Las claves de los documentos filtrados del Pentágono: espionaje a países aliados y estrategia sobre guerra en Ucrania

Las instalaciones del Pentágono vistas desde el aire en Washington, Estados Unidos. Foto: Reuters

Los documentos llevaban semanas en internet, sin embargo, recién el viernes se hizo pública la filtración que aún está siendo verificada. Los archivos incluyen relaciones entre países supuestamente neutrales que estarían entregando armamento a Rusia o a Ucrania, donde algunos de ellos ya han salido a negar la información. Mientras la Casa Blanca reconoce estar preocupada, agiliza la contención de posibles consecuencias diplomáticas.


Las alarmas saltaron rápidamente en Washington, Seúl, Kiev y El Cairo. Sensibles documentos secretos del Pentágono, la sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos, se habían filtrado en internet y había que contener diplomáticamente las posibles consecuencias del hecho.

Distintos medios han accedido a los documentos para intentar verificar la autenticidad de las diapositivas y archivos etiquetados como “secretos” o de “alto secreto” (top-secret), y si bien autoridades del gobierno de Estados Unidos han señalado que algunos de ellos habrían sido modificados –eludiendo respuestas categóricas sobre su veracidad–, sí han reconocido que “parecen contener material sensible y altamente clasificado” y que su publicación es un hecho “profundamente desafortunado”.

La razón de su preocupación descansa en la variedad de temas tratados, los que incluyen desde posiciones militares ucranianas, incluidos la cantidad y procedencia de efectivos occidentales desplegados en el país invadido, y la advertencia de que este se podría quedar sin defensas aéreas en mayo, una lista de países espiados que supuestamente estarían entregando apoyo militar de manera furtiva a Rusia o Ucrania, e incluso posibles escenarios en caso de que los presidentes Vladimir Putin y Volodymyr Zelensky mueran.

Soldados ucranianos prestan primeros auxilios a un soldado herido en Bajmut, en la región de Donetsk. Foto: AP

Ante el riesgo de una crisis diplomática, The Associated Press aseguró que la administración del Presidente Joe Biden inició rápidamente una operación de control de daños para asegurar tanto a sus aliados, como para evaluar el verdadero alcance de la filtración, lo que las propias autoridades norteamericanas reconocieron como poco claro.

¿Qué se filtró?

Las diapositivas y documentos contienen información clasificada por el Pentágono, con temas que abarcan estrategia bélica ucraniana, evaluaciones sobre el desarrollo de la invasión, la situación del apoyo internacional hacia los países en conflicto, e incluso qué hacer en caso de que uno de los dos mandatarios, ya sea el ucraniano Volodymyr Zelensky o el ruso, Vladimir Putin, murieran, además del escenario en que este último decidiera hacer uso de su arsenal nuclear.

Se desconoce aún cuántos secretos se podrían haber revelado en caso de que todos resulten ser reales. Diversos medios internacionales han revisado los archivos para intentar verificar su autenticidad. The New York Times reveló, por ejemplo, el esbozo de una planificación de contingencia para cuatro escenarios “comodines” de la guerra: la hipotética muerte de Putin, la de Zelensky, una destitución de los líderes de las Fuerzas Armadas rusas y un ataque ucraniano contra el Kremlin, detalló el periódico neoyorquino.

Reuters identificó aproximadamente 50 documentos distintos, y algunas estimaciones sitúan el número total en cientos. Mientras que The Washington Post aseguró el lunes que uno de los archivos sugería la preparación en secreto de un envío de hasta 40.000 cohetes de parte de Egipto a Rusia, información negada por el gobierno de El Cairo.

Consultado el lunes por la prensa estadounidense sobre si podrían aparecer más documentos en internet, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, manifestó que “la verdad y la respuesta honesta a su pregunta es: no lo sabemos. ¿Y eso nos preocupa? Por supuesto que sí”.

Si bien se desconoce cómo salió la información desde el Pentágono, The New York Times afirmó que el salto a la web se dio a través de al menos dos servidores de Discord, espacios en los que se pueden compartir documentos, hablar por chat y voz e incluso transmitir en vivo. En uno de esos servidores fue donde un usuario anónimo publicó los archivos, en medio de una discusión sobre la guerra rusa en Ucrania. Según The Associated Press, primero escribió sobre el contenido de los papeles con sus propias palabras, para luego adjuntar imágenes con los papeles doblados.

El origen de la filtración

La noticia explotó el viernes pasado, cuando el periódico The New York Times informó por primera vez de su existencia. Sin embargo, los archivos llevaban desde el mes pasado dando vueltas en algunos servidores de la plataforma Discord –servicio gratuito donde se puede chatear, hablar y transmitir a través de servidores, utilizado principalmente por aficionados a videojuegos– y 4Chan, conocida por ser asociada a la Alt Right (derecha alternativa) estadounidense y ser cuna de cientos de teorías conspirativas.

Actualmente, no existe certeza del origen de la filtración. En un inicio, se pensó que podía tratarse de un ataque ruso o de agentes prorrusos debido a la naturaleza militar de la información, dijeron a Reuters funcionarios estadounidenses una vez hecha pública la noticia. Sin embargo, cada vez toma más fuerza la teoría de que nació en suelo norteamericano debido a la amplitud de temas, que incluyen datos sobre la guerra en Ucrania, China, Medio Oriente y África.

“La atención se centra ahora en que se trata de una filtración local, ya que muchos de los documentos solo estaban en manos estadounidenses”, dijo al mismo medio Michael Mulroy, exalto mando del Pentágono.

El actual jefe del organismo reconoció en una conferencia de prensa este martes que no saben a ciencia cierta el origen. “Estaban en algún lugar de la web, y dónde exactamente, y quién tenía acceso en ese momento, no lo sabemos. Simplemente, no lo sabemos”, dijo a medios locales el secretario de Defensa, Lloyd Austin. “Seguiremos investigando y revolviendo cada piedra hasta que encontremos el origen de esto y su alcance”, agregó.

El secretario de Defensa, Lloyd Austin, previo a una reunión con el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, en el Pentágono, el 12 de abril de 2023. Foto: AP

El director de la CIA, William Burns, dijo el mismo día que la filtración era “profundamente desafortunada”, y anunció que “el Pentágono y el Departamento de Justicia han iniciado ahora una investigación bastante intensa para llegar al fondo de este asunto”, ya que “es algo que el gobierno de Estados Unidos se toma extremadamente en serio”.

Según The Associated Press, aún no se sabe siquiera si el propio gobierno estadounidense estuvo involucrado.

Lo revelado y los países involucrados

La filtración transparentó el nivel de vigilancia e incluso espionaje, afirmó The New York Times, al que se han visto sometidos los aliados de Estados Unidos. En Corea del Sur, por ejemplo, surgieron críticas en la oposición al Presidente Yoon Suk-yeol luego de que en los documentos se revelara que Washington ha estado espiando a altos funcionarios de seguridad nacional del gobierno, pese a que es uno de sus mayores aliados en una región que le es hostil, considerando su cercanía con Corea del Norte y China.

Los opositores a Yoon aseguraron que se trataba de “una violación de seguridad a gran escala”, acusando a Washington de “violar la soberanía” de un aliado clave, detalló el mismo periódico.

Desde el gobierno de Seúl restaron importancia a los documentos, afirmando que el escándalo no dañaría la relación de Corea del Sur con Estados Unidos, puesto que, tras una conversación entre el ministro de Defensa, Lee Jong-sup, y su homólogo norteamericano, Lloyd Austin, se llegó a la conclusión de que “bastantes de los documentos en cuestión fueron fabricados”, agregó el medio neoyorquino.

El Presidente estadounidense, Joe Biden, junto a supar surcoreano, Yoon Suk-yeol, en mayo de 2022. Foto: AP

Otro documento sugiere que 97 efectivos de fuerzas especiales de distintos países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) estuvieron activos en suelo ucraniano entre febrero y marzo de este año. Según explicó BBC y The Guardian, un documento fechado el 23 de marzo de este año indicaba que más de la mitad de los elementos occidentales desplegados eran de Reino Unido, lo que fue contestado el martes por el Ministerio de Defensa británico, que aseguró que no se debían considerar “al pie de la letra” las palabras de los archivos filtrados. El segundo país con más fuerzas especiales en territorio invadido sería Letonia, con 17 activos. Francia y Estados Unidos le seguirían, con 15 y 14, respectivamente.

Serbia, por otro lado, también aparece citado. Pese a que el país balcánico se ha negado a sancionar a Rusia, un archivo con fecha 2 de marzo asegura que aceptó suministrar armas a Kiev y que se negó a proporcionar entrenamiento a las fuerzas ucranianas, consignó Al Jazeera. Milos Vucevic, ministro de Defensa serbio, rechazó el miércoles las acusaciones, alegando que “Serbia no vendió ni venderá armas a la parte ucraniana, a la rusa, ni a los países que rodean ese conflicto”.

En la vereda contraria, Egipto es apuntado en un archivo como un supuesto suministrador de cohetes y municiones de Rusia, aseguró The Washington Post. Según el medio estadounidense, el Presidente egipcio, Abdel Fattah el-Sisi, habría dado órdenes para que produjera y enviara en secreto dicho equipo con el fin de “evitar problemas con Occidente”.

La nación es una de las principales receptoras de ayudas militares estadounidenses, afirmó Al Jazeera, cifra que asciende a los 1.300 millones de dólares anuales en financiamiento bélico. La respuesta llegó por medio de un funcionario estatal egipcio que prefirió mantenerse en el anonimato, asegurando al medio afiliado al Estado, Al Qahera News, que el documento era un “absurdo informativo”.

La contención diplomática de Washington comenzó este martes, con el despacho de llamadas y reuniones dirigidas por altos funcionarios de la administración Biden, con el fin de calmar la ira en las capitales aliadas.

Tanto el secretario de Defensa, Lloyd Austin, como el secretario de Estado, Antony Blinken, aseguraron que habían conversado con sus homólogos ucranianos, mientras que Blinken agregó que habló con otros aliados –sin especificar quiénes– para “tranquilizarlos sobre nuestro propio compromiso de salvaguardar la inteligencia”, informó The New York Times.

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