La Strada es de aquellos modelos emblemáticos en el line-up de Fiat. Fue una de las primeras pick-ups compactas desarrolladas en la creativa industria brasileña, carga con una tradición de años en el mercado de los vehículos comerciales, y tras el desembarco en Chile de su nueva generación a principios de 2014, SKBergé lanza ahora la versión tope de gama y una de las más reconocidas en el concierto sudamericano: la Strada Adventure.

Básicamente, esta versión creó un subsegmento dentro de las pick-ups compactas, el de las camionetas outdoor para uso particular más que laboral. Se enfoca en gente con espíritu aventurero que requiere de un vehículo multiuso y con capacidad de carga para desarrollar sus hobbies y aficiones. De ahí su nombre.

Fiat le dio un look off-road a la Strada al llenarla de molduras plásticas (algunas algo exageradas) y protecciones por los bajos, le añadió parrilla superior y pisaderas laterales y en la zaga, y se modificó su frontal con mucho plástico negro para generar una apariencia muy aventurera. El resultado es sorprendente, ya que la Strada Adventure no se ve sobrecargada y llama poderosamente la atención.

Si bien siempre ha tenido cuatro plazas (las dos traseras muy estrechas para llevar adultos con comodidad), para esta generación se inventó un nuevo sistema de acceso que realmente fue acertado: una tercera puerta por el lado del acompañante, que abre en sentido inverso a la puerta delantera, y se eliminó el pilar B para generar un acceso a las plazas posteriores muy funcional.

Si la versión Trekking ya tiene un estilo de uso particular más que comercial (que queda en manos de las versiones Working), la Adventure se diferencia por elementos estéticos y un mayor nivel de equipamiento, mucho de ello enfocado en el uso outdoor.

Por ejemplo, sobre la consola justo al medio hay un medidor de inclinación frontal y lateral, así como una brújula. Se incluyen los apoyapiés y ruedas de mayor tamaño (aro 15), pero, por sobre todo, hay un mayor despeje del piso para facilitar el tránsito por caminos con obstáculos.

No tiene tracción total ni mucho menos, pero la suspensión fue calibrada para aguantar los embates de un uso más off-road y se colocó bajo el capó un motor 1.6 litros con 115 caballos (contra un 1.4 de 85 Hp de las otras versiones). Si bien es un bloque tecnológicamente más moderno que el otro, tiene poco torque en baja, es poco elástico para realizar recuperaciones y resulta demasiado ruidoso cuando se escala en el tacómetro. Sin duda que le falta refinamiento conductivo.

El equipamiento está muy correcto para el tipo de vehículo que es, con aire acondicionado, kit eléctrico, computador a bordo, radio integrada con lector de CD, MP3 y USB, volante forrado en cuero con mandos de la radio, neblineros, llantas de aleación, doble airbag frontal y frenos ABS, entre otros.

Ahora, es un producto 100% brasileño y eso se nota en su concepción. No es elegante por dentro ni tampoco genera una gran sensación de calidad. Hay materiales correctos al tacto y otros no tanto, ni tampoco destaca por sus terminaciones. Nada que no sea normal en esta industria, donde el control de costos es regla de vida.

Lo que sí convence es su estilo, que más que camioneta parece un exótico vehículo todoterreno, pero añadiendo una caja que permite cargar 650 litros y que incluye un cubrecarga de lona.

Así, a un precio de $ 8.990.000, aparece la Fiat Strada Adventure, un vehículo adecuado para quienes no quieren comprar el típico SUV pequeño y, sin embargo, necesitan funcionalidad, estilo y capacidades diferentes.