Crítica de cine: Amante a domicilio
Ashton Kutcher saltó a la fama como el niño lindo y tonto en la serie That 70s show y 10 años más tarde sigue haciendo el mismo rol. En Amante a domicilio hace de Nikki, un vividor que conquista mujeres, les saca todo lo que puede y luego las abandona sin arrepentimiento. La ciudad retratada es una estilizada Los Ángeles de alguien que es devoto de Gigoló americano: cualquier cosa pasa en ella, como lo anuncia la muy ronca y estudiada voz en off de Nikki, quien nos da las estadísticas de los soñadores que mes a mes llegan a la ciudad en busca de sexo y dinero fáciles. El filme posee una cuota más elevada que el promedio en Hollywood de sexo y piel, pero aquí no hay riesgo alguno: el relato tiene la profundidad de un aviso de multitienda. A pesar de que Kutcher quiere ser serio, es difícil cuando la cinta no se toma en serio a sí misma. Lo mejor es el final, no tanto porque la película al fin acabó, sino porque, al menos, el repelente y calculador prostituto no triunfa: sólo termina menos lindo, más viejo y no sé si más inteligente.
Director: David Mackenzie.
Con: Ashton Kuchner, Anne Heche, Margarita Levieva.
Duración: 97 minutos minutos.
Género: drama.
Producción: EEUU, 2009.
Calificación: Mayores de 18 años.
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