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El Rolls-Royce de Gatsby: el auto más famoso de las películas de Robert Redford

Con la reciente muerte del actor estadounidense, recordamos uno de los autos más icónicos asociados a su imagen: el Phantom I que utilizó en “El Gran Gatsby”.

Robert Redford, fallecido este martes a los 89 años, fue mucho más que su aspecto elegante, sus papeles memorables y su presencia carismática. También fue vehículo de sueños: literalmente, condujo varios autos que pasaron a formar parte de su mito cinematográfico, como el Volkswagen Karmann Ghia, en “Sneakers” (1992), el Porsche 912 de “Juego de Espías (2001) o el Porsche 911 T, en “Downhill Racer” (1968).

Pero si hay uno que lo distingue, es el clásico Rolls-Royce Phantom I Ascot Dual Cowl Sport Phaeton, el famoso “Gatsby Rolls” que interpretó el papel de coche de Jay Gatsby en la versión de 1974 de “El Gran Gatsby”.

Este Rolls-Royce de 1928 no es cualquier auto clásico: con carrocería tipo dual cowl phaeton, muy pocas unidades de esta configuración fueron fabricadas, lo que lo hace excepcional. Su color crema-amarillento y detalles como los marcos de vidrio y el interior tapizado en cuero verde lo convirtieron en una pieza visual tan descriptiva en la novela de Fitzgerald como en su adaptación cinematográfica. Fue restaurado a un nivel meticuloso, con inversión millonaria, para preservar su imponente presencia.

A lo largo de su vida profesional, Redford condujo distintos autos, desde deportivos hasta clásicos de colección, pero este Rolls-Royce se erige como el más emblemático de todos. Incluso llegó a subastarse varias veces (en una de ellas, en 2009, por US$238 mil), reflejando no solo su estado de conservación, sino su valor histórico y su peso cultural: es mucho más que un vehículo, es parte de la memoria cinematográfica.

El Rolls simboliza el glamour, la excesiva opulencia del sueño americano de los años 20 y la ambición desenfrenada, temas centrales en The Great Gatsby. En cada escena que aparece, no solo se mueve Gatsby, también se mueve una idea: la de alguien que quiere mostrar al mundo lo que tiene, lo que aspira a ser, aunque todo ello esté construido sobre ilusiones.

Hoy, al recordar a Redford, no podemos dejar de ver en ese vehículo no sólo una máquina de lujo, sino un personaje silencioso que acompañó a una de sus interpretaciones más icónicas. Para muchos, ese Rolls representa la cúspide: la elegancia, la extravagancia, la narrativa del exceso, pero también del deseo incontenible de trascender.

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