Los listos del pueblo

Los festejos de la Lista del Pueblo en Plaza Italia. Foto: AGENCIAUNO.


La reciente agresión al diputado Boric y la respuesta del vocero de La Lista del Pueblo justificándola, y una imagen posterior en Instagram con fuertes insultos y amenazas, muestra que dicho movimiento habla en serio.

Ya no es solo un acuerdo coyuntural entre independientes para ir a la Convención. La LDP funciona en clave parecida a Bane, ese villano rebelde de Christopher Nolan para su tercera edición de Batman. No es la anarquía su razón de ser, sino todas las formas de lucha que provee el capitalismo digital y en especial la violencia como método válido para quemar un mundo existente lleno de injusticias y construir uno nuevo. En dicho espacio el diálogo y la razón, asuntos propios de una democracia, podrían quedar reemplazadas por ese tribunal popular que se instaló en Ciudad Gótica; donde el juez tiene solo dos sentencias, ambas por aclamación de la asamblea presente.

En esa lógica de tribunal popular digital, el diputado es completamente culpable. Y por cierto, resulta lógico que el nuevo movimiento busque tener fuerza en el parlamento, y levantar una alternativa presidencial. Sus resultados en las pasadas elecciones de mayo la convirtieron en una fuerza política con resultados potentes. Obtuvo 26 constituyentes y el 16,3% de los votos en un esfuerzo organizativo que se lo quisiera cualquier partido. Su campaña fue audaz e imaginativa, lograron a través de su franja ganar espacios en los medios con sus provocadoras expresiones sobre el Presidente de la República. Las nuevas plataformas digitales, de mayor consumo en pandemia y ante el descrédito de la prensa tradicional, fueron caminos también para su éxito político

También en el discurso tienen el mismo tono contestatario con el que comenzó en sus inicios el Frente Amplio, sin el karma de ser hijos de la Concertación, como se refirió sabiamente la presidenta Bachelet a los jóvenes rebeldes de entonces. Apelan con un relato binario que son la voz del pueblo golpeado y humillado, con el mismo sentido del espectáculo de Bane.

Han sido capaces de convocar a personas golpeadas por la represión policial y a iconos civiles de las protestas como la Tía Pikachu. Ese discurso es sin duda meloso para jóvenes a quienes ya los ex dirigentes estudiantiles les parecen demasiados ansiosos por el poder, y moderados que buscan agradar a una democracia que no reconocen como suya.

Algunos ven un movimiento efímero, que caerá atrapado por las fuerzas flamígeras que suele tener la izquierda más radical. Otros ven solo lumpenproletariado, que funciona en las mismas claves que describió Marx en el 18 Brumario de Luis Bonaparte, donde dichas fuerzas eran funcionales para desacreditar a la izquierda más orgánica. Al respecto, en el Frente Amplio y sectores del socialismo ven con sospecha esta irrupción, y en especial su negativa en convertirse en un partido político, asunto que permitiría acceder a información sobre sus dirigentes, y fuentes de financiamiento.

El mayor problema es sin duda para Boric, a quien Jadue logró dañar achacándole la culpa por los presos detenidos en el contexto del estallido social. Tampoco el PC está jugando el rol que desempeñó en la candidatura de Bachelet de ser un dique a la izquierda. Las heridas por una derrota que nadie se esperaba siguen al aire libre y sangrando. Si los comunistas siguen en el coqueteo con los más listos de esta elección, estos pueden convertirse en un actor relevante en la próxima elección, volviendo más inciertos los tickets a segunda vuelta.

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