Histórico

Auge y caída de legendario estudio Cinecittá, el más famoso del cine

Enfrentado a sus últimos días, el mítico set ubicado en Roma espera el momento para convertirse en un gigantesco parque inmobiliario.

Un complejo hotelero, dos piscinas, un estacionamiento para seis mil autos, gimnasios y restaurantes. Ese es el proyecto que pretende acabar con 80 años de historia en uno de los lugares más míticos del mundo: los estudios Cinecittá, de Roma.

Pocos estudios pueden ufanarse de haber tenido rodajes legendarios como los de este complejo de 400 hectáreas ubicado en la vía Tuscolana, al borde las colinas romanas. Quo Vadis (1951), La dolce vita (1960), Cleopatra (1963), La Traviata (1982), La familia (1987), Las aventuras del Barón Munchhausen (1988), El nombre de la rosa (1986), Gladiador (2001) y Pandillas de Nueva York (2002), fueron algunas de las cintas que ocuparon sus dependencias.

Hoy, Cinecittá -el primer estudio de cine de Europa- está a punto de desaparecer en manos de este complejo inmobiliario, que tiene como emblema un parque temático que se llamará Cinecittá World. Es por ello que la ANAC (Asociación de Cineastas italianos) protestó frente al Ministerio de Cultura italiano hace algunos días, para evitar la muerte definitiva del estudio. Hace 15 años que el estudio es controlado por un grupo privado, quien ha invertido siete millones de euros en su modernización, aunque cada vez son menos las películas que se realizan allí. De hecho, la principal fuente de recursos hoy del estudio es el rodaje del reality Gran hermano. El pedido de la ANAC fue fuerte y claro: "Cinecittá se está muriendo. La pérdida de este símbolo de Italia para el mundo no es aceptable", dijeron.

La obra de Mussolini

Lejano a este famélico presente, los estudios Cinecittá fueron inaugurados por Benito Mussolini en 1937, como parte de su ambicioso plan propagandístico. Su andar fue exitoso desde un inicio y en su primer año, se rodaron 19 películas en sus dependencias. El estudio fue escenario de exitosos títulos italianos del fascismo, y con la II Guerra Mundial, fue bombardeado y utilizado como refugio para detenidos. Estuvo cerrado hasta 1947 y esa circunstancia permitió la creación del Neorrealismo, la escuela que comenzó a brillar desde mediados de los años 40, y que permitió llevar los rodajes a las calles.

Posterior a esos mismos años, los propios cineastas neorrealistas (Visconti, De Sica, Rosselini), comenzaron a filmar en Cinecittá pero su gran empuje ocurrió en 1949, cuando el entonces Secretario de Cultura y posterior Primer Ministro Giulio Andreotti, instaló un sistema de subvenciones a quienes quisieran rodar en sus platós. Así llegaron productores desde Hollywood, atraídos por los bajos costos y la excelencia de los técnicos italianos. En 1949 se rodó El príncipe de los zorros y en 1951 uno de los primeros títulos del llamado Peplum (género de películas sobre la Roma antigua): Quo vadis, de Mervyn LeRoy, con Robert Taylor y Deborah Kerr.

Luego siguieron títulos como Ben Hur (1959), Cleopatra (1963), la película más cara jamás filmada, que reunió a miles de extras en sus tomas exteriores, y La caída del imperio romano (1964), además de filmes de Sergio Leone y todas las de Federico Fellini, para quien Cinecittá era su segunda casa. Su título más conocido, La dolce vita (1960), se rodó en el lugar y además retrató también el ambiente que se vivía al interior del estudio, con la efervescencia y ánimo festivo de esos años.

En las últimas décadas el esplendor comenzó a escasear, aunque algunos títulos memorables se rodaron acá. El nombre de la rosa (1986) recreó un castillo medieval en sus escenarios, así como Martin Scorsese convirtió Cinecittá en el gran manzana de 1865 en Pandillas de Nueva York (arriba), utilizando los mismos decorados que había trabajado Ettore Scola en el filme Competencia desleal.

Pero la gran razón del declive definitivo de Cinecittá en los últimos años fue la incapacidad de adaptarse a los cambiantes tiempos actuales y a la dominación del cine digital. Hoy, rodar en sus estudios supone un 30% más caro que una producción en escenarios reales, sin contar la posproducción, lo que hace que Woody Allen, por ejemplo, haya preferido pedir permisos en la Policía y rodar en las calles las secuencias de A Roma con amor en vez de recrearlas en el estudio. Actualmente, Cinecittá aún posee extensos departamentos de escenografía, revelado y montaje, siendo que hoy es cada vez mayor la cantidad de filmes riodados y posproducidos en digital.

El acuerdo del Ministerio de Cultura con los privados que controlan hoy Cinecittá, ha provocado el rechazo de directores de Europa, como los franceses  Constantin Costa-Gavras, Michel Hazanavicius y Bertrand Tavernier, quienes han enviado cartas para impedir la transformación del recinto. A falta de películas, en los últimos años Cinecittá ha sido escenario de producciones televisivas y alguna que otra serie, como la superproducción Roma de HBO. Poco para los 3.000 filmes y los 23 premios Oscar conseguidos por las producciones que pasaron por sus 22 escenarios.

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