Care'pato




68 pases buenos. 104 toques. 86 por ciento de efectividad y 11 recuperaciones. Parecen estadísticas de un creador. Curiosamente son los números de un central chileno en la final con Argentina.

Gerardo Pelusso casi lo sepultó. Víctor Hugo Castañeda lo resucitó. Jorge Sampaoli fue su maestro. Tres caras técnicas para una misma moneda. Care´pato -como lo apodó un utilero en la "U"- en cinco años pasó del retiro a jugar un Mundial y a ser una de las piezas claves en el título de la Copa América. De lateral derecho a creador y  hoy como líbero-volante. Una real metamorfosis de Kafka. Claro, no como un insecto monstruoso, sino que como un diamante bien pulido.

Con tan solo 29 años este futbolista atípico posee una gran inteligencia emocional. Habla como un viejo lobo de mar, con mucha sinceridad, templanza y sabiduría, pudiendo convertirse a futuro en un gran referente para las generaciones que vienen.

Contra Argentina fue crucial. En esa final ovacioné con absolutos merecimientos al plantel completo, sin embargo hoy quiero detenerme en el más silencioso. Su función, ingeniada por Sampaoli, terminó siendo primordial. Fue el tercer central y el primer volante de contención. Cruzó esos metros verticalmente con una prudencia admirable.

Pases cortos y largos. Freno y explosión. Marca y salida. No se intimidó con la exuberancia de Lionel Messi, Angel Di María, Javier Pastore o Sergio Agüero. En corta distancia, se armonizó en defensa con Francisco Silva y Gary Medel para luego coordinarse en el mediocampo con Charles Aranguiz, Arturo Vidal y Jorge Valdivia. Todo le fluyó,  ni siquiera al cambiar de función en pocos segundos.  Su salida limpia fue el primer golpe en el mentón al subcampeón.

No quería dejar pasar la avalancha de la Copa América sin darle el aplauso justo al señor Marcelo Díaz.

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