Crítica de cine: Eclipse

Eclipse no es una buena película pero no es la peor de la historia. Quizás desde la perspectiva de una chica de 12 años confundida, Eclipse es un filme fundamental y acaso provocador y lujurioso.




Aclaremos algo desde el inicio. El sexo es para las parejas casadas, ya que antes de contraer el sagrado vínculo, éste puede ser peligroso e incluso provocar la muerte. Eso al menos es lo que se postula en esta saga. Dejando eso en claro, podemos empezar a entender el actuar de los personajes que habitan este mundo frío y boscoso.

Lo primero que sorprende al finalizar esta tercera entrega de la franquicia de vampiros castos y de buena voluntad es que en estricto rigor nada ocurre. No es que durante sus más de dos horas no hayan pasado cosas, pero la guionista, Melissa Rosenberg, se las arregla para iniciar esta etapa con vientos de matrimonio y terminar de la misma manera. Incluso en el mismo lugar. Nada se concreta, sexo incluido.

Lo que encontramos en Eclipse es una historia de venganza que, quizás, es la mejor manera de sexo sublimado. Victoria (Bryce Dallas Howard) quiere vengar la muerte de su amado a manos del bonachón Edward (Robert Pattinson), el vampiro con pinta de ídolo teen emo. El objetivo, por supuesto, es Bella (Kristen Stewart) quien anda por la vida con el único interés de convertirse en mujer, antes que en vampiro, y para ambas cosas necesita de la entrega de su amado Edward. Pero como no todo es fácil, Edward le deja en claro que el celibato debe ser respetado. Ella acepta la espera, aunque no con la mejor sonrisa. A mitad de camino la vida se le complica aún más al darse cuenta que su corazón se hace un nudo al ver al siempre varonil, extremadamente musculoso y perpetuamente sin camisa, Jacob (Taylor Lautner). La cena está lista para servirse, pero sin ketchup. Pueden pasar a ver esta historia que más de algo les debe a las teleseries de media tarde .

Eclipse no es una buena película pero no es la peor de la historia. Quizás desde la perspectiva de una chica de doce años confundida, Eclipse es un filme fundamental y acaso provocador y lujurioso. Algo tienen qué verle. Porque si hay algo que rescatar en todo esto es el poder indesmentible (y aterrador) para captar público.  Respetable. Por algún extraño motivo, estos libros-películas han logrado liarse con sus seguidores-adictos con una singularidad impresionante. Sin duda ven en Crepúsculo algo que los mueve, los llena y los hace soñar. Dime cómo son tus vampiros y te diré cómo es el estado actual de una sociedad, dicen.  Pues parece que en la actual el sexo es algo que se mira más que se practica. Es tanto el poder de esta serie, que sus incondicionales están dispuestos a perdonar todo momento risible, todo cliché bestial y toda frase desatinada. Además de no preocuparse de actuaciones que, a ratos, parecen ser encarnadas por un muerto real, como es el caso del vampiro a cargo de Pattinson. Su situación es muy parecida a lo que ocurre con el doble no asumido de Hulk de Taylor Lautner: un paquete de pectorales no hace un actor. Kristen Stewart, por su lado, logra transmitir el deseo y la pasión que quema dentro de su personaje, aunque a ratos surge la duda si lo suyo es actuación o proyección real.

Es una pena que el director, David Slade, no haya tenido más empeño al momento de asumir su labor. No por tener la taquilla asegurada es necesario colocar piloto automático. Con todos estos elementos y un presupuesto de sobra podrían haber construido una gran metáfora sobre la sexualidad, la noche, la duplicidad y todo lo que implica ser vampiro. Pero no, todos intentaron ser fiel al libro de Stephenie Meyer y sólo alcanzó para una historia santurrona, desaliñada y castrada que deja a los seres humanos como bestias y a las bestias como mascotas.

Director: David Slade.

Reparto:  Kristen Stewart, Robert Pattinson, Taylor Lautner, Bryce Dallas Howard, Peter Facinelli.

Género: drama-suspenso.

País y año de producción: Estados Unidos, 2010.

Sitio oficial: www.eclipsethemovie.com

Duración: 124 minutos

Calificación: Mayores de 14 ANOS

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