Histórico

Budva, Montenegro: La ciudad de fiesta

<img height="16" alt="" width="60" border="0" src="http://static.latercera.cl/200811/193728.jpg " /><br /> Esta milenaria ciudad encanta con bellas playas, resorts, casinos,  y eventos todo el año

Le dicen la Ibiza del Adriático, porque su vida nocturna y sus fiestas son mundiales. Pero, últimamente, se ha ganado otro apodo comparativo: el nuevo Montecarlo, debido a sus casinos y lujosos hoteles.

Millonarios rusos están invirtiendo en diversos megaproyectos inmobiliarios y turísticos, convencidos del potencial de esta pequeña ciudad. Y es que algo tiene Budva que atrae y que la hace brillar desde hace unas temporadas. Puede ser el hecho de tratarse de uno de los asentamientos más antiguos del Adriático

A pesar de su potente legado histórico, Budva se siente joven como toda Montenegro. Recién el 3 de junio de 2006, esta nación (con menos de 700 mil habitantes, de los cuales el 70% son ortodoxos) se independizó de Serbia. Antes fue parte de la ex Yugoslavia y luego, tras la Guerra de los Balcanes, pasó a ser parte de la Federación de Serbia y Montenegro.

Y es esta mezcla de juventud e historia lo que hace a esta ciudad tan atractiva. Descubrimientos arqueológicos confirman que el asentamiento original fue construido previo a la inmigración griega en el Adriático y que existía como una ciudad ilírica llamada Butua o Budva. El centro se encuentra rodeado por gruesas murallas que resistieron varios ataques, además de terremotos.

La mayoría de sus construcciones fueron levantadas después del gran terremoto de 1667 y en los siglos 18 y 19. En 1979, un fuerte temblor echó al suelo otra vez la mayoría de las centenarias edificaciones. Afortunadamente, se llevó a cabo un plan de recuperación, que permitió reconstruir casi todos los edificios según su estilo original.

La ciudad amurallada es pintoresca, como muchas del Adriático, con estrechas calles de piedra que tienen más de 2.500 años. Estas piedras fueron testigos de épocas de gloria y de momentos difíciles como plagas y guerras, además del paso de las eras griega, romana, eslava, turca, veneciana, austro-húngara y francesa.

En temporada alta, las calles de Budva se repletan, sobre todo la avenida principal Njiegoseva, donde está el comercio y donde se produce una cautivante fusión de pasado y presente.

En nuestra ruta visitamos la Iglesia Santa María In Punta (año 840), la de San Juan el Divino (siglo 12), los restos de la iglesia Santa María del Castello (siglo 14) y la Iglesia Sagrada de la Trinidad ortodoxa (1804). En frente está el monumento a Stefan Mitrov Ljubisa, el escritor más famoso de la región.
Muy cerca se ubica la Catedral de San Iván (siglo 7) y la reliquia Nuestra Señora de Budva (siglo 14), patrona de la ciudad. La Citadela (año 840) es el fuerte más importante y está situado de cara al mar.

Un dato interesante: en plenas excavaciones para construir el Hotel Abala (1937), encontraron los vestigios de la antigua Necrópolis. Tumbas helenísticas y romanas además de joyas de oro y plata y armas, fueron parte del hallazgo. Hoy algunas piezas son exhibidas en el Museo de Budva.

VAMOS A LA PLAYA
Pero una de las causas de nuestro viaje está en las playas. Sabíamos de su ambiente animado y de su bello entorno. Recorrimos su costa de 21 kilómetros, que cuenta con 17 playas. Las hay para todos los gustos y están inmersas en idílicos paisajes montañosos.

A la mayoría de las playas puede llegar en los buses locales, que cuestan cerca de 1,5 euros y que salen desde diversos puntos. Estos balnearios son  favorecidos por el clima mediterráneo con más de 2.500 horas de sol al año y veranos muy calurosos, llegando la temperatura hasta los 40° C.

Mogren I y II son denominadas "la perla de Montenegro". Están próximas a la ciudad antigua y se llega desde el centro caminando por una ruta peatonal que corre junto al mar. En el trayecto nos encontramos con la Bailarina de Budva, escultura que es todo un símbolo de la zona, siempre acompañada de entusiastas turistas en busca de una foto. Cinco minutos más tarde encontramos la playa Mogren (entrada, 1 euro), que en realidad son dos playas separadas por un murallón rocoso y que se conectan por medio de un túnel natural. Son de finas piedrecillas y el agua es verde-turquesa. Muy cerca se ubica la playa de la ciudad, conocida como Ricardova Glava.

Algo que nos llamó poderosamente la atención fue el profundo y brillante bronceado de la mayoría de las mujeres. Una joven montenegrina nos contó el secreto que, la verdad, es bastante popular acá: pequeñas botellitas de aceite de oliva casero que, literalmente, te fríen al sol. Las venden en las playas y son una costumbre local.

Jaz es la playa preferida de los habitantes de Budva. Tiene área nudista y de camping. Se hizo conocida en Europa del Este, gracias a las gigantografías  que la anunciaban como escenario para el concierto que Madonna presentó en septiembre pasado. La playa Slovenska es larga, con 1.600 metros llenos de vida. Su extensa peatonal dispone de juegos infantiles, benji, restaurantes, after beach parties, locales de comida rápida, heladerías y más.

Se ven algunos tendedores caminando por la playa y nos tentamos con unas exquisitas donuts de eurokrem (la nutella balcánica, 1 euro). Por su naturaleza, esta playa no es la más linda, pero la destacamos como una de las más entretenidas durante el día y la noche. Desde aquí se ve la isla de Sveti Nikola y sus tres playas.

La mayoría de los resorts y hoteles, incluyendo el lujoso Hotel Splendid de 5 estrellas, se ubica en Becici, la playa más larga. Sorprenden sus edificios de moderno diseño, una especie de mini Miami en un pequeño país de Europa del Este. Rodeando el exclusivo hotel-isla Sveti Stefan hay dos playas de piedrecillas rojizas; sólo una está abierta al público. Muy cerca, están Kraljicina y Kraljeva. Rodeadas de espesos bosques, son las playas más exclusivas de Montenegro.

Una de las playas más lindas es Drobni Pijesak. Al ser menos accesible, es más tranquila, porque hasta hace poco era sólo conocida por los locales. Puede llegar en auto, taxi o por mar, ya que queda casi escondida en medio de un acantilado.

FIESTA EN EL ADRIÁTICO
Bares, discotecas, pubs, festivales y eventos convierten a Budva en el epicentro de la movida nocturna de Montenegro. Los meses más entretenidos son los de temporada alta (julio y agosto). En los meses peak, el balneario despliega lo mejor de sí para conquistar a los turistas con el lema "Budva: la ciudad Fiesta".

Cerca de la ciudad hay tres casinos ubicados en los hoteles Queen of Montenegro (en Becici), Maestral (en Przno) y otro en Sveti Stefan; de ahí el mote de la nueva Montecarlo.

Un gran panorama es tan sólo pasear por la ciudad antigua. Escogimos para tomar algo el Casper Caffe. Aquí nos impregnamos de uno de los pasatiempos preferidos de los montenegrinos: ver y ser vistos.

Con una terraza al aire libre, atrae por sus noches de jazz en verano y es, lejos, el lugar con la mejor música de Budva. Si va en temporada baja, las alternativas son Costa Coffee y Picasso.

Durante la época turística, todos los bares se encuentran abiertos y cualquiera que elija será una buena opción. El Greco nos pareció uno de los mejores por su animada música y entretenido ambiente. El pequeño Sidro reúne a las estrellas del waterpolo de Montenegro y celebridades locales.

En el centro también está el movido bar Jef. Fuera de la ciudad vieja, un imperdible es el café latino Hacienda, que ofrece cócteles exóticos. Visitamos también el Hemingway. Miro Ivanovic lo instaló en el primer piso de su casa y desde su apertura ha sido un éxito. Más allá, en la peatonal Slovenskaobala, uno entiende verdaderamente por qué a Budva le dicen la ciudad Fiesta: bares tras bares, todos al aire libre.

En las entradas, esbeltas montenegrinas buscan atraer público con osados bailes y tenidas. Los locales más concurridos son Trocadero,Miami, Rafaello y Ambiente. La música es tanto local como, también, internacional. Seguro escuchará las estrellas de Montenegro: Sergej Cetkovic, Milena Vucic o Perper.

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