Células madre: ¿Dientes que dan vida?
<img height="15" alt="" width="50" border="0" src="http://static.latercera.cl/200811/193770.jpg " /><br />

Una nueva forma de conservar células madre debutó en Chile, además del ya conocido recurso del cordón umbilical: obtenerlas a partir de la pulpa de los dientes de leche. Una empresa nacional, aliada con un laboratorio estadounidense, acaba de instalarse en el país para extraer el valioso material genético. Cinco familias chilenas son los primeros clientes.
Una de éstas está encabezada por Christian Rivera, director de programas de Chilevisión, quien tomó la decisión de guardar células madre de sus hijos gracias a la llegada de un nuevo integrante a su hogar, el pequeño Mateo. "Mi tercer hijo, que tiene ocho meses, es adoptado, y para prevenir las consecuencias que pudiera tener a futuro no tener mayores antecedentes hereditarios en caso de una enfermedad, tomamos la decisión de guardar sus células madre. Como obviamente no pudimos obtenerlas de su cordón, averiguamos y encontramos esta solución: la posibilidad de obtenerlas de la pulpa de los dientes de leche", relata Christian.
Con esa determinación clara, él consultó si era posible hacer también lo mismo con sus otros dos hijos. "Lamentablemente el mayor, Juan Pablo, que tiene 12 años, ya cambió sus dientes y no podemos hacer nada por el momento. Pero con el del medio, Lucas, que tiene 7, es posible y estoy a la espera de que se le caiga el próximo dientecito para 'guardarlo'". Así, los dientes de leche de Lucas ya no podrá llevárselos el ratoncito Pérez. Su extracción ya está programada para ser realizada, de manera minuciosamente aséptica, en el sillón de su dentista, pues para poder conseguir células madre de los dientes es necesario que un odontólogo los saque, ajustándose a un riguroso proceso.
De inmediato, las "paletas" dentales de Lucas serán depositadas en una solución líquida que las mantendrá intactas mientras son trasladadas a Boston, Estados Unidos, por un correo especializado en transporte de material biológico. Allí serán entregadas al Nacional Dental Pulp Laboratory (NDPL), el centro que se encargará de obtener las células madre de estas pequeñas piezas. Sus padres recibirán la confirmación, mediante un certificado, del procesamiento exitoso y del número de células madre obtenidas. Paralelamente, éstas serán guardadas a menos 196 °C durante años, para uso exclusivo de él o su familia ante la eventualidad de una enfermedad grave, con la expectativa de que puedan representar una posibilidad para recuperar la salud en caso de necesidad.
Todo eso, claro, dependerá de que la investigación avance lo suficiente para que esta fuente de células madre deje de ser una promesa científica y se transforme en terapia real, como lo son las que hoy se obtienen de la médula ósea y del cordón umbilical. En ambos casos, debió pasar casi una década para probar que tenían un uso terapéutico, es decir, que representaban una puerta a la recuperación para personas aquejadas de ciertas enfermedades. El descubrimiento de células madre de cordón umbilical, por ejemplo, se realizó en 1978 y recién en 1988 se efectuó el primer trasplante exitoso de células madre de este tipo entre hermanos.
Por eso el laboratorio NDPL advierte que la criopreservación -la congelación del material genético- se realiza "en espera de nuevas técnicas que terminen de consolidarse en futuras terapias y tratamientos a partir de estas células".
"SEGUNDA OPORTUNIDAD"
La posibilidad de obtener material genético capaz de sanar a partir de los dientes de leche no es nueva. El hallazgo lo hizo el doctor Songtao Shi, del Instituto Nacional de Investigación Dental y Cráneo-Facial de Estados Unidos, quien observando prolijamente un diente que se le acababa de caer a su pequeña hija Julia, descubrió que de la pulpa de éste (un tejido de color rojo que está en su interior) se podían extraer células madre. Al cultivarlas posteriormente en el laboratorio vio que éstas tenían la habilidad de formar hueso, tejido adiposo e incluso células nerviosas.
Desde entonces, las investigaciones se dispararon y hoy laboratorios de todo el mundo investigan esta peculiar fuente de vida, logrando numerosos descubrimientos. Interesante resulta para los científicos que de la pulpa dental -a diferencia de las células extraídas del cordón umbilical, que sirven especialmente para tratar enfermedades de la sangre como la leucemia, por ejemplo- se pueda conseguir material genético capaz de reproducirse para regenerar tejidos muy distintos, entre ellos cardiaco, muscular, cartílago, nervios y dentina para reparar los propios dientes.
La investigación más reciente, dada a conocer en febrero y realizada por científicos estadounidenses, identificó el gen responsable de la fabricación de esmalte dental a partir de células madre de dientes. Así, a futuro, si los hallazgos siguen a tan buen ritmo, sería posible obtener a partir de estas células nuevos dientes para el reemplazo de piezas enfermas o perdidas en accidentes.
La pulpa de los dientes de adolescentes y adultos también posee este poderoso material genético, pero la que proviene de los dientes de leche ofrece posibilidades de multiplicación y transformación más rápida que la de los dientes de adultos. La salud de la dentadura de los pequeños favorece, además, todo el procedimiento de extracción y obtención de estas células.
Mariela Fernández, gerenta de SouthGenetics -la empresa que actúa como agente del laboratorio NDPL en Chile, que abrió sus puertas en enero de este año y es la primera en el país que ofrece este servicio-, afirma que hoy parte importante de las líneas de investigación sobre células madre, a nivel mundial, se están haciendo a partir de la pulpa dental. ¿Por qué? "Estas células son como un seguro de salud para el futuro, pues es muy fácil obtenerlas a lo largo de la vida. Es un proceso normal que a los niños se les caigan los dientes, se sacan dientes para hacer la ortodoncia a los adolescentes y en la adultez también se pueden conseguir. Mientras que tu boca sea sana, se pueden guardar células madre de dientes. La condición es que no estén enfermos, que no tengan caries, por ejemplo. Por eso es tan importante el rol del odontólogo, pues asegura que esos dientes estén en perfectas
condiciones para hacer el proceso de obtención de las células".
Relata que sus actuales clientes (cinco familias chilenas que han contratado el servicio desde enero) "son personas con niños más crecidos, que no pudieron conservar células del cordón umbilical y que ven esta vía como una segunda oportunidad".
El servicio ofrecido en Chile incluye la extracción de cuatro dientes -sea de una vez o en distintos momentos-, además de la criopreservación de las células madre en Boston. De un diente se pueden obtener, en promedio, hasta 50 células. El laboratorio da al cliente un certificado del procesamiento exitoso y almacenamiento del número de células que han sido conservadas, momento en el que éste recién realiza el primer pago. El costo del procedimiento es de 920 dólares el primer año; luego se debe cancelar 125 dólares anuales por el resguardo o criopreservación.
"El laboratorio te entrega un número de cliente, como si fuera el de una cuenta corriente, pero con los activos biológicos de tu familia", comenta Mariela Fernández. Las células quedan así a disposición de la persona que ha encargado el servicio, la que puede solicitar, incluso, que en algún momento sean entregadas a terceros o traspasadas a otros bancos.
Fernández explica que actualmente son tres los centros odontológicos que están trabajando juntos en esta empresa médica, pues la obtención de los dientes debe hacerla necesariamente un profesional: la Clínica Las Condes y las clínicas San Sebastián y Hanke. No obstante, las personas pueden consultar a su dentista para que las oriente, pues el laboratorio entrega un kit a los profesionales para realizar el proceso, así como los remunera por sus servicios.
"Las células madre prometen mucho a futuro para el tratamiento de diversas patologías. Ayudar a que nuestros pacientes puedan conservarlas es un servicio importante que les podemos entregar", sostiene Carina Fauré, dentista de la Clínica Hanke.
-¿Qué opina acerca de que este procedimiento se realice cuando todavía no hay terapias reales a disposición, pese a que hay múltiples investigaciones abiertas?
-La ciencia va tan rápido, que es casi seguro que esto va a derivar en terapias importantes. Y si se trata de utilizar dientes sanos, ya sean de leche, que están por caerse o muelas del juicio que de todas formas hay que desecharlas, por qué no darles la opción a los pacientes de sacar estas piezas para que puedan conservar el material genético.
TAN FAMOSAS COMO POLÉMICAS
Interesante es para los científicos que de la dentadura se pueda conseguir material genético con capacidad para regenerar tejidos muy distintos, como cardiaco, muscular, cartílago, nervios y dentina para reparar los propios dientes. La extracción debe hacerla un odontólogo, pues precisa absoluta asepsia.
Nada está sacramentado en lo que se refiere a células madre. "El negocio de las células corre más rápido que la ciencia", tituló hace poco el diario El País de España, haciendo referencia a que cada vez más empresas ofrecen almacenarlas de fuentes muy diversas (entre ellas, a partir de los dientes) para un uso medico aún incierto. Otros científicos dudan de su utilidad. Es que en estos tiempos han surgido bancos que conservan células madre de grasa corporal y hasta de flujo menstrual, apoyados en hallazgos que aún no son concluyentes.
Otra línea crítica sostiene que de poco servirían las células criopreservadas para una misma persona, porque la memoria genética sería portadora de los mismos problemas de salud que ésta padecerá en el futuro. Y ahí entra al debate la opción de preservar este material en bancos públicos o privados.
Mientras tanto, en la mayoría de los países industrializados crecen los clientes de los bancos de células, siendo mayor la tendencia a conservar en los privados, mayoritarios hasta ahora. Sólo en España, 25 mil personas conservan su material genético, la mayoría de ellas fuera del país, para evadir la obligación legal que allí existe de compartir, eventualmente, las células madre congeladas ante los requerimientos de un enfermo.
En 2008, el estudio relativo Biology of Blood and Marrow Transplantation (relacionado al trasplante de médula), de Estados Unidos, especificó que la probabilidad de que una persona reciba un trasplante antólogo (de sus propias células) es de 02% a los 20 años, 05% a los 40 años y 23% a los 70 años. Y la probabilidad de que reciba un trasplante alógeno (de células provenientes de un donante), si se encontrara un donante compatible, es de 0,4% a los 20 años, 10% a los 40 años y 25% a los 70 años.
La doctora Rommy Vonbernhardi, del Departamento de Neurología de la Universidad Católica, quien investiga actualmente sobre células madre neuronales, señala que "los avances científicos indican que para mejorar a un enfermo es más probable acceder a células de gente sana que sean compatibles con las de un enfermo. Por eso hoy crece la postura de que los bancos deben ser públicos (caso de España) y no privados". Ella estima, por eso, que la probabilidad de que alguien pueda usar para sí mismo las células de piezas dentales puede ser baja, de acuerdo a las evidencias actuales de uso de éstas obtenidas desde el cordón umbilical. "La sensación de desamparo que muchos padres podrían tener ante la idea de que sus hijos puedan enfermar es entendible. Les diría a ellos que todo sugiere que utilizar sistemas públicos de conservación de células madre podría resolverles más problemas, pues en un banco abierto aumentan las probabilidades de hallar solución a un problema de salud de un hijo".
-¿Pero descartaría que el material genético obtenido de dientes pueda servir a futuro para curar una patología, incluso en la misma persona de la que éste se extrajo?
-Nada está descartado, la ciencia sigue su camino y nadie podría negar esta posibilidad.
Un tema delicado, sobre el que Christian Rivera no ha dejado de reflexionar. Como sea, él prefiere pensar en que la ciencia tendrá los mejores derroteros en su batalla por conquistar la salud. "Creo que hoy día la medicina avanza tan rápido que si tienes la posibilidad de acceder a este 'beneficio' es una alternativa muy válida. No hay que dejar de tener en cuenta que lo que hoy es una investigación, tan sólo mañana se puede convertir en un tratamiento. Dios no lo quiera, pero ante el beneficio que puedo obtener, si por una enfermedad de mis hijos necesitara algún tratamiento para regenerar algún tejido, prefiero tener esta alternativa y no lamentar haberla desechado".
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
2.
4.
¿Vas a seguir leyendo a medias?
NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE