Poros de aire y luz natural


Las ciudades deben crecer, es su condición esperable, ya sea mediante extensión por sobre la naturaleza o por densidad sobre ellas mismas. Pueden ser procesos individuales o conjuntos, como es la práctica habitual en las grandes ciudades de Latinoamérica, y en un espacio de tiempo correspondiente a la prosperidad de la ciudad. Lamentablemente, lo anterior se hace sin mucho control centralizado; con planos reguladores urbanos muy parciales, que no vislumbran un total mayor.
Al crecer densificando, se evita el impacto sobre tierras agrícolas, se reduce la infraestructura de instalaciones y redes, pero por otra parte aparece el problema de la mala sumatoria de lo nuevo con lo antiguo: esto se aprecia especialmente en el deterioro en las edificaciones que permanecen (ya sea por valores históricos, programa de relevancia pública, religiosa o bien por alta calidad constructiva).
La desmesurada y apurada densificación se complica además al sumarse otras variables, entre ellas la de accesibilidad a la ventilación y luz natural.
Originalmente, y básicamente por motivos de diseño constructivo, las pequeñas ventanas de los edificios eran adecuadas, el espacio interior cubierto era convenientemente iluminado y ventilado por los costados. Estas antiguas obras, por la invasión de grandes sombras arrojadas por los nuevos altos edificios vecinos, tienen dos maniobras posibles de mejora: la primera, ser iluminados y ventilados artificialmente; o bien ‘taladrar’ sus cubiertas y eliminar vegetación circundante. Hoy en día esto es posible y fácil gracias a los ductos de luz (lumiductos) o bien ventanas practicables (manuales o automatizadas), especialmente concebidas para cubiertas, como las que provee la empresa danesa Velux (que significa: ventilación + luz), existente en Chile.
De esta manera la quinta fachada o techumbre ya no es solo aquella para ser vista desde arriba, o la de una simple tapa, sino que ahora se ha convertido en una herramienta que debe ser concebida para hacer entrar luz y ventilación natural a los interiores: es una piel que debe interactuar lumínicamente y ser apreciada desde los interiores.
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