¿Por qué en EE.UU. hay más tiroteos que en otros países?

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Una policía consuela a una mujer tras el tiroteo de este jueves en la escuela Marjory Stoneman Douglas (EE.UU.). Foto: EFE

Enfermedades mentales, deseos de fama, fenómenos de imitación y la más grande cantidad de armas entre la ciudadanía explicarían el fenómeno.


Tras cada matanza en Estados Unidos surge un debate sobre el control de armas que luego queda en nada. Pero también la pregunta que se repite es ¿por qué en Estados Unidos se producen tiroteos con tanta frecuencia? De hecho, desde la matanza de Sandy Hook en 2012, se han registrado 239 tiroteos en escuelas estadounidenses y en lo que va del año se han producido 6.650 incidentes con armas.

Una buena explicación sobre por qué los estadounidenses deben sufrir tiroteos como el ocurrido el miércoles en una escuela de Florida quedó registrada en el documental de Michael Moore, Bowling for Columbine (2002), donde se evidencia la abismal diferencia entre estadounidenses y canadienses en su aproximación a las armas y la seguridad. Pero el fenómeno es mucho más profundo, según los expertos.

Analistas coinciden en que son varios los factores que podrían explicar que las masacres como las de Florida ocurran en Estados Unidos y no en otros países, como la vecina Canadá. De partida, la tenencia de armas está consagrada por la Segunda Enmienda de la Constitución. Así, Estados Unidos es el país con más armas del mundo. Se estima que actualmente circulan entre 270 y 310 millones de armas, según CNN, cerca de una por cada ciudadano. Además, los estadounidenses constituyen el 4,4% de la población mundial, pero poseen el 42% de las armas de todo el planeta.

Según un estudio de 2015 de Adam Lankford, profesor de la Universidad de Alabama, citado por The New York Times, entre 1966 a 2012, el 31% de los atacantes en tiroteos masivos en todo el mundo fueron estadounidenses.

El peligro, han advertido los expertos, es cómo se han ido mezclando múltiples factores socioculturales en el país. En ese sentido, por un lado muchos de los protagonistas de los tiroteos han tenido deseos desmedidos de fama, como ocurrió con Seung-Hui Cho y la masacre de Virginia Tech, de 2007, en la que murieron 33 personas.

Pero a esto también se suma el hecho de que los atacantes son mentalmente enfermos. Sin embargo, el Times constata que sólo el 4% de las muertes producidas por uso de armas podría ser atribuida a un tema de salud mental y el índice de problemas psiquiátricos no difiere del de otros países desarrollados.

También muchos de los autores han crecido rodeados de una cultura violenta, alimentada por Hollywood y los videojuegos. Así, también varios autores de las masacres creen que los asesinatos los convertirán en héroes.

Al mismo tiempo, muchos también responden a un deseo de venganza social. Ese podría ser el caso de Nikolas Cruz, quien había sido expulsado de la escuela donde cometió su matanza por mal comportamiento.

En Estados Unidos, muchos creen que un control de armas más estricto bastaría para poner fin a las masacres, pero otros expertos sostienen que el fenómeno no es tan sencillo. De todos modos, algunos países han tenido éxito en lo que en su momento quiso llevar a cabo Barack Obama, un control de armas sin dobleces tras Sandy Hook.

En Australia, por ejemplo, tras la masacre de Port Arthur en 1996, en la que un hombre con un arma semiautomática asesinó a 35 personas, se prohibió la venta de armas semiautomáticas y rifles de asalto. Además, se endureció la venta de armas de menor calibre. Hasta ahora no se ha registrado ningún tiroteo masivo.

También en Alemania, luego de dos tiroteos en dos escuelas en 2002 y 2009, se estableció que para la adquisición de armas los menores de 25 deben someterse a un examen psiquiátrico y todas las personas que aplican a una licencia deben esperar un año hasta que se la otorgan.

Otro caso es el de Islandia, donde una de cada tres personas posee un arma de fuego. Pero ocurre que recién en diciembre de 2013 se registró el primer asesinato desde 1944.

También los analistas han denunciado lo que se conoce como "fenómeno de imitación". Esto se refiere a que una matanza inspira a otra, en un período de 13 días. Eso explicaría por qué en EE.UU. el espiral de asesinatos masivos no tiene fin.

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