Histórico

Crisis del Partido Socialista francés

Señor director:

La política francesa vive altos niveles de incertidumbre ante la elección presidencial. Desde Francia observo que el principal temor es el triunfo de una extrema derecha populista encabezada por Le Pen. La candidata defiende posturas similares a Trump, contra la inmigración, sacar a Francia de la Unión Europea y del euro. Día a día nuevos electores parecen inclinarse por el voto útil: apoyar a quien pueda mejor competir en la segunda vuelta para derrotarla. En esta dinámica los grandes perdedores están siendo la derecha republicana y el Partido Socialista. La derecha pierde adherentes por la investigación a su candidato Fillon por uso irregular de recursos parlamentarios.

¿Y qué ha pasado en el partido Socialista? Dos factores han provocado su debilitamiento. El primero, la baja aprobación del gobierno de Hollande, que impidió al presidente ir a la reelección y dejó al partido sin una candidatura relevante. Entonces vino una primaria socialista apagada, entre candidatos de menor proyección. Ganó Benoit Hamon, que ha encabezado a un grupo de diputados socialistas críticos del presidente Hollande.

¿Quiénes pueden derrotar a Le Pen? Era el candidato de la derecha, Fillon. El PS y la centroizquierda se encaminaban de nuevo al dilema: votar por la derecha republicana para detener a la extrema derecha populista. Pero ese escenario ha cambiado. La gran novedad es el surgimiento de Macron, que podría calificarse de progresista liberal, en la terminología chilena. Ha crecido enormemente la adhesión a su campaña como alternativa para derrotar a Le Pen. Y lo más probable es que la segunda vuelta sea entre Le Pen y Macron, y que éste sea el próximo presidente de Francia.

Es cierto que a diferencia de Francia en Chile no existe el peligro de una extrema derecha populista. Pero, cuidando las diferencias, las experiencias de otros ayudan a reflexionar lo propio. No cabe duda que la dispersión de la centroizquierda en uno y otro país aleja la posibilidad de ganar y de gobernar a los sectores de pensamiento progresista. Con la dispersión, el centro tiende a ser ocupado por la derecha y las posturas maximalistas de la izquierda moderada tienden a ser mejor representadas por la izquierda radical. Quienes proponen una opción de centroizquierda deben pensar estratégicamente, configurando siempre una fuerza social y política amplia, con programa sólido y respaldo de una mayoría. Solo así podrá ganar elecciones, gobernar y realizar reformas para la inclusión social, la participación política y la innovación tecnológica. La derecha no lo hará y el izquierdismo radical termina ayudando a la derecha. Lección: no a la dispersión sí a la coherencia.

Sergio Bitar

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