Fuente Alemana: la tradición más viva que nunca

La tradicional sanguchería, fundada en 1954, reabrió sus puertas luego de un largo receso debido a la crisis sanitaria en su único local ubicado en Pedro de Valdivia, donde se pueden disfrutar los clásicos Lomitos, Churrascos y Rumanos hechos con la calidad, tradición, recetas y personal de siempre. A corto plazo, se espera la reapertura de nuevos locales.




El 5 de octubre pasado y luego de varios meses con sus puertas cerradas, la Fuente Alemana reabrió su local de Pedro de Valdivia. Era el fin a la espera, y el local, que fue inaugurado en 1995, volvía en gloria y majestad, adecuándose a los nuevos tiempos, a las nuevas exigencias y protocolos de salud, pero con el mismo ADN que le permite estar aún vigente, luego de más de 60 años de historia.

Pareciera que nada ha cambiado desde que Bruno Massoni, junto a unos primos y socios abrieran en 1954 un pequeño local de sándwiches de lomito al lado del Hospital San Borja, justo frente a una fuente donada por la colonia alemana en Chile.

Se llamaba fuente de soda La Predilecta. Sin embargo, la mejor referencia para quienes querían ir a comer a ese local era decir “juntémonos en La Predilecta de la Fuente Alemana”, recuerda Julia Massoni, hija del fundador, quien indica que finalmente quedó como Fuente Alemana, “porque todos la conocían así, no valía la pena tratar de cambiar un nombre que al final fue puesto por los mismos comensales”, rememora.

Desde sus inicios en la Fuente Alemana todo era hecho en casa. El pan, los lomitos, la mayonesa... Los ingredientes básicos de su carta estaban a la vista y paciencia de quienes querían sentarse en la barra.

Era una nueva forma de comer rápido y ese método no demoró en cautivar. La cercanía con quienes atendían, el servicio expedito y la calidad sublime de sus sándwiches simplemente conquistaron a los santiaguinos de la época.

Ahí comienza la historia. Luego vendría el local de Alameda, ese que la llevó a la cúspide. “La vida era otra, Santiago era distinto. La gente trabajaba en el centro y luego para irse a sus casas tomaban Alameda.

En los años 70, los autos se podían estacionar en la calle, entonces la gente se bajaba, comía y seguía su trayecto. Lo mismo con quienes iban a pie o en micro. El flujo de personas en ese sector era enorme”, cuenta Julia Massoni, quien enfatiza que “lo mejor de ese lugar es que ahí comían todos, de capitán a paje, no había diferencias. Podía estar el dueño de una empresa, el operario, un estudiante. La gente iba en familia”.

En 1995 la familia da otro gran salto y abre un nuevo local, esta vez en el corazón de la comuna de Providencia, buscando poder acercarse y llegar a la gente. Y nuevamente se dio la transversalidad que caracterizó los primeros 40 años a la Fuente Alemana. Jóvenes, adultos, tercera edad. Y eso mismo se repitió el día de la reapertura, y no hubo nadie que no tuviera un recuerdo o una palabra de agradecimiento.

“Ha sido muy emocionante, gente que con ojos brillosos recuerda que iba con su papá, con su tata..., gente que llega a comer lo mismo de siempre. De verdad que nos da para escribir un libro solo con estas dos primeras semanas de reapertura y la cantidad de historias que nos han contado y que han querido compartir con nosotras”, señala Inés Massoni.

» Mujeres a bordo

Al interior del local de Pedro de Valdivia -solo habilitado para el personal y para pagar- dos mujeres con uniforme blanco están sentadas en la barra, con cuaderno y lápiz, conversando con el encargado del local y afinando los detalles del día. Las mascarillas solo permiten ver la intensidad de sus ojos, que en ambas reflejan valentía y orgullo.

Julia e Inés son las hijas del fundador y quienes hoy llevan el negocio. Siempre les gustó el anonimato, porque ellas sienten que la magia está en la gran familia que es la Fuente Alemana y que no es necesario personalizar en una o dos personas el gran trabajo que hay detrás.

Con dulzura de mamá, pero con la misma convicción que solo las madres pueden tener, hablan de que jamás estuvo en sus cabezas cerrar el negocio.

“Esto es nuestra vida, ha sido parte de nuestra historia desde siempre. Tener las puertas abiertas es mantener vivo al papá, es mantener la tradición. Él nos dejó esto y no había ninguna posibilidad de cerrarlo, por el contrario, nosotras lo vamos a cuidar siempre, pase lo que pase”, explica Inés y agrega que “no lo piensas dos veces, simplemente sigues luchando para mantenerlo vivo.

Además, tampoco es llegar y cerrar. Aquí hay personas que llevan décadas trabajando y que lo han dado todo. Esta es nuestra segunda familia, y por eso tratamos, además, de que exista un grato ambiente de trabajo, es lo que más nos importa”.

¿Cómo ha sido esta reapertura?

J.M.: Ha sido increíble, hemos tenido una gran recepción y el nuevo formato de la terraza ha gustado mucho. El resto sigue igual. Las mismas recetas, las mismas personas, las mismas materias primas... La única diferencia que hay es que ahora no podemos atender adentro, sino que tenemos una terraza. Y la municipalidad nos dio todas las facilidades para poder hacerlo e instalarnos afuera. Creemos que lo más complejo ha sido el acostumbrarse a esta nueva forma de trabajo, los protocolos y los cuidados que tiene que tener nuestro personal, adaptarse a los controles... queremos cuidarnos y cuidar a quienes vienen para acá.

¿Se mantendrá el sistema de terraza?

J.M.: No sabemos cómo vamos a manejar el tema después, de verdad que creemos que queda mucho para eso, así que por el momento estamos muy felices de volver a abrir nuestras puertas.

¿Cómo logran mantener el éxito en el tiempo?

I.M.: Estos son negocios de mucha dedicación, que tienes que estar ahí... Nosotros no hemos hecho muchas innovaciones, porque al final la gente quiere comer lo que ha comido siempre, lo que comía con sus papás o abuelos. Aquí mantener nuestros estándares de calidad es fundamental, preparado siempre de la misma manera.

Se han abierto muchos locales nuevos de hamburguesas, de sándwiches, y todos con innovadoras cartas. ¿Cómo lo hacen para competir con ellos y esa oleada de modernidad?

J.M.: Es que son cosas distintas. Si me quiero comer una hamburguesa, voy a un lugar de hamburguesas. Son exquisitas. Si quieres comer lomitos, crudos o churrascos vienes para acá.

¿Qué se viene para la Fuente Alemana en el corto plazo?

J.M: Hoy contamos con todo nuestro personal trabajando, que es súper importante, y los planes futuros son abrir otros locales. En ningún caso una cadena, pues nuestro sello es la personalización y así seguirá.

I.M.: La idea de los nuevos locales es seguir siendo transversales y acercar a la gente a la Fuente Alemana, tal como lo hemos hecho en todas estas décadas, llegar adonde están el mayor flujo de personas.

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