Señor director:

Faltan casi dos meses para que el Costanera Center abra sus puertas, y aún no se observan las obras de mitigación vial a las que Cencosud se ha opuesto reiteradamente.

El atochamiento en las calles, más las tres torres en construcción frente al Costanera -que superan los 20 pisos- y el edificio Titanium significarán una afluencia de 10 mil automóviles entrando y saliendo de los estacionamientos, lo que transformará al sector en un punto negro de la capital.

Me preocupa que este proyecto sea una especie de Transantiago 2.0, un mal que los santiaguinos debamos soportar de por vida. Son muchas las irregularidades en el proyecto. Una de ellas se relaciona con los permisos de edificación que no han sido transparentados.

Eduardo Picón Torres