"Competir es vida. Cualquier cosa antes o después es sólo esperar". Steve McQueen.

En los genes Garafulic fluye la velocidad. Boris Garafulic Stipicic (1907-2008) fue un corredor tardío, lo que lejos de perjudicarlo puso el énfasis en sus dotes naturales. A los 31 años comenzaba su carrera, desarrollando un estilo calmo, pero veloz. Su elegancia se tradujo en el apodo con que lo llamaban sus rivales: "El Maestro".

Poco más de 50 años y otro Garafulic recorre Sudamérica. No son carreteras interurbanas como las que recorrió su padre en los 60; hoy este apellido, para siempre ligado al motorsport nacional, se enfoca en las especiales que le impone el Dakar 2016. Otros tiempos, otro auto, la misma pasión, el mismo nombre: Boris Garafulic (53), piloto de uno de los equipos de punta en la carrera más dura del mundo, MINI X-Raid. Por lejos, el piloto chileno de mayor éxito en una de las categorías más difíciles: autos, un desafío que exige perfección física, mental y técnica, además de una constancia extrema para mantener la mejor performance posible en los 15 días de competencia.

Sus compañeros de equipo son verdaderas leyendas dakarianas: el español Nani Roma, campeón en motos en 2004 y en autos en 2014, y Nasser Al-Atiyah, campeón Dakar en 2015. Un tercer campeón se esconde entre los logos de sus auspiciadores en su All4 Racing Mini: una figura de Steve McQueen.

La razón y la velocidad

La película favorita de McQueen para Garafulic no es una sorpresa: &"Las 24 Horas de LeMans&", una obra maestra que cualquier aficionado a los autos y al motorsport reconoce como referente. No se trata de una película de carreras; es sobre la pasión de los autos, la velocidad, la competencia, el compañerismo. La cinta, escrita y protagonizada por el mismo actor, es de 1971. Cuarenta y cinco años después, la misma pasión se despliega en otro tipo de prueba endurance: Dakar 2016. Garafulic está listo y McQueen, a un costado del MINI con el dorsal 313, también.

Cuando a Boris Garafulic se le consulta por qué no dedica mayor tiempo al motorsport, considerando sus condiciones naturales, el empresario y piloto es claro: "Soy muy racional".

"Todas las cosas que tú hagas debes hacerlas con pasión. Tienes que tener algo interno, que te motive, que te lleve más lejos. En mi caso, indudablemente tiene que ver con mi padre, con toda su trayectoria. Mis amigos muchas veces me dijeron: ¿Cómo no hiciste algo antes, con toda esa energía que llevas dentro? Creo que es porque trato de canalizar esa pasión y energía con inteligencia, para hacer las cosas de forma adecuada", reflexiona el piloto del Team X-Raid.

Su trayecto en el Dakar en autos comenzó en 2011 con un abandono en la etapa 11. En las ediciones siguientes se impone su visión de empresario, su rigurosidad racional. Termina la larga carrera en lugares de privilegio: 11° en 2012; 12° en 2013; 11° en 2014, y nuevamente 12° en 2015. Su inteligente y pasional método le otorga gran regularidad.

El equipo Overdrive fue su puerto de llegada. En él conoce al que hoy es uno de sus mejores amigos, el español Nani Roma. Los contactos se amplían, las amistades crecen, se conforma un equipo.

"Boris es una persona con un gran talento, porque ha entrado muy tarde al mundo de los coches y aun así es un excelente piloto, al parecer ha heredado todo de su padre, realmente lo hace muy bien al volante. Además de aportar como piloto, entrega muchas otras cosas, como simpatía, espíritu de team. En la vida te vas encontrando con gente que suma y otra es la que resta. En todo sentido, Boris suma, generando ambiente, haciendo equipo", analiza el español.

La pasión de McQueen lo llevó a producir &"Las 24 Horas de LeMans&". Su amor por la competencia terminó en una película con un registro puro, donde los protagonistas son los bólidos y la feroz competencia entre escuderías y pilotos; la extenuante carrera es sólo el marco para lograr transmitir la pasión. Para ello, McQueen debió recurrir a la razón: extremó los recursos técnicos y cinematográficos para desarrollar un auto equipado para llevar cámaras, que corrió de verdad la dura prueba y finalizó noveno en su categoría. La fusión entre inteligencia y emoción rinde sus frutos.

Para 1971, año de estreno del filme, Boris Garafulic padre ganaba la serie Santiago-Viña del Mar, durante la inauguración del túnel Lo Prado, con sorprendentes 33 minutos y 12 segundos. El piloto del equipo X Raid cumplía 18 años, mayoría de edad.

Equipo X

El Bivouac de Carlos Paz, muy cerca de la primera etapa en la provincia de Córdoba, Argentina, está tranquilo. Cae la tarde, que parece prometer el fin de las lluvias que suspendieron la segunda etapa. Garafulic descansa, el sector del equipo X-Raid MINI se mueve al ritmo de los mecánicos. Nasser Al-Atiyah, ganador de la edición 2015, pasa con un plato de pastas: carbohidratos para la etapa del día siguiente.

¿Les puedo sacar una foto? Los principales pilotos del Team X-Raid (Nani Roma, Boris Garafulic y Nasser Al-Atiyah) sonríen y se muestran relajados ante la cámara. Cohesión de equipo.

"Lo que he tratado de hacer es ir aprendiendo de ellos. Es muy común que el chileno no quiera escuchar, aprender, relacionarse. Yo, por el contrario, he tratado de nutrirme de los conocimientos de los tremendos pilotos que tengo como compañeros de equipo. Es parte de intentar trazar siempre la ruta más lógica e inteligente dentro de mi pasión. Para mí, muchas veces es más reconfortante el apoyo de la gente, llegar a cargar combustible y que te reconozcan, te saluden…, en ese sentido creo que soy un bicho muy raro en este ambiente".

Quizá sea algo de nostalgia. Las sensaciones que percibió cuando niño, cuando su padre atravesaba veloz las incipientes carreteras interurbanas recibiendo el cariño de la gente, en una época romántica, donde la pasión primaba. "Todo nace en esa época, del ambiente de las carreras, los autos, de los viajes. Cuando yo parto con el tema de los autos, precisamente mi padre se enferma. Más allá de una experiencia particular, en mi casa siempre se vivió el ambiente de autos y estoy impregnado de ello", Garafulic habla desde su historia pasional.

No excusas

La romántica época del Turismo Carretera guarda similitudes con el Dakar: velocidad, arrojo, malos caminos, gente en las calles al saludar. Pero son otros tiempos, distinta tecnología. "Aquella época tenía mucho más sacrificio personal. Eran estructuras mucho más básicas, más simples. Actualmente, la tecnología es clave y marca diferencia. Hoy, cuando finalizas una etapa, el auto guarda toda la información para analizar cada detalle de tu carrera: está registrado cómo manejaste, qué porcentaje de uso del acelerador tuviste en los distintos tramos. Hoy es imposible echarle la culpa al auto, el equipo sabe si frenaste tarde o no aceleraste adecuadamente. No existe la excusa para el piloto de un equipo de punta como X-Raid", cuenta el crédito nacional.

¿Qué pasa después de Garafulic, tendremos otro piloto de autos de este nivel en el Dakar?

Es importante que los chilenos se interrelacionen más. Creo que muchas veces los pilotos nacionales se quedan en su grupo, aprenden poco de los que tienen más experiencia. Por ejemplo, Nani me regaló su trofeo del Dakar, su premio, lo tengo en mi casa. Somos muy amigos también con Nasser o Stéphane (Peterhansel) y todos ellos me han enseñado. Yo no tengo que inventar la rueda, pero sí debo conducir, es por eso que me nutro de quienes tiene más experiencia. Eso deben potenciar otros pilotos chilenos. Uno debe ser autocrítico si quiere mejorar. No hay que olvidar que el peor consejero es el espejo, que siempre responde lo que quieres ver", finaliza Garafulic. Roma y Al- Atiyah lo apuran. Van a cenar, como un equipo.

Steve McQueen los espera en el MINI 313, su espíritu hoy también corre en el Dakar. MT