En busca de un nuevo Vanderlei
Ricardo D'Angelo, entrenador y amigo del maratonista Vanderlei Cordeiro de Lima, medallista de bronce en Atenas 2004, asesora fondistas chilenos y anhela hallar un sucesor para el mítico brasileño.

Si no fuera por él, Brasil tendría un héroe deportivo menos y los Juegos Olímpicos habrían perdido a uno de sus personajes más admirables. Ricardo D'Angelo, entrenador de fondismo, fue el responsable invisible por un episodio que conmovió al mundo. Y ahora el destino de su exitosa carrera lo trajo a Chile.
Después del bloqueo del hincha irlandés Neil Horan al paso de Vanderlei Cordeiro de Lima, quien lideraba los 42k de Atenas 2004, el atleta brilló por su perseverancia a seguir corriendo, llegar radiante a la meta, quedarse con el bronce y perdonar a su agresor. En ese entonces ganó la medalla Pierre de Coubertin (premio máximo al espíritu olímpico) y este año encendió la pira en Río.
Lo que pocos saben es que, en palabras de Cordeiro, "fue la confianza de mi técnico lo que me empujó a la medalla. Antes de su apoyo, había virtualmente arrojado la toalla". En enero de 2004, su moto se le cayó encima y le fracturó una clavícula. "¡Estás loco... Te dije que no tuvieras eso, pero eres terco!", le reprendió el instructor. "Él quedó muy desanimado, pero le dije: '¿Confías en mí? Entonces intentaremos una recuperación rápida'. Y me obedeció", evoca el DT.
El paulista D'Angelo insistió en su pupilo, a quien entrena desde 1992. Dos años después, en Reims (Francia), vio un anticipo del episodio en Grecia, cuando Vanderlei fue fichado como "liebre" (corre sólo 21k para dar ritmo a quienes van por la prueba completa), pero persistió y ganó los 42k.
Antes de su carrera en Atenas, le mandó una carta a su amigo: "Te veo en la meta para que después nos tomemos una cerveza, ¿OK?". "Al final nos tomamos unas dos o tres", recuerda, riendo. Antes de eso vivió segundos de shock. "Quedé enojadísimo, como todo brasileño. Dije: 'No es posible que le ocurra eso, al liderar la competencia de su vida y de la mía, por un loco que lo agarra'".

"Ese tipo que irrumpió es un idiota, porque queríamos el oro, pero transformó a Vanderlei en un mito. El premio Pierre de Coubertin fue un intento de compensar el incidente, que dejó muy mal parada a la organización de los Juegos, pero el acto de encender la pira olímpica en Río fue su medalla dorada", expresa. "Si él hubiera ganado, sólo habría sido una sorpresa. Por lo tanto, de cierto modo el irlandés hizo algo bueno. El saldo final es muy positivo", concluye.
Para el instructor de la Confederación Brasileña de Atletismo y entrenador jefe en Río 2016, su trabajo con su amigo trascendió la faena de mejorar el físico y la técnica.
"Fue algo más allá de lo que se estudia, sin duda. Siento que fue la creación de un mito y que fue importante la relación personal que tuvimos. Es esencial que el instructor y el atleta tengan un vínculo de ese tipo", afirma.
Con el peso de la historia de Vanderlei en su currículo, D'Angelo trabaja desde el año pasado como asesor técnico de entrenadores y atletas de elite de la Corporación Maratón de Santiago con miras a Tokio 2020. "Mi tarea, la de los entrenadores y de la Corporación es crear las mejores condiciones posibles para que los instructores puedan ofrecer los mejores métodos, medios de entrenamiento, recursos y estrategias", explica.
Su meta es encontrar a otro Vanderlei: "Lo he buscado hace mucho tiempo en Brasil. Él ha inspirado mi labor. A cada atleta que aparece en mi mano, intento encaminarlo de la misma manera".
¿Y es posible hallar un Vanderlei en Chile? "Lógico que sí. Él mismo es un ejemplo de que es posible", responde.
"El mejor material humano del fondo chileno está aquí. Tenemos a Víctor Aravena, quien puede ganar el próximo Maratón de Santiago; a Matías Silva, Carlos Díaz... Aunque aún es difícil citar mujeres, porque las chicas son nuevas. En Tokio, Chile puede aumentar su número de fondistas olímpicos respecto a Río".
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