El curioso caso del Porsche Cayenne descapotable

La firma alemana construyó un prototipo a escala real que hoy se exhibe en su museo. Conoce su historia a continuación.




Cuenta Porsche que poco después de la aparición de la primera generación del Cayenne -y de que se comprobara que era un éxito rotundo-, en 2002 estudió lanzar tres variantes adicionales del SUV. Una versión coupé, otra alargada con tres corridas de asientos y otra descapotable.

Las primeras dos se descartaron al andar, sin embargo, la descapotable tuvo más recorrido, pues fue la única de la que se construyó un prototipo a escala real. Una maqueta de 4,8 metros de largo, que incluso se puede conducir, aunque por instalaciones cerradas al tráfico, y que hoy en día vive en el Museo Porsche.

En concreto, este único ejemplar se fabricó para responder a cuatro cuestiones. 1.- ¿Es la posición de conducción cómoda teniendo en cuenta que los pilares del parabrisas son más cortos y están más tendidos hacia atrás? 2.-¿Qué tan práctico es un Cayenne de solo dos puertas, considerando además que miden 20 centímetros más de longitud que las del modelo convencional? 3.- ¿Es posible instalar un techo de forma armoniosa y que se pueda plegar automáticamente en poco tiempo? 4.- ¿Qué diseño debe tener la parte posterior?

Respecto la pregunta nº 3, para realizar este prototipo los diseñadores se deshicieron del techo de metal e instalaron uno de lona. El mecanismo de plegado que Porsche tenía planeado para él era similar al que lleva el 911 Targa desde la generación 991: la tapa posterior se levanta y se echa hacia atrás y el techo se guarda debajo de esta plegado en forma de Z.

Esa era la idea, pero las simulaciones por ordenador señalaban que ese mecanismo de plegado tenía una serie de incompatibilidades sobre las que Porsche decidió no investigar para su resolución. Así que actualmente ese techo se quita y se pone a mano.

Sobre esta última duda, no había consenso y para no construir dos prototipos, decidieron hacer uno con dos traseras. La de la izquierda con el foco y la patente en una posición más baja y la de la derecha, en una más alta.

Se podría decir que todo quedó a medias, pero fue así porque se consideró que no era una idea viable. Principalmente, se pensó que un Porsche Cayenne descapotable podía no traer beneficios y, dada su forma, tampoco iba a ser un auto atractivo.

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