TEST Peugeot 308 GTi: un león salvaje y atlético
<p>El habitáculo es limpio, con pocos botones y una pantalla táctil con toda la información. El tablero de instrumentos destaca por dos esferas: la de la izquierda es el velocímetro y la de la derecha, el tacómetro, que tiene la aguja en el sentido contrario de los punteros del reloj, lo que le da ese […]</p>

El habitáculo es limpio, con pocos botones y una pantalla táctil con toda la información. El tablero de instrumentos destaca por dos esferas: la de la izquierda es el velocímetro y la de la derecha, el tacómetro, que tiene la aguja en el sentido contrario de los punteros del reloj, lo que le da ese toque de deportividad visual.
Se aprieta el botón de encendido y aparece el rugido de este león&...
» Firme rugido
El rugido de este animal proviene de los 270 caballos de fuerza que tiene el modelo, alimentado de un pequeño motor de 1.597 cc. Una verdadera obra maestra de los ingenieros de Peugeot Sport, la división encargada de entregar al público este tipo de ejemplares.

La tecnología con la que cuenta es la que le permite no sólo llegar a esos 270 Hp, sino también obtener un magnífico torque de 330 Nm de par motor desde 1.900 hasta las 5.500 rpm.
Y es este último el gran responsable de que este auto se mueva con gran soltura desde cero a pocas revoluciones, acelerando como una bestia desde las 2.000 rpm y pasadas las 4.000 vueltas es un verdadero cohete, que parece no tener límite, pues en la marcha en la que te encuentres sigue pujando, dejándote, literalmente, pegado a la cómoda butaca sin perder un ápice de tracción.

Si en carretera de línea recta es un agrado conducirlo, cuando vienen las curvas uno descubre el verdadero potencial que tiene esta máquina y todo el trabajo que hay en ella. Una dirección asertiva y directa, que dobla rápido y que permite transmitir todo lo que sucede en contacto con el pavimento. El aplomo sumado a una estructura de chasis le permiten ir por las curvas y contracurvas aferrado con sus garras.

La caja mecánica de seis marchas está bien relacionada, pero sólo le falta un poco de engranaje más preciso, sobre todo en el momento de rebaje de marchas.
Su único pero, si es que lo hay, es que las plazas traseras sufren con la suspensión más rígida y el bajo perfil de los neumáticos. Aunque la verdad, cuando se está al volante, uno se vuelve egoísta y poco importa.
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