Nacional

Pablo Allard, arquitecto: "El allegado de Las Condes no tiene casa pero tiene una ciudad y calidad de vida enorme"

Radicado en Estados Unidos para dictar una cátedra en Harvard, el arquitecto entra al debate que generó Joaquín Lavín en Las Condes y advierte que lo que queda ahora es cumplir.

Foto: Patricio Fuentes

El arquitecto Pablo Allard se encuentra en Estados Unidos, en Harvard, donde dictará durante un semestre la cátedra Robert F. Kennedy Visiting Professor of Latin American Studies, que invita a un latinoamericano cada año. Antes de viajar a ese país, Allard se dio tiempo para analizar el debate que generó el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, por la idea de la integración social en la comuna que dirige.

Decía que los arquitectos en algún momento se olvidaron de las viviendas sociales, ¿cómo fue ese recorrido?

La visión de reconstrucción de posguerra comenzó a influir a países en desarrollo, como el caso de Chile, que tenían grandes carencias de vivienda social. En Chile, la gran migración del campo a la ciudad se dio a partir de los años 50 en Santiago, donde se generaron grandes poblaciones callampa al sur de lo que es el zanjón de la aguada, donde empezaron a surgir estas demandas de viviendas y el Estado no tenía capacidad de generarlas. El proceso comienza a través de gestoras inmobiliarias estatales y constructoras estatales que intentan copiar el modelo europeo o el norteamericano, porque además Estados Unidos comienza a generar -basándose también en el modelo europeo- grandes proyectos de remodelación urbana donde arrasaron con barrios completos tradicionales y pusieron estos bloques con torres y placas comerciales. En Chile se hace lo mismo y se generan grandes intervenciones, como son las torres de San Borja, como es la Villa Frei, la Villa Olímpica, Nueva Las Condes, que era el proyecto San Luis. Muchos de ellos tenían diseños de departamentos de muy alto estándar, estamos hablando de departamentos grandes, bien construidos, pero que para un país que tenía millones de familias viviendo en campamentos, alcanzaba para muy pocos porque eran proyectos caros que solo albergaban a mil o dos mil familias.

¿Cuándo se produce el quiebre?

Hacia finales de los 60, comienzo de los 70, se empieza a detectar que ese modelo tiene fallas porque no alcanza a cubrir las demandas. Además, esos proyectos comienzan a tener problemas endógenos, porque las grandes placas comerciales o las grandes superficies de parque, como son familias de escasos recursos, no tienen para financiar gastos comunes, menos para el mantenimiento de los parques. Se comienzan a degradar, a producirse dinámicas de deterioro no solamente de los edificios, sino que también de la calidad de vida de las personas, y ahí viene un cambio radical de paradigma, en el cual se dice que esta vanguardia arquitectónica moderna no funciona; tenemos que enfrentar la política habitacional desde una perspectiva más estratégica.

¿Cuándo se toma esa decisión?

Entre los años 68 y 74, más o menos, pero no surge solo de Chile. Hay un cambio radical en los organismos internacionales que estaban preocupados del tema de la vivienda, y que viene fuertemente influido por un inglés llamado John Turner, que dice que la única solución para el problema de la pobreza y del acceso al suelo es masificar el acceso a la propiedad del suelo, casetas sanitarias, vivienda progresiva. No esperemos a tener la plata para construirle grandes departamentos en Las Condes, sino que entreguémosle suelo, entreguémosle propiedad a esa familia y que ellos con su propio esfuerzo vayan habilitando sus viviendas. Lo que empieza con la operación sitio en el gobierno de Allende, luego la dictadura lo regulariza con los programas de lo que son las casetas sanitarias, y finalmente en ese contexto la arquitectura de vanguardia toma distancia, porque eran más bien estrategias procedimentales y no estrategias de diseño.

Se empieza a freír papas fritas.

Ni siquiera freír papas fritas. Generar una estrategia de despliegue territorial y de infraestructura básica, donde no había un diseño. Simplemente sitios de 9x18 o sitios de 10x10, si tenían suerte le daban una caseta sanitaria, una calle, y ahí la gente se trasladaba con su mediagua y después la iba "enchulando". Eso empezó a aliviar un poco la presión, pero generó una ciudad igual precarizada.

¿Cómo se resuelve ese fenómeno?

Se decide en los años 80 hacer una política habitacional focalizada a subsidiar la demanda y a entregarles viviendas a las familias de escasos recursos en propiedad, pero como había poca plata y había que masificarlo para todos, básicamente esas viviendas comienzan a localizarse en terrenos más baratos, que también son los que están más lejos de las oportunidades de la ciudad.

Y después se llegó a las niñas símbolo, que fueron las casas Copeva.

Así es. Pasa que desde los 80 hacia la transición a la democracia, y una vez que entramos a la democracia, no se revisa esa política, sino que se va perfeccionando, se le va entregando cada vez un poco más de recursos a los subsidios, pero todavía la cantidad de familias en déficit habitacional era tan grande que había que seguir entregando. La política habitacional finalmente se transformó en números, cuántos subsidios se entregan al año, cuántas viviendas se construyen al año, cuántas familias salen del campamento, y no había espacio ahí para la arquitectura.

¿Qué le parece el debate de viviendas sociales que instaló Joaquín Lavín?

La gente no está marchando hoy en Chile porque queremos más viviendas o más escuelas o más hospitales. Son más bien cualitativas las demandas ahora: mejor educación y ojalá gratuita, mejor pensión y ojalá lo más alta posible. Estamos dejando atrás las necesidades básicas y pasamos a un segundo set de necesidades, que se ve en la discusión urbana que tiene que ver con calidad de vida. La gente está dejando de preocuparse de la pandereta para adentro, está dejando de preocuparse de sobrevivir y ahora quiere vivir mejor.

¿Y la discusión de la integración social?

Es bueno que haya inclusión porque esa inclusión social no genera minusvalías. Esto choca con otro tema que es más bien de la sociología, que tiene que ver con que lamentablemente, debido a los distintos traumas que ha vivido nuestra sociedad, desde el quiebre institucional que se produjo con la Unidad Popular, el golpe de Estado, la dictadura, y todo lo que ha costado reconstruir el país desde una visión republicana, democrática y pluralista, se ha instalado un nivel de desconfianza gigantesco. Eso, además se exacerba con una ciudad que durante 40 años de política habitacional fue generando segregación socio-espacial, donde los pobres vivían en periferias pobres, los ricos en periferias ricas y las clases medias, en zona central.

También hablaba de lo que ocurría en Vitacura con El Esfuerzo, la población Tabancura.

Sí, se producía esta cosa virtuosa que la persona que vivía en el campamento podía trabajar como jardinero, reparando bicicletas o como empleada doméstica, y se producían estos enriquecimientos virtuosos dentro del barrio. En la medida en que las políticas de vivienda social fueron expulsando a los pobres hacia la periferia, la erradicación de campamentos creo que fue una política muy dañina en ese sentido, porque llegó a personas que tenían su red de oportunidades a 30 minutos de su hogar y los llevó a tres horas y media a una vivienda definitiva a Buin o Puente Alto, cuando tenían todas sus oportunidades en Las Condes, en La Reina o en Peñalolén.

¿Es la discusión que está ocurriendo ahora con la rotonda Atenas?

Lo que pasó acá es que el alcalde Lavín, por usar el argumento de la vivienda social para negociar el valor de un terreno en la comuna de Vitacura, termina levantando un problema que tiene que solucionar inmediatamente.

¿Cree que el proyecto de Lavín se va a transformar en la nueva versión de la casa de vidrio?

No lo sé, primero veamos si se construye. Creo que hay un desafío muy grande para el alcalde de avanzar en este proyecto, porque claramente se está convirtiendo en un modelo, en una especie de laboratorio de lo que durante muchos años se ha querido hacer y nadie ha tenido las agallas para hacerlo. El allegado de Las Condes no tiene casa pero tiene una ciudad y calidad de vida enorme. En cambio, el propietario de la Pedro Aguirre Cerda o Cerro Navia está condenado a una ciudad que no le ofrece ni seguridad ni áreas verdes ni entretenimiento ni equipamiento.

¿Tiene registros de cacerolazos en Las Condes cuando se hicieron los proyectos de la Villa Frei en Ñuñoa o la Villa San Luis en Las Condes?

No. Esto tiene que ver con el quiebre de confianza que se produjo a finales de los 60, comienzos de los 70, donde se polariza la sociedad chilena y se radicaliza ese quiebre con la dictadura. Porque finalmente te pone en una estructura de tensión, de lucha de clases que destruye completamente todo lazo de confianza y de enriquecimiento que había entre diferentes grupos socioeconómicos, y pucha que ha costado volver a levantar el tema ahora. Hace 100 años, cuando empieza a desarrollarse todo lo que son los barrios tradicionales de Santiago, el barrio Brasil, el barrio República, los barrios donde vivían las familias acomodadas. Estaban los palacios y a la vuelta de la esquina estaban los cités, y en los cités y en los conventillos vivían las personas pobres, los empleados, pero estaban a la vuelta de la esquina y había una fricción muy positiva entre familias de altos recursos y de menos recursos.

¿De qué se trata el proyecto Corazones de Barrio?

Es un proyecto bonito de la intendenta de Santiago. Se va a lanzar un programa que se llama Prismas de Equidad, que básicamente apunta a detectar más de 40 terrenos públicos ubicados en zonas calientes donde están las mayores carencias de acceso a equipamiento cultural, deportivo, salud, servicios y áreas verdes. Serán detectados a partir de un estudio que hizo el Centro de Inteligencia Territorial de la Universidad Adolfo Ibáñez, con la Corporación Ciudades, de la Cámara de la Construcción.

Más sobre:Entrevista

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¡Oferta especial vacaciones de invierno! ❄️

Plan digital $1.990/mes por 4 meses SUSCRÍBETE