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Tendencia: ECOmer

Como un juego de palabras que finalmente se entrelazó. He de comer, ecoalimentación, ecocomida. Así comienzo a escribir este artículo. Entre reportajes que delatan (¡al fin!) alimentos transgénicos, cultivos llenos de pesticidas y productos que no debiésemos ingerir, caminan con cada vez más fuerza posibilidades que ven el comer desde una conexión respetuosa para y con la tierra. No me refiero solo a lo orgánico, hay más para comer sano, limpio, consciente y estacional. Tomen lápiz.

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ECOTOUR

De cartelito en cartelito. Así uno se guía cuando por primera vez llega a la Ecoferia en la Aldea del Encuentro, en La Reina, un ícono del  mundo orgánico y natural en la capital. De pronto se ve, en el fondo, un montón de gente comprando, comiendo, copuchando. Y uno, bolsa en mano, de género por supuesto, se entrega. Ya saben, hablamos de ese proyecto maravilloso que hace dos años y medio se levantó como una feria que reúne a diversos productores y 56 ecoferiantes con productos orgánicos, biodinámicos y naturales.

La Ecoferia fue una especie de hijo sanito y rico entre Golde Waisman y Carmen Ruiz-Tagle, dos amantes de la vida conectada con la tierra, con libertades y respetos. Dos ‘ecomujeres’, a ojos externos, que después de buscar alimentos buenos decidieron organizar a la gente para ellas mismas poder ofrecer lo suyo y generar un espacio en el que el pequeño productor tuviese donde vender. “Muchos necesitábamos esto. Éramos como una comunidad sin suelo concreto. Entonces organizamos, juntamos los alimentos que nosotras  consumimos y notamos que todos pasábamos por los mismos lugares”, cuenta Golde mientras las tres miramos el pulso de un sábado cualquiera, cuando posmediodía ya no queda casi nada que comprar porque la gente se lo llevó todo. La gente anda con sonrisa. “Lo rico es ver cómo se valora todo, desde el lugar hasta el zapallo. Ahora ya podemos hablar de fidelidad, de contacto con la gente, de gusto por este tipo de alimentación”, afirma Carmen con chochera sana.

Ahora que la demanda es mayor, justo cuando ustedes leen esto, en la Ecoferia están inaugurando una ampliación, amasan otros proyectos y ya palpan fuertemente el ítem confianza que, en una feria orgánica y natural, tiene que ver con los productores, compradores, vendedores y productos. Así nace Ecopar, su propio sello certificador en el que brilla Ligio Alarma, un ultraecohombre y una ecoluz que desde la agronomía ilumina beneficios y falencias de los lugares donde se cultivan varios alimentos orgánicos y naturales. Lo que buscan entre los tres (Golde, Carmen y Ligio) es fortalecer la red de productos libres de tóxicos dando un sello que sea reconocible y que el que quiera, le crea y lo valore. Por su parte, están trabajando a concho por inspeccionar con más de 90 normas que regulan cultivos amparados en parámetros internacionales, más algunos impuestos por ellos, como por ejemplo, que los cultivos sean netamente orgánicos y no se compartan con tierra de métodos convencionales. De esta manera cuando ustedes vean este sello (en la feria, en una tienda, envase o almacén) sepan que hay una red apoyando, inspeccionado, fortaleciendo ese comer.

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, miércoles y sábados, desde las 9.30 a las 14 hrs,. Av. Larraín 9750.

EL COOPERAR COMO SISTEMA

Uno de los sistemas de economía social más difundidos en el mundo entero tiene sus primeros brotes en Chile de la mano de gente que se preocupa por el comer sano y que quiere un beneficio social, colectivo. El método es parecido entre todas las cooperativas: se paga una cuota de inscripción y se accede a precios y alimentos establecidos por la organización.

La Manzana fue la primera cooperativa de consumo. Nació el 2009 en Valdivia como consecuencia del pulso ambiental que se mostró frente a la catástrofe del río Cruces y el caso cisnes/Celulosa Arauco. Ahí notaron que eran muchos los que tenían sensibilidades dirigidas a lo que comían y a cómo esto se producía. Fijaron sus criterios, principios y empezaron con una cooperativa que hoy reúne a 186 familias que semana a semana reciben un boletín con los alimentos, ordenan y luego retiran. “La idea es disminuir la distancia entre consumidores y productores. Alimentarse mejor, con precios justos para el que compra y el que vende, ojalá asequibles para muchos. Además, dignificar al campesino, crear redes de apoyo al campo, intercambiar conocimiento”, cuenta Úrsula Fernández, presidenta de La Manzana, que hoy, además, funciona como tienda donde se puede comprar dos días a la semana.

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La Canasta es la primera cooperativa de productos orgánicos en Santiago. Funciona desde septiembre del año pasado y ya tiene cerca de 90 familias interconectadas por un comer y un comprar mejor. También se paga una cuota de inclusión y además hay que trabajar cada cierto tiempo en la entrega de las canastas de alimentos. A muy simple modo: uno recibe un mail con los productos, pide entre lunes y martes, para ir los sábados a retirar lo encargado. El resultado es comida sana y una búsqueda a no tener demasiados intermediarios entre el productor y el vendedor, también promover el comercio justo y tipos de cultivos orgánicos, los mismos que ya llegan a 50 productores que van desde hortalizas, frutas, hasta pollos, huevos y manjar. “Estamos creciendo, contentos y felices con los alimentos. Aquí uno se olvida del ofertón de la feria y por lo mismo de desechar comida. Es una compra más consciente para todos los lados, hacia uno que come y hacia el que los cultiva. Eso es lo rico”, comenta Paloma Reyes, una de las fundadoras de La Canasta. Para asociarse, escribir al mail

coopalimentos@gmail.com

. Funcionan actualmente en la Comunidad Ecológica de Peñalolén.


¡COMEME AHORA!

El sabor de lo sano va con la estación. Para nadie es sorpresa que un tomate en invierno es francamente malo, como que una chirimoya en estos días simplemente no pegaría. Más allá de si es un orgánico, un sustentable, está lejos de aquello o ya tiene una patita ahí, oblíguense a ser estacionales, la tierra se los pide y su cuerpo lo entiende. Aquí lo maravilloso del invierno que comienza (con colita de otoño, claro) que por favor no se salte.

Granada: quedan semanas de este superantioxidante que hasta le andan diciendo Viagra natural. ¿Cómo comerla?: en ensaladas, con berros, apio, rúcula, espinacas, se lleva de maravilla. Agreguen queso fresco o de cabra y está en gloria. Jugos de todas maneras y arriba de cualquier postre de chocolate queda rico además de lindo.

Manzanas, están tan ricas que en todo quedan bien. Con carnes blancas directo en la fuente, como con el pollo y el cerdo y al horno. Además el magnánimo postre de manzanas asadas: enteras y sin carozo, ahuecando un poco más grande. Ponerlas en una fuente y hacer una mezcla de miel, azúcar rubia, almendras, avellanas y el fruto seco que les guste. Una media botella de vino tinto y al horno. ¡Soñadas!

Ruta orgánica:

Al mismo tiempo que la Ecoferia existe MO, Mercado Orgánico, en Monseñor Escrivá de Balaguer 5600, también los días sábados y los días miércoles en la Plaza Perú, Augusto Leguía con Isidora Goyenechea, más el recién inaugurado mercado de Lastarria los sábados. La tienda La Chakra tiene buena cantidad de productos, harto extranjero y una red de agricultores todos los días. (

) Organisk es un mundo de importaciones, no baratas pero sí buenas, en dos locales, Providencia y Vitacura. (

) Emporio Orgánico, amasandería orgánica riquísima. Desde el quequito a la baguette pasando por quiches y empanadas. En La Reina. (

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Otras de época...

Brócoli y coliflor: Anticancerígenos a más no poder, de hecho debiésemos tomar un juguito de brócoli-zanahoria todos los días en la mañana para simplemente regalarnos un montón de beneficios. Ideas para comerlos: en ensaladas, procesar crudos ambos vegetales hasta que queden casi hecho granos, como si fueran cuscus. Luego mezclar frutos secos, muchas hierbas y a lucirse. Gratinados, blanquear y poner en una fuente. Hacer una mezcla de cebollas picaditas, yogur, un poco de crema, huevo y quesos. Al horno hasta que se gratinen.
Zapallos: Desde la ya clásica sopa de calabaza naranja y jengibre (versión fácil: hervir la calabaza, molerla y calentarla con un poco de jugo de naranja y jengibre) hasta los inigualables ñoquis: zapallo o calabaza al horno, molerla y mezclarla con 1 huevo y harina (máximo 300 g del peso del zapallo). Hervir en agua con sal, servir con mantequilla y salvia.
Hongos: Mientras más llueve más hongos, así que ahora tenemos resultados. Ahora están el portobello, ostra y el París. En unas semanas debiese llegar el changle. Hagan pasteles, quiches, panqueques. Las setas tienen la virtud de chupar todo con lo que se cocine, por lo mismo, jueguen con adobos y salsitas. Uno fácil: mezclar salsa de angula, soya, miso, jengibre, azúcar y vinagre. A la grilla y a disfrutar.
Naranjas: pura vitamina C. Maravillosas cortadas en rebanadas, sin la piel blanca y mezcladas con anillos de cebolla morada, aceitunas, menta, aliño con limón y 1 filete de anchoa, alcaparras y aceite de oliva.

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