Mi objeto de deseo
Son coleccionistas, interioristas, enamorados irremediables del buen diseño. Elegimos a tres personajes influyentes en el área, y ellos eligieron su objeto preferido. Una silla Memphis, una estantería del japonés Shiro Kuramata y una figura art déco son, de un modo categórico, su deseo irrevocable.
“Encuentras en la simplicidad de las cosas, lo máximo”
Eduardo Godoy, Side One (Japón, 1970- 1977)
Lo relata de esta manera: "Cuando abrimos Interdesign, en la década de los 80, no había nada parecido en Chile. Recuerdo que ese día estaban los tres canales de televisión afuera y decían que los objetos eran satánicos, extraterrestres, había mujeres que no se atrevían a entrar… (ríe) Es que Chile, en esa época, era un país de palitos quemados, todos los muebles eran cafecitos, talladitos y oscuros… ¡No había luz! Y yo traje la luz, traje iluminación, ampolletas dicroicas, aluros metálicos, los halógenos, en fin…".
Lo que ocurrió con Eduardo Godoy -creador de Interlubke, que más tarde sería Interdesign, referente indiscutido a la hora de hablar de diseño contemporáneo en Chile- es que viajó y viajó por Europa. Paseó por una infinidad de vitrinas, y le fue gustando poco a poco lo que sus ojos veían. Fue así como comenzó a comprar piezas de alto diseño y las trajo a Isidora Goyenechea. "En ese andar me encontré con esta pieza de Shiro Kuramata y es uno de mis objetos favoritos desde que lo descubrí. En esa época yo representaba a Capellini -empresa que los fabrica- y yo lo traje a Chile. En Interdesign lo usaba para guardar cables y mis cosas, estaba a la venta, pero como es un objeto tan caro nunca se vendió. Lo más interesante es que yo nunca traje dos unidades, hay uno solo en Chile. Ahora lo tengo aquí en mi nuevo depa y guardaré algún libro, folletos o revistas".
Nos habla también de su construcción, que desde cualquier ángulo es increíble. Todos los cajones son distintos, cada cual va en el lugar que le corresponde, de hecho están todos numerados. No se visualizan tornillos, y su forma ondulada nos recuerda una ola suave que cautiva con su elegante movimiento. "Encuentras en la simplicidad de las cosas, lo máximo, y este objeto lo tiene. El sentido de esta pieza va más allá del uso que se le puede dar, va en las sensaciones que produce", finaliza.

Esta diseñadora de interiores, que por años tuvo tiendas de decoración, ahora se dedica de lleno a la creación de proyectos de diseño. Proyecta casas, departamentos, restaurantes, y justamente por estos días está en medio del interiorismo de un hotel. Su casa guarda distintos secretos, secretos con cara de cuadros, figuritas y apoyalibros. Y en esa montonera de valiosas joyitas comparte con nosotros una figura art déco de una mujer en una posición muy de esa época, impecable, sin ninguna fisura y con todos los dedos de sus dos manos en su lugar. “El art déco me conquistó, fue una pasión que yo tuve por muchos años, de hecho en mi tienda era común ver objetos originales de la época cuando nadie en Chile los conocía, nadie se fijaba en ellos, generalmente eran los extranjeros los que compraban. Entonces fui aprendiendo, sola empecé a leer sobre la época y me cautivó. Todo lo que es relacionado con ese período todavía me encanta, más que nada en objetos pequeños. Está impecable, que es lo que más me gusta, es de 1930, y encontrar una figura de porcelana perfecta es casi imposible. Me enamoré, es una clásica figura de la época. Me he cambiado de casa muchas veces y este objeto se ha cambiado conmigo y no le pasó nada ni con el terremoto, se salvó”.
"Fue un amor que uno espera"
Carlos Javier Núñez, Silla First
(Movimiento Memphis, Italia 1983)
Su extensa colección -que incluye alrededor de 70 lámparas, 30 sillas, objetos curiosos de alto diseño y piezas importantes de artesanía- la comenzó con objetos de porcelana y cerámica. Hoy, al verlas en su departamento de Providencia, nos parece de una curatoría excelente, cada una instalada en su lugar preciso, como si hubiesen aterrizado allí en una caída lenta, apacible, casi flotando. Las ha adquirido en viajes, remates, trueques y por colecciones privadas, y al mirarlo a los ojos pareciera que aún le quedan ganas de seguir apostando por el buen diseño. Esta vez la elegida fue la silla First, del italiano Michele de Lucchi, de 1983, producida bajo el alero el movimiento Memphis. De una apariencia extrañamente bonita, esta pieza es un grano de arena más que Núñez apunta en su lucha contra la copia. "Más allá de su valor económico, que creo que no es lo fundamental, está su valor estético, es decir, si tú te fijas es como una pequeña constelación, como un átomo que pareciera ser que el centro, el núcleo, es la persona que se sienta, que se convierte en el astro rey.
Esta silla tiene una cosa muy retro, podría haber sido hecha en los años 50 en la época posnuclear, y creo que esa estética le añade atractivo porque la hace atemporal. O podría ser de muchas épocas futuras. Habla también de un espíritu bien italiano, tiene ese color celeste intenso, un celeste cielo casi de país tropical, que curiosamente es un celeste que gusta mucho en Italia. Los palacios dieciochescos italianos eran bastante coloridos, ahora uno los ve y se ven con colores deslavados, pero están deslavados por el tiempo, que es distinto. Entonces tiene un cromatismo que es propio a un país, eso también me pareció interesante.
Luego, hay un problema de solución. Una cosa que siempre me interesó en el diseño son las soluciones formales, en este caso tiene una solución formal de una sencillez increíble, no tiene terminaciones superfinas, no hay soldaduras electrónicas sofisticadas, es una pieza que la podría armar prácticamente cualquier persona en su casa, pero tiene la validez de eso, un gesto de diseño, tan simple, que la puedes sintetizar y recordar".
Núñez es asesor de arte y diseño, y nos cuenta que cuando conoció el movimiento Memphis, a través de revistas o tiendas como Interdesign, se enamoró perdidamente de las piezas, de hecho las vio llegar a Chile. "Posteriormente estas piezas estuvieron navegando en muestras y muestras, principalmente porque pertenecían a una colección privada y yo con los años soñaba con poder adquirirla. En un momento se dio que esta colección se iba a vender y me pidieron la asesoría para hacer la gestión. Llegamos a un acuerdo de valores y finalmente pude adquirirla. Fue un amor que uno espera, de larga data, no sé si tan Cumbres Borrascosas, pero pudo ser mía".
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