A qué huele "Smells like teen spirit" veinticinco años después
En septiembre de 1991, una canción puso el nombre de Nirvana en lo más alto del panorama musicalizando la bandera del movimiento grunge y revitalizando el interés por el rock alternativo.

Veinticinco años han pasado desde que “Smells like teen spirit” abrió Nevermind, el segundo álbum de Nirvana, el disco que puso a la banda en el panorama internacional y que sintonizó con las cabezas de toda una generación.
“En un mundo donde el acceso a la música estaba básicamente sometido a lo que rotaba en la radio, escuchar algo tan atronador y rotundo era una bisagra a otro tipo de música, distinto al rock siliconoso y de videoclip estandarizado por grupos como Bon Jovi, Poison o Warrant”, puntualiza el periodista Claudio Vergara, conductor del programa #3raVozLT.
Genio inconformista y drogadicto depresivo, el cantante y guitarrista fue víctima de su propio éxito cuando irrumpió en el panorama internacional con la publicación de “Smells like teen spirit”, un 10 de septiembre de 1991, renovando el interés de las masas por el rock alternativo.
“Recuerdo el impacto que me provocó escuchar en su momento algo que sonaba diametralmente opuesto a todo lo que se escuchaba en ese tiempo”, dice el periodista y columnista de La Tercera, Mauricio Jürgensen.
“Sentí algo parecido a lo que sentí cuando escuché ‘Welcome to the Jungle’, en 1987. Que era el tipo de canción que podía cambiar la historia y que le devolvía algo de dignidad al rock”, añade Jürgensen.
El mismo año de su muerte, Kurt Cobain contó a la revista Rolling Stone cómo compuso el tema: “Estaba tratando de escribir la mejor canción de pop, intentando imitar a los Pixies: primero, siendo suaves y silenciosos, y luego, fuertes y pesados”.
Vergara coincide cuando dice que el sencillo “es el Big Bang de Nirvana y quizás de todo el fenómeno grunge”.
Según el periodista, “fue el hit que necesita todo género para masificarse y trascender, porque también funciona como una declaración de principios: en su inicio, en su letra, en sus quiebres y en sus aullidos se sintetiza la médula artística de Nirvana. Aunque tienen mejores temas y muchísimo más rudos, es también una excelente canción que sirvió para que la industria masificara el gran estilo que dominó esa parte de los 90 y salvara al rock de la debacle creativa en la que venía naufragando”.
Por su lado, Jürgensen da luces sobre envoltorio musical del tema: “Siempre me sonó similar a ‘More Than A Feeling’, de Boston, y ese guiño, ampliado también a Kiss, Cheap Trick y todas esas bandas rockeras-melódicas de los 70, resuelve para mí el enigma sonoro de ‘Smells Like Teen Spirit’: una canción pop vestida de distorsión”.
Luego de publicar el sencillo, todo lo que hizo la banda alcanzó la categoría de mainstream, con ventas millonarias y el respeto de buena parte de la crítica. Aunque la voz principal del grupo se fue apagando.
En la biografía Heavier than heaven, de Charles Cross, se dice que Cobain mantuvo una depresión desde los 15 años.
Su trágico final a los 27 años consagró a Kurt Cobain como leyenda, luego de una corta pero intensa carrera discográfica al frente de Nirvana.
Cuando las autoridades descubrieron su cadáver, en abril de 1994, la nota póstuma citó las presiones de la fama, su permanente dolor de estómago y la tristeza por no poder disfrutar más de la música, como motivos para quitarse la vida.
"Hace años que no me emociono con nada; siento culpa desde hace mucho tiempo", escribió Cobain.
—¿Cómo ha envejecido “Smells like teen spirit”?
Mauricio Jürgensen: Bien, pero con la distancia necesaria para entender que el grunge, como movimiento, no cambió nada ni tuvo gran trascendencia. Creo que al grunge lo mató su ética, su gravedad, su falsa lucha corporativa. Fue más un sonido que un género. En ese sentido, quizás duró lo que dura el riff de ‘Smells Like Teen Spirit’. Poco, pero suficiente como para volarte la cabeza cuando tienes 17 años, como en mi caso en 1991.
Claudio Vergara: Como una pieza de museo. Como esas fotos viejas que guardamos de nuestra niñez o pubertad: las miramos, nos acordamos de esas personas que fuimos, nos reímos, nos sonrojamos y las guardamos. Al igual que el punk, “Smells like teen spirit” y todo el grunge fueron un estallido que logró eternizarse como marca, como franquicia generacional, como tótem, pero cuya influencia posterior se desvanece. Es la postal de un momento en la historia. Tratándose de un género a momentos ramplón y tan codificado, el grunge vivió con gloria y sobrevivió con algo de pena, sin que su huella hoy brille demasiado. ¿Cuál es la gran banda que recoge su legado? ¿cuál fue la banda chilena que mejor representó el grunge a nivel local, tomando en cuenta que tanto se recalca que Chile es un país que adora este género? Tarea para la casa. En tal sentido, el brit pop fue mucho más inquieto. Hoy los sobrevivientes del grunge viven bajo discos irrelevantes y, como todas las grandes bandas estadounidenses, echan mano a la experiencia en vivo, lo que mejor saben hacer. Es cosa de mirar a Pearl Jam: sus shows son una experiencia muchísimo más memorable que sus obras. Por eso, el grunge asoma igual que esas fotos viejas, la metáfora vale: fotos que sabemos que existen, que están en algún rincón de nuestras casas, pero que miramos de vez en cuando, sin importarnos en demasía su estado y su futuro, porque sabemos que no lo tiene.
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