EE.UU.: Oleada de migrantes sobrepasa a los agentes de la frontera mientras los contrabandistas operan en tramos alejados

Migrantes buscando asilo en Estados Unidos se juntan al otro lado del Río Bravo. Foto: Reuters.

Algunas personas están cruzando en los lugares menos poblados de Arizona y California, forzando a los funcionarios a llevarlos a áreas de detención y centros de procesamiento improvisados.


Los contrabandistas que ingresan migrantes a través de la frontera sur de Estados Unidos han pasado, en los recientes meses, de cruzar a través de grandes cruces, a lugares mucho más remotos, como Lukeville, Arizona. Así, desafían a los oficiales de migración, que no tienen ni la mano de obra ni la infraestructura para gestionar grandes cantidades de personas en esos lugares.

Más de 50 migrantes –incluyendo mujeres y niños de países como Kenia, Senegal, Colombia y Guinea– fueron encontrados caminando a lo largo de la frontera este del condado de Pima, este viernes, diciendo que habían sido llevados por contrabandistas hasta un agujero en la pared de un poste de acero de 30 pies de altura.

Los agentes de la Patrulla Fronteriza ya estaban en el sitio ocupados, tomando en custodia cerca de otros 100 migrantes que habían llegado más temprano en el día, por lo que otros agentes usaron cámaras para monitorear a los recién llegados, mientras el grupo caminaba hacia un área de parada a unas pocas millas de distancia.

Migrantes caminando en caravana a Estados Unidos desde Huixtla, México. Foto: Reuters.

Funcionarios estadounidenses han reportado un promedio de 7 mil arrestos por día recientemente, con algunos de esos días superando los 10 mil arrestos, a lo largo de la frontera suroeste, con algunas de las mayores oleadas apareciendo en las zonas remotas de Arizona y California. En tanto, el número de personas que cruzan a Estados Unidos y solicitan asilo continúa rondando niveles récord.

Desde el inicio de este año presupuestario el uno de octubre, los agentes de Tucson, Arizona, han hecho más de 142 arrestos, de acuerdo con información preliminar: 54 mil arrestos más de los que se habían hecho, en el mismo momento, hace un año.

El flujo cercano a Lukeville ha forzado a la Aduana y la Patrulla Fronteriza a cerrar indefinidamente un cruce legal, y que era popular entre los turistas de ambos países que viajaban entre México y Estados Unidos. También impulsó a la gobernadora de Arizona, Katie Hobbs, una demócrata, a firmar el viernes una orden ejecutiva para desplegar tropas de la Guardia Nacional estatal en la frontera para ayudar a las autoridades federales.

“Otra vez, el gobierno federal está resistiendo a hacer su trabajo de asegurar nuestra frontera y mantener nuestras comunidades seguras”, indicó Hobbs: “Con esta orden ejecutiva, estoy actuando donde el gobierno federal no lo ha hecho”.

Troy Miller, comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza, dijo el lunes que si bien sus agentes y oficiales están haciendo todo lo posible para gestionar los flujos récord de migrantes, el Congreso necesita aprobar más recursos para todas las agencias del Departamento de Seguridad Nacional responsables de la aplicación de la ley de inmigración.

Roman Antonov, migrante desde Rusia, se saca una selfie después de cruzar la frontera. Foto: Reuters.

Miller señaló que, a causa de la sobrepasante cantidad de migrantes que han llegado, los funcionarios fronterizos no tienen, actualmente, la capacidad de vigilar y provocar las deportaciones flash, que habían permitido detener la última oleada de migrantes.

Autoridades de Estados Unidos han dicho en las últimas semanas que las autoridades mexicanas, pareciera, han cedido en sus esfuerzos para controlar la migración. Según Miller, esto ha contribuido a las recientes oleadas de migrantes en los lugares remotos de la frontera.

“Necesitamos que el gobierno mexicano de un paso y haga lo que hemos acordado hacer juntos”, asegura Miller: “Y necesitamos la capacidad de poner a los migrantes en el proceso, de tal modo que podamos efectuar la consecuencia precisa para aquellos que no pueden solicitar asilo”.

Debido a que Lukeville está a horas de Tucson, donde está el recinto más completo de la Policía Fronteriza, los oficiales federales han tenido que insistir e instalar un área con algunas tiendas de campaña y techos contra el sol, para recibir y procesar a todos los que cruzan, antes de que puedan determinar si deben ser deportados inmediatamente, o si se les puede permitir seguir en el país mientras se evalúa su solicitud de asilo.

Cientos de agentes actualmente están conduciendo a los inmigrantes recién llegados a la cercana estación de la Patrulla Fronteriza de Ajo en Arizona, que fue construida para cobijar a unas 100 personas. El viernes, la instalación llegó a albergar a unos 325 inmigrantes.

Desde allí, los agentes conducen a los migrantes a Tucson u otros sectores fronterizos a Yuma, Arizona, o El Centro, California. Si bien algunos de los recién llegados enfrentarán una rápida deportación, la mayoría de los demás, incluidas casi todas las familias, serán liberados con órdenes de informar a las autoridades de inmigración una vez que se hayan establecido en su destino final en los EE.UU.

En un extenso complejo de tiendas de campaña en Tucson, las familias y los adultos solteros estaban separados en celdas, y a los niños y a las madres se les permitía moverse por el área. Se proyectaban dibujos animados en televisores montados en las celdas, mientras los funcionarios proyectaban la película “El Grinch” en un espacio separado para los niños más pequeños que no estaban acompañados.

Un migrante cerca de una reja de alambre. Foto: Reuters.

Además del cruce de Lukeville, los funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza también cerraron dos cruces de trenes en Texas y un cruce de peatones en el concurrido puerto de entrada de San Ysidro en California, en medio de un número cada vez mayor de cruces fronterizos ilegales.

El lunes, la Asociación de Ferrocarriles Estadounidenses, un grupo comercial, pidió a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza reabrir los cruces de trenes de Texas, diciendo que estaba afectando el comercio de América del Norte.

A lo largo de un tramo remoto de la frontera, aproximadamente a una hora al este de San Diego, los agentes fronterizos también están viendo otra afluencia importante de migrantes hacia las áreas rurales, mientras cientos, a veces miles, cruzan cada día una sección del muro fronterizo cerca de la ciudad de Jacumba Hot Springs, California.

No hay estaciones de admisión en Jacumba. En cambio, los agentes fronterizos están dirigiendo a los migrantes que llegan a un trío de campamentos improvisados, incluido uno a cientos de metros de la transitada Interestatal 8, y les ordenan que se queden donde están hasta que puedan traer autobuses para expulsarlos. Los funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza dicen que técnicamente no están deteniendo a migrantes en el área, sino que les piden que se queden donde están hasta que los agentes puedan recuperarlos.

John Schultz, un residente de Jacuma de 26 años que se unió a un grupo de trabajadores humanitarios que ayudan a los inmigrantes en los campamentos, dijo que las poblaciones promedian entre 500 y 800 personas a la vez. Los voluntarios han servido alrededor de 13.000 comidas a extranjeros en los campos en los últimos dos meses, dijo.

“Estamos haciendo todas las cosas que el gobierno de Estados Unidos no está haciendo”, dijo Schultz mientras organizaba la donación de suministros que llenaron lo que alguna vez fue un centro juvenil en la ciudad. La mayoría de las personas pasan al menos una noche en los campamentos, pero algunos han pasado hasta cuatro noches recientemente, dijo Schultz.

En un reciente día laborable, unas 100 personas se arremolinaban en un campamento, lleno de tiendas de campaña donadas por grupos de ayuda locales. A todos se les había entregado una pulsera de papel con el día de la semana en que llegaron impreso.

Migrantes dirigiéndose al río Bravo. Foto: Reuters.

George Udzilauri, un hombre de 35 años de Tbilisi, Georgia, dijo que cruzó caminando la frontera al sur del campamento el 5 de diciembre y que había estado allí durante dos días. Udzilauri aseguró que abandonó su país de origen varias semanas antes, volando primero a Cuba y luego a Nicaragua, antes de seguir un camino ya muy transitado a través de Centroamérica y México.

Dijo que gastó varios miles de dólares para llegar a la frontera de Estados Unidos después de enterarse de la ruta migratoria por parte de amigos y conocidos, y que estaba planeando solicitar asilo.

“Aquí hace mucho frío”, indicó sobre el árido campamento en el desierto mientras soplaba un fuerte viento. “Necesito un hogar. Necesito seguridad y empezar a trabajar”.

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