Chile 2010: ¿En decadencia?
AL INAUGURAR esta semana un encuentro, el Presidente de la República señaló que cuando él asumió su cargo en marzo de 2010, Chile era "un país que había perdido el norte, el ritmo y el rumbo y que iba en un camino de decadencia". La declaración, que puede ser interpretada como inserta en un ambiente de precampaña electoral, despertó una réplica desde la oposición, cuyos dirigentes acusaron al Mandatario de pronunciar frases que dividen a la ciudadanía.
La definición de decadencia es compleja e involucra múltiples dimensiones. Sin embargo, hay un ámbito en el que parece no haber discusión respecto de lo que ocurría en Chile en 2010: el país había desacelerado el tranco del crecimiento económico, aumentado el peso del Estado en la economía y postergado reformas necesarias en ámbitos cruciales, como el laboral. No es descartable que dicha situación ayude a explicar la alternancia política que se registró en las elecciones de ese año.
Aunque es cierto que el empleo y el crecimiento han recobrado fuerza desde entonces, es oportuno cuestionarse si la recuperación se debe a medidas concretas impulsadas por las autoridades que asumieron en marzo o a razones como el alto precio del cobre en los mercados internacionales o la demanda por mano de obra causada por la reconstrucción posterremoto. El gasto público se ha mantenido en niveles elevados y las autoridades han rehusado tomar medidas audaces en materia laboral mientras no existan consensos previos en torno al tema. La ruptura a largo plazo de tendencias que muestra la economía chilena desde fines de los 90 demanda la adopción de soluciones de fondo que desde hace tiempo nadie se ha atrevido a impulsar con decisión y cuya evasión arriesga sumir al país en un proceso de decadencia.
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