Histórico

Casona Santa Rosa de Apoquindo: una puerta al pasado aristocrático nacional

<p>En un éxito se ha convertido la apertura de esta antigua residencia colonial, que recibió en su primer día de exhibición a 6.000 personas.</p>

Decorada con muebles, objetos de época y una larga historia colonial y aristocrática, la casona Santa Rosa de Apoquindo -ubicada en la esquina de Padre Hurtado y Cristóbal Colón- abrió en forma gratuita el pasado 21 de junio sus puertas al público, ofreciendo la entrada a un pasado ilustre en la historia de Chile, donde el apogeo económico y la influencia del refinamiento europeo eran cultivados por las familias más adineradas del país en grandes casas con múltiples actividades sociales. Santa Rosa de Apoquindo fue una de estas dependencias, y su invitación ya fue aceptada por cerca de 6.000 personas que visitaron la construcción durante el domingo recién pasado.

La importancia de la casa se debe además a los personajes que circularon por estas dependencias, ilustres figuras de la sociedad entre los que se cuenta Manuel Blanco Encalada, primer presidente de Chile y que hizo de la estancia su residencia de verano al adquirirla en 1859. Dos años después de su muerte la casona fue rematada.

Sin embargo, su pasado asociado a grandes personajes de la historia nacional parte un siglo atrás, durante la Conquista, cuando las tierras donde su ubica la construcción, que pertenecieron al cacique Apoquindo, fueron encomendadas por Pedro de Valdivia a Inés de Suárez, siendo el primer español en ocuparlas Juan Bautista de Ureta y Ayala, en 1621. Entre sus primeros propietarios se contó también el Alcalde y Corregidor de Santiago, Juan Rudolfo Lisperguer, pariente cercano de La Quintrala, que la compró en 1652 y la conservó por tres décadas.

Posteriormente, la propiedad estuvo casi un siglo en manos de la familia Díaz Pimienta y Grez, vendiéndola en 1795 a Manuel de Coo y Ureta. Diferentes historiadores coinciden en que la actual casa fue construida en esta época, ya que las investigaciones de los materiales empleados en ella así lo demuestra. Además, hasta mediados del siglo XIX, la propiedad era conocida como "Lo Coo".

Luego de ser rematada tras la muerte de Blanco Encalada, la casa fue comprada por Eugenio Guzmán Irarrázaval, quién la rebautizó como Santa Rosa de Apoquindo en honor a su mujer, Rosa Montt, hija del ex presidente Manuel Montt. En 1919, la propiedad pasó a manos de su hijo Roberto Guzmán Montt, primer alcalde de Las Condes, y hasta el año 2004 fue el lugar de residencia de sus descendientes, la familia Gandarillas Guzmán, quienes donaron la construcción -que estaba a mal traer por el terremoto de 1985- en forma permanente a la Municipalidad de la comuna, con la intención de que se convirtiera en parte del patrimonio público de la ciudad y cumpliera con una labor cultural.

Además, con motivo del Bicentenario, la casona acogerá en sus dependencias al Museo del Siglo XIX, donde se recreará la manera de vivir de la clase alta chilena, albergando sólo piezas originales. La concreción del museo se realizará en diferentes fases cuya primera etapa ya fue cumplida con su apertura tras una rigurosa restauración de cuatro años, donde se han invertido unos $ 800 millones y se planean destinar $ 500 millones más para mantener y finalizar su arreglo.

A la vez, el cuerpo arquitectónico que se levanta al costado de la casa de Santa Rosa de Apoquindo, llamado La Llavería, albergará el Museo del Huaso, cuya realización se encuentra en manos de la Federación de Criadores de Caballos de Chile y que se espera comienza a funcionar su primera parte en abril del próximo año.

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