Así nacieron los ritos de Año Nuevo que aún se celebran en Chile

Muchas de las tradiciones se impusieron en la Colonia, mientras que otras llegaron por efecto de la globalización. No hay una explicación clara para su uso, pero cábalas buscan mejorar la suerte para el año que llega.




Leonardo León, historiador de la U. de Chile, dice que el Año Nuevo es una tradición de países europeos, que celebraban la llegada del solsticio de invierno el 21 de diciembre. "Cuando los españoles llegan, instalan la fiesta, pero pierde su sentido astronómico", explica.

Como todos los fenómenos sociales, este adquiere un sello local. Por ejemplo, dice León, la fiesta rescata el espíritu del We-Tripantu o Año Nuevo Mapuche (24 de junio). "Fue la forma de responder a esa fiesta sin sentido, que se paganiza, porque se sabe que no ocurre nada del punto de vista astronómico", dice León.

Marianne Stein, docente del Instituto de Humanidades de la U. del Desarrollo, dice que luego en la Colonia, la fiesta pasó a cerrar el ciclo de celebraciones religiosas del mes de María y Navidad. Es el momento en que se establece la costumbre de comer 12 uvas, una por cada mes del nuevo año o lentejas, como símbolos de prosperidad.

Pese al paso de los siglos, la celebración del Año Nuevo mantiene las antiguas tradiciones coloniales. Por ello, la cena de Año Nuevo del Hotel Plaza San Francisco incluirá un gran mesón con pocillos de uvas, lentejas y maletas, que se creen propician tener un viaje durante el año.

Marta Jiménez, gerenta de operaciones del hotel, cuenta que a veces los propios pasajeros piden permiso, por ejemplo, para lanzar al suelo las copas de champán. "Además de chilenos, nuestros pasajeros son en su mayoría estadounidenses, alemanes y brasileños. En la cena les explicamos de qué se trata cada uno de las cosas que tendremos y casi todos participan entusiasmados", dice.

El Hotel Hyatt adelanta que para sus invitados dispondrán de uvas y lentejas, mientras que en el Sheraton Santiago la oferta incluye además ropa interior amarilla (que se usa como amuleto para encontrar el amor o mantener la alegría con la pareja actual).

¿Por qué se mantienen estas cábalas? Marisol Facuse socióloga de la U. de Chile dice que cumplen la función de responder esas preguntas, que pese a la racionalidad, ninguna sociedad puede responder, como el anhelo de buena suerte. "Son transversales, no es privativo de las clases más bajas y persisten pese a la imagen de país moderno. La ritualidad y lo simbólico son siempre la contracara de la materialidad", dice.

NUEVAS TRADICIONES

En el siglo XX, gracias a la globalización, se importan ritos foráneos, especialmente de Estados Unidos de posguerra. "Comer pavo es una costumbre muy americana que llega a Chile en las últimas décadas. Antes, se comía pollo y ensaladas", dice Stein.

Relacionar el Año Nuevo con fuegos artificiales parte a mediados del siglo XX. En 1953 por primera vez se lanzan en Valparaíso. Ernesto Dighero, primer director de la Escuela de Odontología de la U. de Chile, organizó el primer espectáculo.

"Las municipalidades gastan muchas cantidades de dinero quemando fuegos en alguna plaza, en la cual ven este espectáculo sólo un reducido número de personas, en cambio este mismo hacia el mar sería un gran espectáculo presenciado por la ciudad de Valparaíso y Viña del Mar", planteó Dighero a la Liga Marítima en septiembre de 1952, según consta en el acta de la reunión que su hijo Ernesto Dighero facilitó a La Tercera.

Así, el 1 de enero de 1953 se realizó el show pirotécnico que bautizan "Año Nuevo en el Mar". En 1962 la organización del evento queda en manos de la Municipalidad de Valparaíso.

Según León, la llegada de muchos barcos a la bahía, genera que el modelo se replique en otros países, y también en otras ciudades como La Serena y Valdivia.

Posteriormente era habitual que las familias compraran fuegos artificiales. Petardos y chispitas estaban permitidos y eran una parte importante de la celebración. Actividad, que sin embargo, debido a la gran cantidad de niños quemados, es prohibida por ley en el año 2000.

A su vez, las tradiciones se adaptan y aparecen nuevas. "Hoy la gente viaja más e internet hace que tengan accesos a contenidos diversos de cábalas o ritos", dice Facuse.

Otro cambio, dicen los expertos, es que en los últimos 30 años la fiesta pierde su carácter familiar. Ahora los eventos de celebración, indica Stein, se hacen para jóvenes y amigos.

También, dice Stein, hay una urgencia por verse elegantes y sofisticados, "influenciados por la publicidad en televisión y en catálogos de las tiendas".

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