la sociedad.
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