Review | Predator: Hunting Grounds es una experiencia para fans lastrada por la espera

Sin duda este es un shooter sin grandes aspiraciones que está hecho por y para los fans de la película original.


Aunque la marca se desvirtuó cortesía de las secuelas y el spin-off contra Alien en la pantalla grande, el videojuego Predator: Hunting Grounds inevitablemente cargaba, en la antesala de su lanzamiento, con la pesada mochila que representa el clásico de 1987.

Protagonizada por Arnold Schwarzenegger en su mejor momento, Depredador es, por un lado, innegablemente una de las mejores películas de acción de la historia. Por otro lado, y en un hecho no menor, cuenta con uno de los monstruos más emblemáticos de la historia del cine, cortesía del diseño creado por el legendario Stan Winston.

En ese sentido, de partida tienen que tener claro que este videojuego no está a la altura de los mejores shooters que existen en el mercado, tanto en jugabilidad como en variedad de modos de juego o aspectos técnicos de recreación de los pocos niveles selváticos que están a disposición. Lo suyo no es la mejor acción disponible ni el más alto nivel gráfico. El solo hecho de llamarse Depredador no lo eleva.

Sin embargo, y para al menos poder levantar la mochila en cuestión, logra cumplir con su promesa esencial: sacar partido al multijugador asimétrico de 4 contra 1 para situarnos en un escenario pensado por y para los fans de Depredador. Es decir, si no tienen ni al más mínimo cariño a la obra original dirigida por John McTiernan, existen muchas posibilidades de que no le vean la gracia ni noten los detalles que sí están presentes.

You’re one ugly motherfucker!

Tomando como base su propuesta, Hunting Grounds no solo nos permite controlar a uno de los integrantes de un escuadrón militar que inevitablemente tiene que sobrevivir a una amenaza invisible en medio de la jungla, sino que también podemos encarnar al legendario cazador intergaláctico que tiene la afición de coleccionar columnas vertebrales.

Con sus pros y sus contras, cada elección cumple con lo que se podría esperar de este shooter asimétrico. Encarnar a un humano nos permite afrontar una batalla en primera persona en donde somos presa fácil, mientras una serie de misiones secundarias se pueden llevar en paralelo para enfrentar a milicias genéricas o fuerzas militares encubiertas que son los rivales secundarios de cada escenario.

Pero en lo que nos preocupa, el plato de fondo, solo hay que intentar sobrevivir a la amenaza extraterrestre, estar pendiente de cada punto cardinal para no caer sorprendido y correr como enajenado una vez que este inicia su autodestrucción. Todo lo que podrían esperar está ahí, salvo encarnar a soldados con personalidad como Mac, Blain o Billy.

Por otro lado, encarnar al Depredador es sin lugar a dudas el espacio más atractivo, pero también el más enrevesado. El nivel de armamento y las propias características forjadas en el cazador, a partir de lo que conocemos en el cine, nos entregan una mayor variedad para tener a la mano. De ahí que los primeros acercamientos sean más complicados que en la contraparte humana.

Aún así, tomar el control del cazador representa una experiencia mucho más rica que la de sus soldados genéricos sin personalidad, especialmente cuando jugamos con los sonidos para despistar, la visión de calor para seguir a la presa o apuntar el cañon de plasma desde el hombro. Todo está ahí, por lo que si tienen la suerte de enfrentarse a un jugador experimentado, la sufrirán en el escenario ideal para este videojuego.

Por el contrario, si se topan con un jugador que no domina al Depredador a la perfección, no es difícil ser parte de partidas en las que los cuatro soldados humanos pueden sobrevivir sin problemas,. De ahí que el hecho de elegir al cazador no garantiza la victoria y es ahí en donde radica el balance de la experiencia.

Si carga, podrán jugarlo

Ante toda la base anterior, la experiencia del videojuego cumple con las expectativas mínimas que podrían tener, pero el gran pero de Predator: Hunting Grounds radica en los largos tiempos de espera para iniciar una partida. Decir que la paciencia se pone a prueba es poco.

Aunque en promedio se promete un tiempo máximo de espera al elegir ser el cazador o el cazado, es habitual aguardar por el triple o aún más tiempo para formar al equipo humano. Peor es la situación si quieren hacer uso del depredador, ya que la demora está a la orden del día. En mi caso fueron más las partidas en donde espere más de siete minutos, que aquellas que se resolvieron en menos tiempo.

En la raya final, Predator: Hunting Grounds cumple con lo básico que debería concretar algo que pone al centro a un personaje tan emblemático. A cada paso se nota el cariño por el cazador, y eso realmente es importante considerando los resultados fallidos que se han logrado en el cine al intentar experimentar con el depredador.

Además, aunque las propias limitaciones técnicas enclaustren la experiencia a un terreno mucho más pasajero, una vez que la partida está en proceso, se abre paso una experiencia satisfactoria para los fans de la película original.

De hecho, a medida que desbloquean mejores armas al subir de nivel. los soldados ganan puntos para volverse menos genéricos. Y si juegan con la variedad de resoluciones que puede tener cada partida, ya que cada bando tiene más de una forma de salir airoso, el acotado abanico inicial se diversifica. Y eso es algo que estaba en el corazón del Depredador original.

Predator: Hunting Grounds está disponible en PlayStation 4, que es la plataforma utilizada para esta reseña, y Microsoft Windows.

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