Histórico

Arte para compartir y coleccionar

<div><font face="tahoma, arial, helvetica, sans-serif"><span style="font-size: 12px;">Hoy distintas iniciativas buscan acercar el arte a nuevos públicos y compradores, a través de clubes que ofrecen desde contacto privilegiado con los artistas hasta hacerse dueño de una obra inédita.</span></font></div><div style="color: rgb(0, 0, 0); font-family: tahoma, arial, helvetica, sans-serif; font-size: 12px;"><br></div>

“Le dimos muchas vueltas a cómo debía funcionar el proyecto; primero pensamos en un simple arriendo de obras, pero nosotros queríamos ir más allá”, dice Paula Cortés, fundadora de SYFA y dueña de galería Espora. “Queríamos crear un verdadero gusto por las piezas y generar responsabilidad sobre el cuidado de ellas; eso sólo se lograba si potencialmente eras dueño de ambas”, agrega.

El proyecto parte oficialmente con un lanzamiento este sábado, a las 12.30, en un edificio en remodelación de Providencia. Allí se exhibirán las obras de los 22 artistas participantes: 11 emergentes como Carmen Cruzat, Santiago Errázuriz y Virginia Giulisasti, y 11 con mayor trayectoria, entre los que destaca, Francisco Peró, Magdalena Vial y Alejandro Quiroga. Por ahora todas las piezas son bidimensionales, entre pinturas, collages y dibujos, pero Cortés no descarta que el proyecto reúna otras discipinas. “La idea es ir complejizando la experiencia. Tener un SYFA escultura, un SYFA nuevos medios, etc. Finalmente también buscamos educar a nuevas audiencias”, agrega la galerista.

Desde el 2012, eso sí,  existe otra comunidad que también fomenta el coleccionismo a través de membresías pagadas. Se trata del Club del Grabado, proyecto del Museo de la Solidaridad liderado por la curadora Alexia Tala e inspirado en una iniciativa del Museo de Arte Moderno de Sao Paulo. A diferencia de SYFA, el Club del Grabado posee una curatoría de artistas de larga trayectoria y muy cotizados en el mercado internacional, aunque no es posible elegir las piezas. El primer año contó con cuatro grabados de Alfredo Jaar, Francisca Aninat, Marcelo Moscheta y Patricio Bosich, y la membresía costaba un millón de pesos. Desde 2013, la selección se redujo a dos grabados con una cuota de $ 500.000. Este año las obras son de Paz Errázuriz y Enrique Ramírez.

“El proyecto aún no tiene el impacto que nos gustaría en Chile, el 30% de nuestros socios son extranjeros. Quizás pasa porque las piezas son para un público más exigente, no son sólo decorativas, pero es una gran oportunidad para invertir en arte. Una foto de Alfredo Jaar en el mercado está entre los US$ 8 mil y US$ 10 mil, y acá puedes llevarte cuatro obras por un millón de pesos”, dice Tala.

Claro que no son obras únicas: cada grabado tiene una edición limitada de 100 ejemplares y ya están pensando donar algunos a una institución de arte. “Estamos en conversaciones, la idea es hacer un aporte al coleccionismo público y al mismo tiempo darle más valor a la pieza misma”, cuenta la curadora.

Hacerse de una colección de renombre fue una de las razones que incentivó a Victoria Hurtado a hacerse socia de El Club del Grabado. “Son artistas de excelencia y a un precio muy accesible, pero lo que más valoro es la experiencia de rodearme de objetos interesantes. Me gusta encontrarme con estas obras cuando llego a mi casa, compartirlas con amigos; se abren conversaciones interesantes, es muy enriquecedor”, comenta Hurtado.

Abriendo el apetito

Una conexión más informada y profunda con el arte es lo que justamente busca crear Antenna, comunidad creada hace un año, que también funciona por membresía, pero no para adquirir obras. “Queremos desarrollar el arte en Chile, pero desde la educación y no la venta. Queremos hacer conexiones directas entre el público, los artistas, galeristas y curadores”, explica el consultor de arte Alfonso Díaz, uno de los socios junto a la gestora cultural Constanza Güell y la diseñadora Elisa Ibáñez.

Existen dos membresías: Amigos Antenna, de $ 480.000 anual, que incluye visitas guiadas a exposiciones y encuentros exclusivos con creadores, y Círculo Antenna, con un valor de $1.500.000, en el que los socios pueden visitar colecciones privadas y tener acceso  a las actividades vip de las ferias de arte en Chile y el extranjero. “Tenemos unos 70 socios y la participación es muy buena. Tenemos encuentros cada 10 días, muy concurridos, donde ofrecemos  una mirada panorámica de lo que está ocurriendo en el mundo del arte. Además, acabamos de estar con un grupo de socios en la Feria Art Lima e iremos a Feria ArteBa en Argentina y Artbo en Colombia”, cuenta Díaz. “En Chile el arte debe ser más democrático, tenemos una gran necesidad de que la sociedad se involucre más, y a veces lo que falta no es interés sino las iniciativas. Ya lo estamos revirtiendo”.

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