Hay un clásico de las entrevistas de trabajo que Isabel de la Carrera, sicóloga laboral y jefa de reclutamiento de Global Selección, tiene grabado. El candidato tenía 27 años, apenas uno de experiencia laboral y se quería cambiar de empresa. Ella le preguntó por qué. El le respondió que había tocado techo: que no veía dónde más podía crecer en su trabajo ni cómo tener gente a su cargo. "¿No crees que un año es muy poco tiempo para validarte?", requirió la sicóloga. "Puede ser. Pero arriba mío está mi jefe y, después, el gerente. Tendrían que irse ellos para tomar su puesto". Así de directa fue su respuesta. "Me sorprendo cada vez menos con eso. En realidad, es pan de todos los días", comenta la profesional.

El candidato cae de cajón en la generación Y. La que hoy busca trabajo y lo encuentra con facilidad. Y con la misma facilidad lo deja, porque quiere escalar alto y rápido. Esa rapidez se ve reflejada en una encuesta de Laborum que respondieron 350 personas mayores de 18 y que concluye que los 36 años es la edad promedio en que los chilenos esperan alcanzar el éxito profesional. Ellas apuntan a los 35 años y ellos, a los 37. Y mientras más jóvenes, más cerca está la meta: al mirar los datos por la edad de quienes responden, las personas que tienen entre 18 y 25 años fijan el peak a los 30 años, y entre los 26 y lo 30 años, los 33. No regalan mucho margen para alcanzar la cima.

María Angélica Zulic, gerenta general de Laborum.com, tampoco se sorprende. Dice que estudios anteriores señalaban que el rango estaba entre los 36 y 39 años.  "Es una generación cortoplacista que no viene con el rigor de la generación X, que buscaba experiencia", explica. Además, tienen la presión de las universidades que quieren ver a sus profesionales bien posicionados. Zulic entrega más datos: el promedio de permanencia en las empresas no alcanza los dos años. "Ellos trabajan para irse a estudiar al extranjero y no para casarse y formar una familia. Juntan plata y experiencia en distintos tipos de empresas para cumplir los requisitos que le exige un magíster".

¿Que ocurre cuando chocan con las otras generaciones? "Evitan toparse con gente que hace carrera en las empresas, porque son precisamente quienes les tapan su ascenso. Por eso prefieren empresas con gente joven", dice De la Carrera. Según la encuesta, el 90% señala que el ascenso debiera conseguirse antes de los dos años de trabajo en una misma empresa, y un 70% está dispuesto a esperar hasta tres años sin ser ascendido. "Pero pasan los tres años y olvídate. Las mujeres son las primeras en querer cambiarse. Ellas tienen una madurez laboral distinta y muchas son jefas de hogar, entonces buscan escalar porque necesitan mayores ingresos", dice Zulic.

Hay un dato que no es muy alentador para la aspiración de los chicos Y: el promedio de edad de los gerentes generales de las grandes empresas de los 16 grupos económicos más importantes del país es de 48,9 años, según cifras que entrega Carla Fuenzalida, directora ejecutiva de CF Partners. En las buenas gerencias, el promedio de edad es de 45 años.

"Lo que sí es cierto, y lo que creo que quieren decir, es que si a los 37 no has hecho ciertas cosas estás perdido. Si a esa edad no has tenido una buena subgerencia es difícil que tengas una muy buena carrera. Entonces, de alguna manera, las cartas sí están jugadas", agrega Fuenzalida. ¿Y si no los ascienden? Casi la mitad de los encuestados (45%) señala que dejaría su trabajo en busca de mejores expectativas y el 27% dice que hablaría con su jefe y le pondría plazos.

"Las empresas tienen claro que si no mueves a la gente se va. Hoy no es posible ser un 'buen funcionario', cada cargo se ha puesto muy estratégico y el que no lo hace ni muy bien ni muy mal es reemplazado por otro que marca una diferencia entre la competencia", insiste la directora de CF Partners.

Hay otra razón que explica la premura por ascender. De la Carrera explica que esta generación quiere estar tranquila a los 40 años. "Saben que si te echan después de los 40 años es difícil encontrar trabajo", explica. Por eso, a esa edad, quieren sentir que ya hicieron lo que tenían que hacer. Entonces, se produce un círculo vicioso, porque el mercado les retribuye cada vez más jóvenes y los mayores de 40 van quedando al margen.