Espacio: El arte de la decoración
Unir arte y decoración asegura un buen resultado, siempre. En especial si detrás está la mano experta de Cristián Faure, hombre reconocido por su gusto y por encabezar la dirección ejecutiva de la productora de eventos que lleva su nombre.


Para el dueño de casa, el arte es una especie de catalizador de experiencias, y el mejor incentivo para la imaginación y el análisis, o simplemente el estimulo óptimo para generar un estado de placer estético. Por ello, esta característica se ve reflejada en sus espacios como su departamento y su productora de eventos.Tiene mucho aprecio por todo el arte que ha llegado a sus manos, aunque por lo general está en la búsqueda de artistas emergentes. Actualmente los que más le seducen son las obras de los fotógrafos Tomás Munita y Demian Schopf, y el pintor hiperrealista Nicolás Radic.
De la mano del arte está su gusto esteta por los objetos de decoración y el mobiliario. No tiene referentes y funciona bastante por intuición. “Creo que lo que prevalece es la idea de generar espacios que en definitiva estén en armonía con mi personalidad, y que a su vez le den sentido a la palabra habitar”, señala Cristián.
Al momento de necesitar algo confía en tres alternativas: Interdesign, The Popular Design, y obviamente, Curaz, una tienda que abrió no hace mucho en Barrio Italia donde vende muebles y objetos de inspiración escandinava.
Pese a que viaja constantemente, no es de andar acarreando recuerdos de las ciudades visitadas. “Confieso que soy muy flojo para andar cargando cosas durante los viajes. Así que por lo general solo traigo accesorios menores. Hago la excepción cuando encuentro algo que realmente me interesa, pero prefiero la compra online. Es el caso de la lámpara de Ingo Maurer, de la línea Kokoró, que la puse en el living“.
En decoración no tiene un look determinado y más que la búsqueda de un estilo, lo que más le interesa es generar espacios que sean cómodos y cálidos de habitar. Es decir que los objetos sean armoniosos con el tipo de espacio en que han sido dispuestos. También le importan la luz y el orden. Esto se grafica claramente en el comedor con chapa de nogal, acompañado por sillas Oslo de The Popular Design, iluminado por una gran lámpara diseño del italiano Giuseppe Maurizio Scutella y potenciado por un espejo de generosas proporciones, y el cuadro de Fernando Feuereisen, un pintor chileno muy prolífico en los 90, radicado entonces en Nueva York.
Nada está al azar, todo el mobiliario, la decoración y el arte dialogan entre sí. Esto se agradece porque lo convierte en un departamento armonioso, tranquilo y acogedor con una vista privilegiada al cerro San Cristóbal.
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