Crecimiento y altas expectativas de la población
Será difícil para el futuro gobierno satisfacer el amplio conjunto de promesas que formuló al país si la economía y el empleo se debilitan.<br>

UN ESTUDIO llevado a cabo por el Centro de Encuestas de este medio reveló que una muy alta proporción de los hogares -71%- estima que durante el período que se iniciará con Michelle Bachelet la economía estará igual o mejor que en la actualidad; al mismo tiempo, existe fuerte confianza en que seguirán prevaleciendo buenas condiciones para el empleo. Todo ello, además de otros indicadores que van en la misma dirección, da cuenta de que se han generado fuertes expectativas entre los chilenos, y constituirá un importante desafío para la nueva administración poder satisfacerlas sin arriesgar el crecimiento y en los tiempos previstos, pues lo contrario podría dar pie a la frustración e impaciencia social.
Parece evidente que uno de los puntales sobre los cuales descansa el alto nivel de confianza es el empleo. Este se ha mantenido vigoroso, permaneciendo ajeno a la desaceleración que ya empieza a mostrar el crecimiento económico. De continuar confirmándose el menor dinamismo en los meses venideros, inevitablemente comenzará a notarse una disminución en el empleo, cuyo efecto es difícil de anticipar, aunque por ahora una encuesta del Instituto Libertad y Desarrollo revela que el 71% opina que en los próximos meses encontrará empleo.
Es una buena señal que la ciudadanía manifieste confianza en la situación económica y mantenga sus hábitos de consumo con normalidad, porque en ello también parece haber una muestra de conformidad con la situación que actualmente vive el país. Sin embargo, resulta llamativo que la población en general parece no inquietarse por las señales de desaceleración, lo que podría sugerir que también existe un alto nivel de confianza en las promesas de campaña de la futura administración. Esta propuso al país un programa ambicioso, que entre otros puntos contempla gratuidad en la educación, la consagración constitucional de una serie de derechos y una reforma tributaria de gran alcance que permita financiar este mayor gasto, lo que indudablemente ha creado altas expectativas entre una parte importante de la población, lo que en parte también se reflejó en la contundente votación que obtuvo Michelle Bachelet.
El desafío venidero estará en que la nueva coalición de gobierno logre cumplir con este conjunto de propuestas y expectativas, manteniendo en pie la solidez de la economía. Existen justificadas aprensiones de que la reforma tributaria que se ha propuesto tenga negativos impactos sobre la inversión y el crecimiento. Forma parte del programa propuesto subir el impuesto a las empresas desde el 20 al 25%, y terminar con el Fondo de Utilidades Tributables (FUT), lo que ciertamente ha abierto fuertes espacios de incertidumbre en el sector empresarial. Estos cambios tributarios están ya comprometidos y la Nueva Mayoría cuenta con los votos necesarios para aprobarlos en el Congreso. Sin embargo, el programa es menos categórico en sus compromisos con el crecimiento y el empleo, si bien son aspectos que se reconoce deben ser cautelados, aunque sin entrar en mayores definiciones.
El crecimiento y el empleo son variables que no deben ser descuidadas y sería saludable que el futuro equipo económico entregara definiciones más específicas sobre estos puntos, ya que se ve difícil poder satisfacer este conjunto de expectativas que se ha generado en la población si el crecimiento y el empleo se debilitan.
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