“Pensé que era un misil”: La tragedia que revela la masiva explosión en Beirut

Imágenes satelitales del puerto de Beirut antes y después de las explosiones del martes, iniciadas en una de las bodegas de ese recinto.

El sonido de los estallidos quedará en el recuerdo de los libaneses, que ayer iniciaron un período de duelo por los 135 muertos y más de 5 mil heridos que dejó el incidente.


“Es una tragedia más allá de toda descripción. Sentí un terremoto y me escondí en el baño. Unos 10 segundos después escuché un ruido muy fuerte y una explosión masiva sacudió mi departamento y los vidrios se quebraron en todo el barrio. Pensé que habíamos sido alcanzados por un misil, a pesar que mi departamento está a al menos cinco kilómetros del lugar de la explosión”. El libanés Mohammad Hijazi revive así, en conversación con La Tercera, el incidente que estremeció el martes a Beirut, que en su caso solo lo dejó con moretones por la onda expansiva y daños en su inmueble.

En medio del horror que vivieron, los libaneses aún intentan recuperarse del shock provocado por las dos explosiones que sacudieron a la capital, cuyas imágenes apocalípticas recorrieron el mundo. El último balance da una muestra de la magnitud de la tragedia: hasta ahora el saldo de fallecidos asciende a 135, mientras que los heridos suman más de 5.000. Pero a medida que las tareas de remoción de escombros avanzan la situación podría empeorar, debido a que hay más “desaparecidos que muertos confirmados”, según precisan las autoridades.

Un día después de la destrucción generada por dos estallidos en el puerto de Beirut, que dejó bajo un manto de polvo y vidrios a la ciudad, Hijazi describe que la situación en la capital es “conmovedora”, debido a que son los propios ciudadanos los que están “limpiando las calles y dando apoyo, alimentos, casa y agua a las personas que lo necesitan, donde el gobierno no se vio en lo absoluto”.

El Presidente de Líbano, Michel Aoun, visitó la zona afectada y señaló que la situación es “inaceptable”, por lo que los culpables recibirán el “castigo más duro” ante la catástrofe que dejó sin casa a alrededor de 300 mil personas y cuyos daños fueron avaluados en US$ 3.500 millones.

De acuerdo con la agencia The Associated Press, esta es la explosión más destructiva en un país con larga historia de devastación, que incluye una guerra civil de 1975 a 1990, conflictos con Israel y constantes ataques terroristas.

Desde este miércoles, el país inició un período de luto por la tragedia, mientras cerca de dos millones de habitantes de Beirut quedaron bajo un estado de urgencia que durará dos semanas.

Es que con el pasar de las horas el origen de la explosión se va dilucidando. El Ejecutivo confirmó que habían 2.750 toneladas de nitrato de amonio, un peligroso compuesto químico utilizado para bombas y fertilizantes, almacenados “sin medidas de seguridad” en una bodega en el puerto de Beirut, por lo que ordenó a los militares poner bajo arresto domiciliario a las autoridades portuarias en el marco de una investigación que deberá entregar resultados dentro de cinco días a la Justicia. Al menos cuatro exprimeros ministros han solicitado una pesquisa independiente por parte de Naciones Unidas o la Liga Árabe.

Las últimas informaciones revelan que las explosiones, que se sintieron hasta en las costas de Chipre, a más de 200 kilómetros de Líbano, podrían haber sido evitadas, ya que altos funcionarios del gobierno estaban al tanto del peligro que significaba tener una bodega repleta de la sustancia cristalina e inodora, que es señalada como una de los probables causantes de la tragedia.

Según la cadena Al Jazeera, el nitrato de amonio permanecía desde hace seis años en el hangar 12 en el puerto de Beirut y las autoridades de gobierno estaban en conocimiento del riesgo.

El rastro del compuesto aparece en la capital de Líbano en septiembre de 2013, a raíz de la presencia de un buque de carga de “propiedad rusa”. De acuerdo a documentos gubernamentales, por problemas técnicos la embarcación atracó en Beirut y ante la imposibilidad de volver a alta mar, los propietarios y la tripulación habrían abandonado la nave.

Ante esta situación la carga fue trasladada a una bodega en el puerto de Beirut, que queda cerca de una de las principales carreteras en la entrada de la ciudad. Posteriormente, en junio de 2014, el director de Aduanas envió una serie de cartas para pedir una “resolución” sobre qué hacer con el nitrato de amonio.

El actual director de Aduanas de Líbano, Badri Daher, señaló a la prensa local que solicitaron “orientación y advirtieron” del daño que podría provocar el material en al menos cinco misivas emitidas hasta octubre de 2017. Incluso, propusieron tres opciones: exportar el material, transferirlo al Ejército o venderlo a empresas privadas libanesas.

A pesar de esto, ninguna de las solicitudes tuvo respuesta, por lo que el peligroso químico permaneció en las bodegas. Entre las normativas mundiales sobre este producto aparece la impuesta por la UE que exige agregar carbonato de calcio al nitrato de amonio, ya que así es más “seguro”.

Para los expertos, lo que se generó el martes fue una “reacción incompleta” debido al color negro y rojo del humo, que probablemente fue producto de una “pequeña explosión accidental o a propósito que gatilló la reacción del nitrato de amonio”, ya que éste intensifica la combustión y permite la inflamación rápida de otras sustancias.

Agudización de la crisis

La posible “negligencia” de las autoridades, ante lo que apuntan fue una “tragedia evitable”, amenaza con intensificar la grave crisis económica y social que mantiene al gobierno contra las cuerdas.

Según la agencia France Presse, los hospitales que ya enfrentaban una dura situación con los pacientes de Covid-19 -Líbano tiene 5.417 casos y 68 muertos por la pandemia- han debido derivar a los heridos a centros médicos de ciudades cercanas por el colapso y otros evacuaron tras la onda expansiva.

“Estamos en la peor crisis económica que ha vivido el país. Los precios eran 10 veces más y ahora los productos serán más escasos, generando hambre en la población. Todos los que puedan abandonar Líbano lo harán, incluido yo, solo quedarán los políticos y los pobres que no podrán irse. Hay hartazgo con la clase política, que roba dinero y tiene a las personas sin luz, ni agua y con basura inundando las calles, especialmente después de la negligencia en la explosión”, cuenta Hijazi.

En primera instancia, una de las posibilidades que se barajó fue que los estallidos fueron producto de un ataque perpetrado por el movimiento libanés Hizbulá, pero horas después la agrupación negó su participación y fuentes del Departamento de Defensa de EE.UU. señalaron que no hay indicios de un ataque “por un Estado nacional o fuerzas intermediarias”.

En el mundo ya se habían registrado incidentes similares por uso de nitrato de amonio. En 2001, 31 personas fallecieron en una planta química en Francia por una explosión accidental con 300 toneladas del compuesto. En 2013, hubo 15 muertos en una empresa de fertilizantes en Texas, en Estados Unidos.

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