Asensio Juliá, el maestro desconocido de la pintura española

Rodeado de misterio y dramatismo, El coloso muestra a un monstruo gigante que se impone sobre las colinas, mientras una multitud escapa aterrorizada. Por décadas, el lienzo de 1808 fue considerado una de las obras maestras de Francisco de Goya (1746-1828), por ser un cuadro que lleva a reflexionar sobre la guerra de independencia española (el pueblo perseguido por el invasor) y por marcar su inicio como pintor moderno.
Esta semana, sin embargo, el Museo del Prado comprobó que el autor de El coloso no es Goya, sino su discípulo Asensio Juliá. La primera pista fueron las iniciales AJ encontradas en una esquina del cuadro. Luego se admitió que los trazos eran demasiado toscos y existían errores en la composición del dibujo. Errores que Goya no hubiese cometido. "Las críticas son injustas y desproporcionadas. Sólo porque aparecieron las iniciales de Asensio Juliá, que le quitan la autoría a Goya, se insinúa ahora que El coloso es una obra menor, cuando nada en ella ha cambiado", dice a La Tercera Rafael Gil, vicerrector de Cultura de la Universidad de Valencia, y autor del único libro sobre la vida y obra del pintor valenciano, titulado: Asensio Juliá, discípulo de Goya.
En 1760, en la cuna de una modesta familia de pescadores del barrio Cañemelar en Valencia, nació Asensio Juliá Alvarracín. Desde niño se interesó por la pintura, matriculándose con 11 años en la Real Academia de San Carlos. Luego se fue a Madrid, donde llegó a ser director adjunto de la Escuela Real de la Merced.
Sobre su vida personal poco se sabe. Gil asegura que estuvo casado y dejó descendencia, pero los papeles se perdieron. Sólo este año el historiador rescató nueva información de archivos militares que dicen que durante 1779 Juliá estuvo embarcado en altamar, combatiendo contra piratas. Pronto se quedó en tierra, marginado por la pérdida de audición, mal que compartió con su maestro: Goya también era sordo.
MERITO PROPIO
Juliá conoció a Goya en 1792, cuando el autor de la Maja desnuda se trasladó a Valencia por prescripción del médico de su esposa, Josefa Bayeu, quien estaba enferma de los bronquios. Goya se asentó por un tiempo en la casa del Marqués de la Romana, quien vivía a sólo 50 metros de Juliá. "La historiografía dice que se conocieron en 1798, gracias a la decoración que hicieron juntos de la ermita de San Antonio de la Florida en Madrid, pero es probable que fuese antes", dice Gil. Juliá se transformó en el primer y más importante discípulo de Goya. Y cultivaron una estrecha amistad. Fue el propio Goya quien puso en el mapa a su aprendiz, inmortalizándolo en tres retratos. Una deferencia que el aragonés sólo tuvo con él y con su cuñado, Francisco Bayeu.
"Su amistad fue intensa. De los cinco discípulos que tuvo, Goya sólo pintó a Juliá. Ninguno de los otros tiene lienzos firmados", dice Gil. Juliá fue, además, copista del aragonés: la obra Goya atendido por el doctor Arrieta tiene una copia en Madrid hecha por el valenciano, mientras el original está en Minneápolis, EEUU.
La técnica y la similitud de los trazos podría explicar por qué El coloso fue confundido con un cuadro de Goya. Sin embargo, para Gil hay una razón económica detrás del error. "Ante una obra de dudosa autoría, como El coloso, los coleccionistas prefieren pensar que es de Goya, porque su valor aumentaba. Son razones de mercado. He visto en otras colecciones obras goyescas, con una firma borrada", dice Gil.
Hasta ahora la producción de Goya ascendía a alrededor de 400 obras, catalogadas entre 1763 y 1827, mientras que de Juliá se conocen 40 lienzos. "Es imposible que Goya haya pintado tanto. Es obvio que tuvo ayuda, lo que era común en la época. Es seguro que existen otras obras de Juliá que aún se atribuyen a Goya", señala Gil.
Para el historiador, esta nueva autoría de El coloso no sólo reabre la historia en la obra de Goya, sino que abre el camino para descubrir a Juliá como un pintor con méritos propios. "Juliá conoce la técnica y va mejorando con el pasar de los años, siendo un pintor de pequeño formato, que trabaja para la burguesía y que prefiere retratar escenas amables. Aunque se piense en él como un autor satélite de Goya, tiene una identidad propia. El coloso es la prueba", concluye Gil, quien para el 2010 prepara la primera muestra con obras de Juliá en Valencia, Zaragoza y Madrid.
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