Eugenio Claro, director de empresas: "Lo único que sabemos es que este lunes va a ser más incierto"
Fue una semana de completo estrés para las bolsas del mundo, con días marcados por la caída en picada y otros por la recuperación. A juicio de Eugenio Claro, las razones de todo aún no son claras para nadie y no descarta que podamos estar ante la punta de un iceberg. La única certeza es que la temida volatilidad llegó.

"Lunes negro" fue el calificativo usado por los medios económicos del mundo para graficar lo ocurrido en Wall Street el pasado 5 de febrero, cuando el Dow Jones, principal indicador bursátil norteamericano, cayó un 4,6%, registrando su mayor baja en puntos desde que se tienen registros. En paralelo, el S&P 500 retrocedió un 4,1%, la mayor caída diaria desde el 2011. El Nasdaq siguió igual tendencia con un 3,78%. Ese día Europa y Japón tuvieron leves bajas, pero al día siguiente la diferencia horaria se hizo notar, y todas las bolsas retrocedieron.
Lunes negro fue el 19 de octubre de 1987, uno de los peores días de la historia de la Bolsa de Nueva York. El crack del 87 anuló en una sola sesión bursátil buena parte de las ganancias que se habían acumulado durante cinco años de subidas continuas en la plaza de Nueva York.
Lunes negro fue el 28 de octubre de 1929 y también recibió este nombre el lunes 17 de septiembre del 2001, el primer día de transacciones tras la caída de las torres gemelas. Así que, cuando el mundo habla de lunes negro, lo menos que uno puede hacer es respirar, tener calma, y mirar en perspectiva.
Y nada de eso fue fácil el lunes recién pasado en el planeta, cuando los inversionistas hicieron ver, masivamente, que era momento de recoger utilidades. Todo, en un contexto en que los fundamentos de la economía norteamericana -dicen todos los expertos- lucen estables y que el mismísimo Dow Jones acababa de vivir su máximo histórico (26 de enero) mientras que el S&P, índice que representa a las 500 compañías más grandes de Estados Unidos, registraba su mejor inicio desde 1997.
El correr de la semana terminó demostrando que lo que se avecinaban eran más bien días turbulentos. Tras el repunte del martes el mercado respiró, el miércoles se mantuvo una estable calma, pero el jueves 8 de febrero todo volvía a repetirse. Y también hay jueves negros en la historia. Las caídas fueron así: Dow Jones: 4,15; S&P: 3,75; Nasdaq: 3.90; FTSE 100: 1,49; DAX: 2.62 e Ibex: 2.21.
Así, iniciado el segundo mes del año es difícil predecir qué nos depararán los días que se avecinan. Conversamos con Eugenio Claro, director de empresas, para ver qué nos depararán los próximos días.
¿Qué pasó esta semana?
Esto no es un asunto de fondo de las empresas, por ejemplo, que sus resultados fueran menores a los esperados por los analistas. Incluso al revés. Muchas empresas batieron las estimaciones. Pero los mercados no pueden subir hasta el cielo y enero fue demasiado bueno. No se puede ganar un 40% al año para siempre, eso todos los saben. Puedo suponer que es una corrección del mercado. Pero, ojo, que se trata de una corrección en un mercado complejo, operado por inteligencia artificial, y que está detrás de los computadores que toman hoy las decisiones de inversión. Estos softwares cada vez más extendidos son los que utilizan los mayores fondos de inversión, que también son cada día más grandes y operando en mercados cada día más profundos. Entonces, cuando comienzan las bajas del viernes se produce un cambio en el índice de volatilidad, el que había estado muy bajo.
¿Le podemos echar la culpa a la inteligencia artificial sobre todo lo que ha pasado esta semana y no al anuncio de aumento de las tasas de interés a los bonos del tesoro a 10 años, como muchos analistas en el mundo han explicado?
Sí. Y vamos a tener que hacerlo bastante. La inteligencia artificial va a estar aquí para siempre y va a ser cada día más importante. Si le echamos la culpa hoy, pues en cinco años tendremos que hacerlo mucho más. Los computadores funcionan solos y aprenden de sí mismos.
Al principio todo parte como algo financiero, pero después empieza lo de fondo. Los commodities, por ejemplo, no se habían movido mucho al inicio de la semana, y el cobre bajó bastante, las monedas igual. Estamos en un momento en que la volatilidad por fin está jugando un rol. Porque durante los dos últimos años subió la bolsa sin volatilidad, lo cual era muy raro. Por suerte hay esta baja porque los mercados se corrigen. Las acciones habían subido mucho.
Pero el 2017 fue tema todo el año. La gran pregunta era cuánto más tiempo podían seguir subiendo las acciones y no pasaba nada, la tendencia al alza permanecía.
Exactamente. Y eso es lo difícil. No podemos predecir el futuro, y eso será cada vez más así, sólo podemos explicar el pasado. Para el inversionista normal, lo que mejor puede hacer es no ponerse nervioso, no hacer nada, quedarse quieto y focalizarse en el largo plazo.
Pero las variables fundamentales no han cambiado, hay certezas, pero los robots igual interpretaron que era tiempo de vender…
Es que los fondos de inversión en general funcionan tratando de ganarle al índice. Muchos de ellos no funcionan con la variable profunda sino la superficial. Por ejemplo, te sugieren entrar a un fondo accionario de baja volatilidad. Entonces cuando una acción se vuelve volátil, el fondo está obligado a deshacerse de ella, pues rompe con la promesa del fondo y los computadores comienzan a actuar ante estos cambios de escenarios repentinos. Y todo esto ocurre de manera automática y no tiene nada que ver con la empresa misma y sus fundamentos.
¿Tenemos que hacernos a la idea de que el 2018 será mucho más movedizo y olvidarnos de las alzas del 2017?
En enero todos los grandes bancos de inversión, y es la primera vez que veo una alineación de los astros, opinaban lo mismo, que la cosa está buena, que están todos los motores funcionando, que el mundo va para adelante mejor de lo que presupuestaban los mismos índices del FMI y otros organismos, todos al alza en sus proyecciones de crecimiento. Primera vez que veo que no hay diferencias. Estábamos todos en el mismo saco, nadie opinaba que el mundo iba para abajo. Es claro que el 2018 va a ser más incierto de lo que creíamos. No sabemos si es la punta del iceberg de algo que aún no logramos interpretar. Algo así puede ocurrir perfectamente.
¿Cómo despertaremos el lunes?
Despertaremos sin saber si la volatilidad va a subir o va a bajar y hay una probabilidad alta de que aumente. Lo único que sabemos es que va a ser más incierto que los lunes anteriores y que la alta volatilidad puede moverse hacia arriba o hacia abajo. No tenemos idea de qué va a pasar. Todo está muy loco (comenta Claro tras analizar la curva del Dow Jones del viernes 9, repleta de pronunciadas subidas y caídas).
En resumen, las razones de lo que pasó no las sabe nadie, pero ya estamos acá.
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