¿La vende?
Brian y Paula llegaron de Nueva Zelanda y emprendieron un recorrido de dos meses por el sur de Chile hasta que se toparon con esta maravilla. -Sí, la vendo -contestó la dueña. Estuvieron dos años tramitando su compra hasta que se hizo efectiva el día de año nuevo del 2010. Celebraron en el lugar con una fiesta y muchos amigos. Había que brindar, no solo por la nueva vida, también porque eran los nuevos propietarios de un monumento nacional.
Todos pensábamos que no se puede comprar un monumento nacional, pero estábamos equivocados. Paula López (33) y Brian Budgeon (37) lo hicieron. Luego de varias cartas de ofrecimiento al Gobierno y de tediosos trámites de compra, hoy viven aquí junto a su hija Ona, una rubiecita bilingüe muy inglesa y muy chilena.
La casa Otto Bader es del 1900, se ubica en pleno centro de Puerto Varas en la calle que lleva su mismo nombre. Cuando la descubrieron se estaba desvaneciendo. Se toparon con tres habitantes silenciosos que dormían en una de las esquinas. La cocina estaba podrida, casi no había ventanas, parecía un capítulo olvidado. "Entre los argumentos que le dimos al Gobierno fue el tema de la luz, que eso era un cambio absolutamente positivo. El problema que tienen este tipo de casas es que son muy oscuras. Además no tenía combustiones ni nada para calefaccionar. En su época la gente ahorraba dejando la menor cantidad de ventanas posibles para así mantener mejor calefaccionada la casa", nos cuenta Paula.
Fue una locura, le dijeron algunos. Una locura, le volvemos a decir nosotros. Pero se trata de una locura majestuosa.
El lugar
Lo primero fue levantar la construcción. Se encontraron con una casa revestida con planchas pintadas verdes, con el área de la cocina cayéndose. "Nos demoramos dos años en restaurarla. Tuvimos como cinco cocinas, porque a medida que terminábamos un espacio, lo dejábamos y nos instalábamos en otro. Nunca pensamos restaurarla de una sola vez, siempre supimos que no teníamos la plata", relata.
No solo se trató de levantar la casa, se trataba de restaurar también sus vidas. Brian es fotógrafo publicitario, de eso vivía en Nueva Zelanda. Paula es psicóloga, hoy trabaja en Puerto Montt. Para Brian, el caso fue distinto. Su rubro es bastante difícil en la zona, así que guardó la cámara, colgó sus fotografías y se puso a maestrear. Comenzó a construir muebles, repisas, mesas, sillas, camas, guardarropas, la cocina entera. Decidió reconstruir su casa. La terminó, como si nadie se hubiera imaginado que solo había tenido contacto con un serrucho una sola vez, cuando intentó construir un yate en Nueva Zelanda. "Como Brian tenía que cambiar de oficio y la única manera de meter las patas es con tu propia casa, nos atrevimos", comenta Paula. Y lo que más nos sorprende y por supuesto emociona, es que todo este esfuerzo no los amarra. Ella nos cuenta que si tienen que irse a otra parte lo van a hacer. Hay veces que han pensado poner la casa a la venta y tampoco se le mueven las tripas.
Su trabajo
Fueron sacando cada una de las paredes, raspándolas y poniéndoles aislación. Luego volvían a ubicar las tablas y las sellaron prolíficamente. Restauraron cada una de las puertas, Brian las lijó, raspó todos sus detalles y le hizo de nuevo los platitos de las cerraduras a cada una.
Como patrimonio, y aunque es su propiedad, Paula y Brian siempre tienen que pedir permiso para realizar cualquier tipo de restauración en términos arquitectónicos. Dicen que cualquier respuesta demora mucho tiempo. "A un monumento nacional no se le puede cambiar ni el exterior ni el interior, a pesar de que yo sea la propietaria. El Gobierno eso sí, no te da plata para remodelarla. En todo caso, la compramos porque entendemos por qué hay que mantener este tipo de construcciones".
La semana pasada se acaban de ganar un Fondart de 9 millones de pesos para cambiar el frontis y los techos. Aunque no es mucho están felices. No es llegar y hacerlo, incluso requiere de un riguroso estudio histórico. "Un privado nunca se había adjudicado un Fondart para este tipo de proyectos, por eso es que fue un hito importante en la región, vino hasta la prensa local. Generalmente se los dan a edificios públicos, pero nuestra justificación tiene sentido cuando defendemos que esta casa es uno de los patrimonios culturales más antiguos de la región".
Ahora Brian logró instalar su propia empresa constructora. Se llama RE. Restaura, recicla, reutiliza. No se necesitan más apreciaciones para saber todo lo que puede llegar a construir.
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