Entre continuidad y cambio: las señales del primer día de León XIV
El Papa celebró su primera misa ante el Colegio de Cardenales y confirmó, por ahora, en sus puestos a los jefes de dicasterios. Vivirá en sus habitaciones del Palacio del Santo Oficio, mientras decide si seguir allí, trasladarse a Santa Marta o vivir en el palacio apostólico.
“Tengo que entrenar la firma, porque la vieja ya no sirve”, dijo el Papa León XIV cuando una niña le pidió firmar una Biblia la noche del jueves. Fue en el Palacio del Santo Oficio, la residencia de Robert Francis Prevost, cuando aún era solo cardenal. Una visita sorpresa y la primera que hizo tras abandonar la logia de San Pedro, donde pronunció su primer saludo a los fieles. “¿Qué día es hoy?”, preguntó luego, bromeando, para escribir la fecha bajo su firma. “Es 8 de mayo, día histórico”, respondió un grupo de sacerdotes y laicos mexicanos que estaban a su lado.
Esa fue su primera aparición pública como Papa después de su presentación ante los fieles de Roma en el balcón de la Basílica de San Pedro. Por ahora seguirá viviendo en el Palacio del Santo Oficio, a la espera de definir si permanecerá ahí o si se irá a la suite 201 del segundo piso de la Casa Santa Marta, como lo hizo Francisco durante sus 12 años de pontificado, o bien si regresará a los Palacios Apostólicos. Hasta ahora no hay versión oficial de parte de la sala de prensa de la Santa Sede ni un anuncio del nuevo Papa, pero algunos vaticanistas ya especulan que optará por la tradición y regresará a la recámara tradicional de los pontífices, desde que Pío IX abandonó el Palacio de Letrán.
Las señales, como la que dará al anunciar sus futuros aposentos, son lo que muchos están mirando en estos días, para evaluar cuánto hay de continuidad y cuánto de retorno a la tradición. La aparición con la muceta en la logia de San Pedro fue un símbolo de que no será un Papa disruptivo como su predecesor, dicen. Ayer en la mañana, durante la primera misa junto a todo el Colegio Cardenalicio, menores y mayores de 80 años, agregó nuevas indicaciones, como el uso del báculo y la cruz dorada de Benedicto XVI, aunque con zapatos negros y no rojos. En esa misa ofreció su primera visión de la Iglesia que dirigirá.
“La Iglesia Católica”, dijo, “debe ser un faro en medio de la oscuridad del mundo”. Y agregó que en estos días muchos católicos viven un ateísmo de hecho. “Hoy no son pocos los contextos en los cuales la fe cristiana es considerada una cosa absurda, para personas débiles, poco inteligentes; contextos en los cuales a ella se prefieren otras seguridades, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder y el placer”, apuntó el nuevo Papa con voz pausada y en un perfecto italiano, aunque comenzó la prédica con una pequeña intervención en inglés. Luego de la misa se anunció que León XIV decidió confirmar en sus cargos, como es habitual, a todos los jefes de dicasterios.
“Un americano en Roma”
El primer día del Papa Prevost, como acostumbran decir los italianos, sumando el apellido al término que describe al jefe de la Iglesia Católica, partió con las portadas de los diarios anunciando lo que hasta hace algunos años parecía imposible, la nacionalidad estadounidense (o americana como dicen por acá) del nuevo Pontífice. “Un americano en Roma”, titulaba el diario romano Il Tempo, en clara referencia a la película de 1954 con Alberto Sordi, similar a “el Papa americano” de La Repubblica y del Corriere della Sera, mientras otros recordaban a Sorrentino y su “profecía del Papa americano en The Young Pope.
Pero además de la nacionalidad del nuevo líder de la Iglesia Católica también generó comentarios la elección del nombre. Una decisión meditada, que como reveló el hermano de Prevost, el entonces cardenal ya había considerado, pese a que él se lo desaconsejó. Antes de entrar a la Capilla Sixtina, recordó John Prevost, su hermano lo llamó, le preguntó qué nombre debería elegir si se convertía en Papa y “comenzamos a tirar nombres para bromear”. “Yo le dije que no eligiera León, porque habría sido el decimotercero, pero debe haber sacado cuentas después y se dio cuenta de que sería el número 14”, relato al diario italiano La Stampa.
En un diálogo con los cardenales después del cónclave, el Papa les contó por qué había decidido llamarse León. “Tuve el honor de sentarme a la mesa con él, con otros cinco cardenales y le preguntamos la razón del nombre”, relató el cardenal Ladislav Nemet, arzobispo de Belgrado, al diario La Repubblica. “Dijo que quiere darles más atención a las cuestiones sociales y también a la justicia, y que estamos en una nueva revolución, porque si en los tiempos de León XIII había una revolución industrial, hoy hay una revolución digital”, dijo el purpurado. “Y hoy como en los tiempos de León XIII”, habría dicho el Papa a los cardenales, “está el problema de los puestos de trabajo por la digitalización”.
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